No hay mejor lugar que los brazos de mamá

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De lactancia materna, copas menstruales y partos en casa

 

Hace sólo unos días leí estupefacta un artículo de la rancia Carmen Posadas que se publicaba en el dominical de un famoso periódico. Esta señora escritora, de la que casualmente no he leído ningún libro, se ha lucido con su artículo, en el que no deja títere con cabeza, o más bien, en el que no nos deja a las mujeres en muy buen lugar, a las mujeres que optamos por una maternidad y una vida más natural y respetuosa. El respeto, en su caso brilla por su ausencia. Me niego a enlazar su artículo y hacer que reciba más visitas. He aquí una imagen de sus desvaríos.

lactancia, copa menstrual, parto en casa

En un vuelo transatlántico me tocó al lado una mamá joven, muy guapa y con estudios universitarios, que viajaba con su hijo de dos años. Ante mi sorpresa, llegada la hora empezó a dar de mamar al retoño después de que este, hablando como un catedrático, solicitara el servicio de comedor. No seré yo quien se mese los cabellos ante las madres que reclaman su derecho a alimentar a sus hijos cómo y cuándo les plazca, allá cada cual con su particular afán de protagonismo, por no decir exhibicionismo. Pero ¿es compatible con una vida profesional amamantar niños hasta esa edad? “

¿Afán de protagonismo y exhibicionistas? La lactancia materna, la función natural de los pechos de las mujeres, sigue avergonzando a muchas personas, e incluso a esta escritora retrógrada que no está puesta en las recomendaciones de la OMS. Porque digo yo, que si organismos científicos internaciones, después de muchísimos años de estudios, insisten en que lo más beneficioso para los bebés es la leche materna en exclusiva hasta los 6 meses y complementada hasta los 2 años y más allá de ese tiempo siempre que madre y bebé así lo deseen, será por algo. Que no señora, que si mi hija de 4 años me pide teta, ni yo soy una exhibicionista que quiero mostrar la turgencia de mis pechos a todo el mundo ni quiero ser la protagonista de una reunión de amigos. Si le doy teta es por su salud, por mi salud, porque a ella le gusta, porque le alimenta, porque es sano, porque le calma, porque tengo esa posibilidad y punto. Ah, y los mismo da el aspecto físico de la madre lactante y su nivel de estudios, guapas y feas, universitarias o sin graduado escolar, las tetas de todas están hechas para alimentar a nuestros hijos y de las tetas sale leche de igual calidad.lactancia

¿Compatible con la vida profesional? Teniendo en cuenta que la OMS recomienda lactancia en exclusiva hasta los 6 meses y que en España la baja maternal no dura ni 4 meses, es difícil, pero perfectamente compatible. Al principio podemos sacarnos leche con un sacaleches y a partir del 6 mes, cuando el bebé comienza a tomar otros alimentos, puede comer “comida” mientras nosotras no estamos y tomar teta cuando estamos con ellos. Porque las madres trabajadoras volvemos a casa después de la jornada laboral y en esas horas que compartimos con nuestros hijos, podemos darles el pecho, podemos leerles un cuento, podemos jugar a revolcarnos por el suelo y podemos hacer cientos de cosas. Quizás Carmen no lo sepa porque no dio pecho a sus hijos o porque al llegar a casa tenía a los niños cuidados con alguna niñera…

 Tampoco parece muy compatible con el trabajo lo que propugnan las muy progresistas ‘miembras’ de la CUP. Ellas desean que los centros de salud promuevan «métodos alternativos de recoger el sangrado menstrual» a los caros y poco ecológicos tampones y compresas.  Para ello abogan por el sangrado libre y la utilización de esponjas marinas. “

Y digo yo, señora Posadas, ¿qué leche tendrá que ver mi ciclo menstrual con la compatibilidad con el trabajo? ¿Y acaso usar una copa menstrual me convierte en independentista? No seré yo la que hable de política, pero sí la que habla de métodos alternativos para recoger el sangrado menstrual. Y casualmente, la moción sobre la menstruación que ha presentado la CUP me parece fenomenal.  Resulta que la menstruación no es algo nuevo, sino que al igual que la lactancia materna, es tan antigua como la humanidad. Es inherente a los mamíferos. Las mujeres tienen pechos para amamantar. Y las mujeres tienen periodo menstrual. Durante años, lo que viene siendo de toda la vida, vamos, las mujeres han cuidado sus ciclos menstruales de una u otra forma, hay constancia de que en Egipto las mujeres usaban una suerte de compresas para tal menester. Desde entonces ha llovido mucho y ha habido adelantos, o no. Los tampones casualmente, están ligados al Síndrome de Shock Tóxico y tanto compresas como tampones dejan en el cuerpo de la mujer residuos. Y no solo en nuestros cuerpos, sino en el medio ambiente, pues aunque a esta mujer le parezca que cuidar el medio ambiente es absurdo ¿Y si estropeo el medioambiente con mis tampones y compresas?”  Poner un poco de parte de cada uno ayuda bastante. Además, el gasto mensual es compresas y tampones es muy grande. Ya me imagino yo a familias que no consiguen casi llegar a fin de mes, sufriendo por gastarse 10 o 15€ mensuales en compresas. Si invierten 30€ en una copa menstrual que dura 5 años, ¿no supone esto un gran ahorro? Creo que Carmen Posadas no ha leído bien la moción de la CUP, pues no propugnan el sangrado libre, sino el uso de métodos alternativos. Y  puedo hacer mi trabajo igual de bien con un tampón que con una copa menstrual.

“¿Para qué ir a un hospital si se puede parir igual en el colchón de casa, como sacraliza un conocido anuncio de televisión? Por supuesto, y una vez más, parir con dolor es una opción, pero no parece precisamente ‘moderno’ anteponer la intimidad a la seguridad o considerar irrelevante la contribución del parto hospitalario a la hora de reducir la mortalidad materno-infantil.”

El parto en casa, en un embarazo sano y controlado, es una opción segura y responsable. En otros países Europeos, sin ir más lejos, es una opción que se considera normal. Parir en casa se hace bajo la supervisión de matronas, que son las profesionales de la salud que controlan la vida sexual y reproductiva de las mujeres y que se encargan de los partos en la inmensa mayoría de las ocasiones. Digo inmensa, pues en muchísimos casos innecesarios, intervienen los ginecólogos con sus episiotomías, sus maniobras de Kristeller,  sus cesáreas, sus partos programados… Una vez más, la OMS, ese organismo del que parece que Carmen Posadas no ha oído hablar, considera que en condiciones de salud, el parto en casa es tan seguro como un parto hospitalario. Y lo de parir con dolor, no es una cuestión de masoquismo. Hay alternativas más naturales y menos dañinas a la epidural, que conlleva muchos riesgos, como partos instrumentalizados y mayor tasa de cesáreas. Una mujer que decide parir en casa no lo hace salvaje e inconscientemente. Una mujer que decide parir en casa se ha informado y ha decido. Y no está poniendo en riesgo su salud ni la de su bebé si no hay nada que contraindique este tipo de parto. Son decisiones normales y respetables. Y contempladas por la OMS.

“Nuestros primeros años como profesionales son brillantes, pero cuando el reloj biológico comienza a hacer tictac, se acabó puesto de relumbrón y sueldo espléndido, la maternidad es lo primero. Caer en viejos tics gracias a nuevas modas pseudoprogresistas es completamente imbécil”

Está claro que cuando esta mujer tuvo a sus hijos, hace unos 40 años, trabajaba y trabajaba….ah no, que leyendo su biografía resulta que dejó sus estudios universitarios para casarse y tener hijos y hasta unos años después no comienza a escribir libros (cosa que seguro hacía perfectamente desde casa) y luego se casó con el gobernador del Banco de España… Precisamente ella, que ha tenido una vida acomodada y fácil, viene a dar lecciones sobre maternidad y sobre quedarse en casa cuidando hijos. Pues mire por donde, sí, la maternidad es lo primero. Aunque aún haya mucha gente que no se haya dado cuenta. La infancia de nuestros hijos pasa rápida y fugaz. Y es en esos primeros años que se forja su personalidad y su relación con el resto del mundo. De nuevo a la cola de muchos países más progres que nosotros, la baja maternal no deja tiempo para nada. En países mucho más avanzados cuidan a las mujeres y sus maternidades, ofreciendo bajas maternales mucho más largas, periodos de excedencias remunerados, evitando que los bebés vayan a guarderías al cuidado de desconocidos y fomentando que sean cuidados y amados por sus madres. Decidir aparcar tu carrera profesional, por poco o mucho tiempo, es una decisión personal de cada madre y de cada familia, pero no es una decisión criticable. Más criticable me parece a mí que la vicepresidenta en funciones renunciase a su baja maternal y se incorporase al trabajo tan sólo 10 días después del nacimiento de su hijo. Que por muy bien cuidado que estuviera el niño, no tenía a su madre, ni su calor, ni su olor y evidentemente, ni la leche de su madre. Muchas mujeres se ven obligadas a incorporarse al trabajo cuando su bebé tiene sólo 16 semanas de vida, destrozando una recién comenzada relación, creando una angustia de separación madre-hijo difícil de calmar. Y se acostumbran, claro, no les queda otra y se engañan diciendo que su hijo está fantásticamente y cuando llegan a casa intentan recuperar ese tiempo perdido. Pero muchas de estas mujeres darían lo que fuera por no tener que dejar a sus retoños tan pequeños, por poder aparcar por una temporada su carrera profesional. Por suerte, algunas otras mujeres sí pueden hacerlo. Y renunciar temporalmente al trabajo por cuidar de tu hijo, de esa parte de ti, es más gratificante que el sueldo espléndido de ese mes. No es nada imbécil ni tiene porqué acabar con tu carrera profesional; unos años después y podemos volver al trabajo.

Definitivamente, nunca me había leído ningún libro de esta señora, pero después de leer este artículo, tengo clarísimo que nunca lo haré. Ella, la que se hace llamar feminista, no es más que una machista escondida detrás de un ordenador, con una gran falta de respeto hacia las mujeres y madres que deciden tomarse la maternidad de una forma un poco diferente.

Balance tras cuatro años de lactancia

Ahora que Sara ha cumplido 4 años, me apetece hacer un repaso a los aspectos que más nos importan y nos han importado.

Voy a empezar por la lactancia, que es lo primero que nos unió. Así han sido estos 4 años de teta.

La teta, fue lo primero después de separarnos tras el parto. Sólo unos segundos después de nacer, se enganchó a mi pezón y así estuvo durante horas. No quería tocarla, no quería que nadie la cogiera. Simplemente, quería que estuviese así, a mi lado, sintiendo su calor y notando como mamaba como si lo hubiese hecho siempre. Es increíble como la naturaleza es tan sabia y dota a nuestros hijos de ese conocimiento y del reflejo de succión.

Durante las 48 horas que estuvimos en el hospital, casi no me la quité del pecho. Así, antes de salir de allí, ya tenía los pechos rebosantes de leche.

4 años de lactancia en imágenes

4 años de lactancia en imágenes

Las primeras semanas fueron las más duras. Nunca tuve grietas, pero sí tenía los pezones irritados. Siempre digo que la lactancia con un agarre correcto no duele, no debe doler. Pero también es cierto que al principio, los pezones se irritan. Son una zona delicada del cuerpo, que de pronto se ve sometida a un roce y a una humedad continua y es normal una pequeña molestia hasta que se acostumbran. Si esa misma succión continua se produjese en el antebrazo, también acabaría irritado.

También tuvimos unos cuantos pequeños sustos las primeras semanas. Mi reflejo de eyección era muy potente. Tanto que Sara empezaba a mamar y la leche salía con mucha presión y en mucha cantidad y siempre se atragantaba. Fueron semanas duras, en las que intentaba vaciarme un poco el pecho antes de que empezase a mamar para disminuir ese reflejo. Pero casi todas las veces se atragantaba, estaba un par de segundos sin respirar, tosía incómoda y volvía a seguir mamando. En esas semanas, disparé leche por todos lados. Cada vez que Sara se retiraba del pecho, la leche salía disparada y le caía en la cara, en los ojos, en el pelo…e incluso en alguna persona que se ponía demasiado cerca.

También fueron duras las noches. El pecho a demanda es así, los peques maman cada vez que lo necesitan. Y por la noche mamaba muchas veces. Jose y yo nos caímos por las esquinas del sueño. Lo bueno, es que compartimos cama y de ese modo, los despertares fueron menos y más cortos. Cuando fue creciendo, muchas noches mamaba y no me enteraba, pues ella sola era capaz de buscar mi teta y engancharse. Eso sí, tenía que dormir despechada, para tener el self-service listo toda la noche.

Es estos cuatro años, la teta nos ha dado mucho consuelo. Al principio servía para calmarla, tranquilizarla, que se relajase, además de alimentarla. Con el tiempo, descubrimos que la teta era el mejor calmante. Durante todo este tiempo, la teta ha sido un potente analgésico. Cualquier dolor, cualquier herida, cualquier malestar, todos hemos conseguido reducirlos con el poder sanador de la teta. La tetanalgesia existe.

Los primeros meses estuvieron llenos de comentarios por parte de todo el mundo. Ya sabemos que en esto de la maternidad, parece que la gente de nuestro alrededor es experta y todos dan consejos sin pedirlo. De este modo, al principio todo el mundo me decía que la niña mamaba muchas veces y por eso regurgitaba, porque estaba llena. También me dijeron que posiblemente mi leche no fuese buena y se quedase con hambre, por eso pedía tan seguido. Menos mal que no hice caso de ninguno de los comentarios y seguimos felizmente lactando. Algunas veces expliqué la fisiología de la lactancia; otras, simplemente, sonreía con cara de “que sí, que lo que tú digas pero yo hago lo que me da la gana” y a seguir con la teta. Superados los 6 primeros meses, los comentarios cambiaron de rumbo. Empezó la época de “ya es muy mayor, quítale la teta” o “deja de darle el pecho que con esos dientes tiene que comer pan” o la mejor “a esa edad, ya la teta no alimenta, es sólo vicio” Si ya superas el año de lactancia, oyes verdaderas tonterías. Pero bueno, nada que no se pueda solucionar con unas palabras cortantes. Con algo más de 2 años, directamente pasaron a decirle las cosas a Sara en vez de a mí. En una ocasión le dijeron que la teta era caca; tuve unas palabritas con esa persona y al final terminó pidiendo perdón. Y así hemos seguido hasta ahora. Como ya mama muy poco y sólo en determinados momentos, lo normal es que lo hagamos en casa y no nos vea nadie, así no nos hacen comentarios.

Con estos 4 años de lactancia he proporcionado a Sara un montón de defensas. Es una niña sana y feliz, segura de sí misma y con una personalidad muy bien definida. Puede estar agarrada a mi pierna cuando conoce a alguien nuevo y estar jugando con esa persona cinco minutos después. Desde luego, alargar la lactancia el tiempo que quieran mamá y bebé no hace que los niños sean dependientes.

Pero todo lo bueno se acaba y desde hace unos meses, sé que nuestra lactancia está llegando a su fin. Cada vez mama menos, y cuando lo hace, son sólo unos segundos. Desde el día de su cumpleaños, me ha pedido teta sólo 3 veces. Lo que me alegra es que no ha sido nada impuesto, ha sido algo natural, que va llegando sin esfuerzo y sin presiones. Hace unos meses, cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, me dio mucha pena. En este tiempo me he ido acostumbrando y sé que cualquiera puede ser la última vez. Así que estos pocos momentos que tenemos últimamente los disfruto al máximo.

Esta conversación tuvo lugar hace unos días, cuando llegamos a casa del colegio y se estaba lavando las manos para comer:

-Mamá, ¿me das tetita?

-Anda Sara, hacía muchos días que no me pedías, como ya tienes 4 años pensé que ya no querías.

-Mamá, si yo no tomo teta, ¿qué vas a hacer tú con tus tetitas? Yo no veo que tengas ningún bebé para darle teta.

Y con esta lógica infantil de mi hija, que entiende mejor que nadie que los pechos de las mujeres son para alimentar a sus hijos, me despido con una pregunta.

¿Hasta qué edad han mamado tus hijos?

Se acerca el destete

Vaya, qué raro se me hace decir esto, pero creo que nuestra lactancia se está acercando a su fin. En poco menos de un mes Sara ha pasado de mamar en bastantes ocasiones a espaciar las tomas hasta casi ninguna.

Y todo esto ha sido a raíz de empezar el colegio de mayores. Madre mía, si es que el colegio les hace mayores para todo, aunque no queramos.

Hasta que empezó el colegio todo iba como siempre. Nos despertábamos tranquilamente, mamaba en la cama sin prisa y pasábamos el día. Siempre tomaba teta para dormir la siesta y al despertarse y también tomaba por la noche para dormirse. Esas cuatro tomas eran sagradas y no nos las saltábamos nunca (bueno, algún día que no se haya echado siesta…) Además, pedía teta cuando estaba cansada, tenía hambre o sed, se aburría o se había hecho daño.

Y de pronto llegó Septiembre y el inicio del colegio, con sus nuevas prisas. Tengo que reconocer que el curso pasado, en la guardería, aunque entraba a las 9 siempre la llevaba más tarde, en la franja de 9 a 10, porque nos lo permitían, así que teníamos tiempo de despertarnos tranquilamente. Pero el colegio es otro tema, hay que estar a las 9 allí sí o sí, no podemos llegar a la hora que nos dé la gana. Esto ha supuesto hacer las cosas con prisas por las mañanas. Ahora me levanto, preparo los desayunos y voy a despertar a los niños (bueno, Lucas suele estar levantado), lo que ha implicado saltarnos la toma de la mañana. El primer día que la desperté para ir al cole estaba tan emocionada que no se acordó de la teta. Y desde entonces, hemos cambiado esa rutina y ya ninguna mañana me pide. Tampoco me pide cuando la recojo del cole, porque venimos jugando y hablando de cosas. Y así, vamos dejando tomas atrás. Tanto, que un día me di cuenta que no había mamado en todo el día. No fui consciente de ello hasta el día siguiente, cuando caí en la cuenta que en más de 24 horas no me había pedido teta. ¡Y me llevé un disgusto!

Sé que es normal, que todos los niños se destetan tarde o temprano y sé que a la mía no le debe quedar mucho ya. Tiene 3 años y medio y se va haciendo “mayor”. Incluso hace unas noches que ya no mama para dormir. Una noche me dijo que era grande y que no iba a tomar teta para dormirse, sólo un poco antes de dormir. Mamó unos segundos y se acabó. Ahora me descubro muchas noches ofreciéndole el pecho aunque ella no me lo haya pedido. Le digo: “¿quieres un poquito de teta después de cenar? Que sabes que ya no tomas para dormir…” Y la mayoría de las veces me dice que no.

La siesta la sigue haciendo con la teta y al despertar lo mismo, pero hay dos días a la semana que no duerme siesta porque no nos da tiempo, y esos días, si no se acuerda de pedirme por la tarde, se los pasa sin mamar.

Siempre que se hace daño sigue pidiendo. Y eso me gusta. Me encanta que la teta siga siendo su consuelo. Pero me pregunto hasta cuándo durará, viendo el rumbo que están tomando las cosas.lactancia

Pensar en el final de nuestra lactancia me provoca sentimientos encontrados. Por un lado, hay momentos en los que hasta me alegro. Sobre todo por las noches, cuando mamaba hasta quedarse dormida. Esas tomas ya me molestaban. Pero por otro lado me da mucha pena, pensar que es una etapa que se termina, otro detalle más que me demuestra que mi niña crece y se hace mayor y no se va a quedar pequeña por más que se lo pida.

Educación infantil o cómo obligar a nuestros hijos a crecer

Pues sí, ya llegó la etapa de escolarización de Sara. Ya está en el cole de los mayores. Ella está feliz, pues como todos los niños, la sensación de crecer y hacerse mayores es todo un logro para ellos. Aunque yo le sigo diciendo que no quiero que corra tanto y que se quede pequeña, no me hace caso.

En España la escolarización no es obligatoria hasta los 6 años. La educación infantil comprende de los 3 a los 6 años, tres cursos que “no son obligatorios”, pero que es como si lo fueran, pues es cuando los colegios ofrecen todas las plazas. Intentar escolarizar a los niños cuando tienen 6 años, en 1º de primaria, es misión casi imposible si quieres llevarlo a un colegio determinado. No lo dejarán en la calle, pero no habrá plazas para ningún colegio aceptable y la comisión de escolarización lo mandará al que no quiera nadie y tenga plazas disponibles. Vamos, que con 3 años los niños tienen que empezar el cole de mayores, nos guste o no.

Y empezar el cole implica enfrentarse a muchos cambios, a muchos de los cuales no están preparados.

Siempre he abogado por el respeto a los niños. Y sobre todo, por el respeto a sus tiempos y a sus necesidades. Cada niño debe llevar su propio proceso madurativo. Hay niños que andan antes y otros andan después, pero todos acaban haciéndolo. Lo mismo pasa con sentarse, dormir solos o dejar la teta, antes o después, si les dejamos, todos lo harán.

¿Qué pasa entonces con el colegio, que está lleno de normas? Pues que obligamos a nuestros hijos a hacer cosas para las que puede que no estén preparados.

Una de las primeras cosas es dejar el pañal. Los niños dejan el pañal entre los 2 y los 3 años. Los que lo hacen antes no es por proceso madurativo, es porque los padres les han “obligado” y les han condicionado para que lo haga. Lo ideal es respetar sus tiempos, no forzarles y esperar a que estén preparados. Quitarles el pañal cuando aún no ha llegado su momento implica muchos accidentes, muchas horas de niños sentados en el orinal sin necesidad, muchas lavadoras, mucho tiempo preguntado “¿quieres hacer pis?” e incluso en algunos niños, implica pánico al momento y estreñimiento forzoso. Las prisas por obligar a nuestros hijos a dejar el pañal no son buenas. Hay que esperar a que estén preparados para ello, de esa manera resulta mucho más fácil para todos y nada traumático. Pero claro, para entrar en el cole de mayores, los niños tienen que tener control de esfínteres. Todos. Da lo mismo si es un niño nacido en enero que si es uno nacido en Diciembre. Da igual si cuando entran al cole tienen 3 años y mucho o si tienen 2 años y pico.

Y no todo queda en el pañal. Entrar al colegio de mayores está lleno de normas. Me dieron esta hoja para rellenar y devolver con los logros de Sara. Me chocaron bastante algunas de las preguntas.normas absurdas para el colegio

¿Qué importa si va andando a los sitios o no? Pues aunque yo no le veo lógica, parece que para ir al cole de mayores es muy importante. ¡A una mamá le dijeron que el niño tenía que ir andando al colegio, que no le podía llevar en la silla de paseo! Vale que no pueda dejar la silla en el patio  ¿pero qué importancia tiene si llega al coche andando o en silla? ¿Y si va en coche? A otra mamá, en una entrevista personal, le preguntaron si aún tomaba biberón. Al decirle que su hijo tomaba biberón para desayunar, le dieron una charla moralista. Pero vamos a ver, lo importante es que los niños vayan desayunados al colegio, ¿tiene tanta importancia si el niño toma leche y pan tostado, teta o un biberón de cereales? ¿Acaso son diferentes por lo que hayan desayunado en casa? Vale que en clase a media mañana no se lleven un biberón, pero lo que haga cada uno en su casa da lo mismo. Vamos, que si me llegan a preguntar a mí y les digo que Sara toma teta, nos expulsan del colegio. Y así un montón de cosas, que creo que no tienen que ver con la educación y la enseñanza. A esta misma mamá le dijeron que tenía que quitarle el pañal de la noche ya. Joder jolines, ¡como si por dormir con pañal fuese a tener un problema para relacionarse en clase! Antes o después, los niños dejan el pañal, el chupete, el biberón y la teta y hasta dejan de pedir brazos. ¿Por qué nos empeñamos, o más bien se empeñan, en hacer que esas cosas ocurran tan pronto?

Nos dieron un librito informativo en mi colegio sobre la incorporación del niño a la etapa de educación infantil.  Ya veo que en todos los colegios se rigen por las mismas tonterías. Leo perlas como estas: “niños caprichosos que quieren imponer sus deseos” Vaya, poniendo etiquetas a los niños desde el principio; “algunos niños todavía van en carrito a la escuela” si van en coche no hay problema; “continúan usando chupete y biberón en casa” que digo yo que lo que haga en mi casa será cosa nuestra; “hay niños que no tienen adquiridas unas rutinas básicas de alimentación, sueño…” Mi hija no va al colegio a comer (hay niños que se quedan en el comedor y ya “aprenderán” a comer lo que allí les pongan) ni mi hija va al colegio a dormir. Si se duerme cada noche con mi teta y compartimos cama, ¿qué mal hace en el colegio? “debe dormir sin problema, si llama la atención, ignorarle para que no se repita; tres días de firmeza…”  Bueno, con el tema del sueño y de dormir me suelen tocar mucho las narices. Qué manía con que los niños deben dormir solos, y tenemos que “enseñarles” y ser duros y firmes. ¿Acaso a los adultos no nos gusta dormir acompañados? Mi hija ya dormirá sola cuando se sienta preparada. Y ya no os cuento las orientaciones para un programa de entrenamiento en el control de esfínteres porque parece que los niños estén en el ejército.

Los padres tenemos una importante labor en la educación de nuestros hijos, una labor conjunta con la escuela, somos su pilar fundamental.  Tenemos que educarles en valores, en respeto, en educación, tenemos que poner normas. Van a compartir el aula con más niños y una profesora que se enseñará mediante el juego la mayor parte de la mañana. Soy la primera en defender eso. Pero las cosas que no influyen para el comportamiento en el colegio ni para el desarrollo del niño, deberían quedar en cada casa, en manos de cada familia. No intentar forzar a los niños a hacer cosas para las que muchos no están preparados.

Las madres no somos vacas

Hace unos días compartí en mi página de Facebook una foto que me había indignado bastante. Era una foto publicada en una revista chilena, supuestamente, enumerando las desventajas de dar el pecho. Evidentemente, esto generó un montón de comentarios entre las madres, pues dicho artículo es totalmente absurdo.madre o vaca

Evidentemente, la lactancia no tiene desventajas y sí beneficios, por ello es lo normal. Por ello somos mamíferos, según la Wikipedia: “mamíferos son una clase de vertebrados que poseen glándulas mamarias productoras de leche con las que alimentan a las crías”. Vamos, que más claro el agua. Los pechos, mamas o tetas sirven para alimentar a nuestras crías. Punto. Es lo que viene escrito en nuestra especie y en nuestro código genético. Que haya madres que no quieran dar el pecho, por el motivo que sea, es totalmente respetable. Pero escudarse en buscar desventajas y atacar a las madres lactantes, me parece absurdo.

Así que aquí estoy para desmontar esa foto punto por punto.

El artículo tiene un título llamativo “¿Madres libres o egoístas? Mujer, eres una vaca”.  Evidentemente, me ofende que me llamen vaca, porque no lo soy, no lo somos. Somos humanos. Las vacas son una especie de mamíferos que alimentan a sus crías de la única forma lógica, a través de sus mamas. Y no solo eso, alimentan a otras crías y no tan crías con su leche. ¡Alimentan a los humanos! No voy a entrar ahora en si la leche de vaca es buena para nosotros o no. Pero vamos, ¿que vemos normal tomar leche de vaca y no vemos normal que nuestros hijos tomen leche de sus madres?

Alegan que grupos prolactancia chilenos han “cambiado de bando” y se han vuelto grupos antilactancia. Evidentemente, esos datos no son ciertos, sólo hay que buscar en  las redes sociales y veremos que los grupos de apoyo a la lactancia chilenos siguen ahí, ayudando a todas las madres que lo necesiten. Refieren que se han publicado estudios que cuestionan los beneficios de la lactancia materna sobre la artificial. ¿Dónde están esos estudios? ¿Tienen algún valor científico? Porque estudios sobre las bondades de la leche materna los hay a cientos, durante años se están estudiando todos sus beneficios, y ahora ¿quieren desmontar todos esos datos? Por ejemplo, podemos leer las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría o este de Unicef, por poner unos cuantos.

Lo peor es cuando afirman que detrás de la lactancia materna hay una conspiración política para apartar a las madres lactantes del mundo laboral. Me río yo de las conspiraciones políticas. Vamos, que optar por la alimentación natural de nuestros bebés en realidad no es en beneficio de los mismos, es que una horda de señores pensantes ha decidido hacernos creer que hacemos lo mejor para nuestros hijos cuando en realidad lo que quieren es que el mundo esté dominado por los hombres y las mujeres se queden en casa cuidando a los hijos y del hogar… Tremenda sarta de tonterías. Hay mujeres que optan por quedarse en casa cuidando de sus hijos; muchas mujeres que cogen excedencias alimentan a sus hijos con lactancia artificial. Hay madres que se incorporan a trabajar en cuanto finaliza la baja maternal porque no quieren  o pueden permitirse dejar el trabajo; muchas madres que se incorporan a trabajar siguen alimentando a sus hijos con lactancia materna. Ambos casos son normales y son posibles.

“La libertad consiste en no ser esclavas del hambre de sus hijos”  Tremenda tontería. En primer lugar todos los niños tienen que comer, absolutamente todos, da lo mismo la forma en que sean alimentados. La lactancia materna, además de natural y gratis, está siempre a punto, lista para consumir. Preparar un biberón necesita lavar y esterilizar biberones, calentar agua para la preparación, añadir los cacitos de leche y mezclar. Implica salir a la calle cargados de cosas para preparar el biberón. Yo veo eso más esclavo (y no digo que lo sea) que sacarse la teta siempre a punto en el momento necesario.

Desmontando sus argumentos en contra de la lactancia materna:

  • “La madre debe cuidar su alimentación y tomar 500 calorías extras para no debilitarse con la energía que supone la producción de leche” – Pero bueno, cualquier madre, vamos más allá, cualquier persona debe tener una alimentación sana y equilibrada. O sea, si das el pecho debes cuidarte, lo que es un fastidio. ¿Si das biberón puedes comer comida basura? Está comprobado que hasta las madres desnutridas producen leche de calidad para sus hijos, así que no, no hace falta llevar una dieta estricta ni comer más que antes.
  • “La madre debe evitar la ingesta de alcohol, cigarrillos y fármacos que traspasan agentes nocivos al niño” – El alcohol, el tabaco y los medicamentos son perjudiciales para todos, niños, madres y adultos, por la salud de todos deberían evitarse. Vaya fastidio tener que dejar de beber por amamantar… ¿Si das biberón puedes pillarte unos pedos de la leche? Una madre fumadora hace fumador pasivo a su hijo, aunque no le dé el pecho. Es más, sigue habiendo recomendaciones al respecto, si la madre fuma, es mejor la lactancia materna, por los beneficios que ella aporta.
  • “Produce cansancio, lo que podría derivar en una depresión post parto” – La maternidad per se implica cansancio, no asociado a la lactancia, sino asociado a la nueva situación que se presenta, bebés que necesitan cuidados 24 horas, múltiples despertares. También es una época de grandes cambios hormonales. Estas situaciones, junto a muchos otros factores, pueden desencadenar una depresión post parto. Achacar la depresión a la lactancia es tratar de encontrar un culpable que no lo es tal. En el post parto, las mujeres necesitarán una red de apoyo, tanto físico como psicológico. Y sobre todo, apoyo para una lactancia exitosa, no palabras de desaliento.
  • “Puede causar heridas, dolor o malformación en pezones y pechos” – Dar de mamar no duele. Si hay dolor o grietas son producidas por un mal agarre o una mala postura. También en algunos casos por un frenillo lingual corto. Causas solucionables todas ellas. Y ya, decir que produce malformaciones…es el colmo. Los pechos sufren durante el embarazo, además de que con el paso de los años, las fibras musculares son más débiles. El pecho no se estropea ni deforma por dar de mamar.
  • La lactancia dificulta la reinserción laboral después del postnatal” – Para la gran mayoría de las mujeres, la baja maternal es demasiado corta, queremos más días para disfrutar y compartir con nuestros hijos. Y para todos, incorporarnos al trabajo trae dificultades, adaptarse a horarios y compatibilizar la familia con los hijos. Una madre que amamanta tiene las mismas dificultades a la hora de incorporarse al trabajo que una que no lo hace. Otra cosa diferente es que en el trabajo haya o no facilidades para continuar con la lactancia, cosa que debería solucionarse y apoyar a las madres trabajadoras que continúan con la lactancia materna.
  • “Aleja al padre o a otros familiares del apego en la alimentación del niño” – El vínculo afectivo que se establece entre el bebé y sus padres no está ligado a la alimentación. El pecho favorece el apego entre madre y bebé. Pero no sólo de teta vive el niño. Hay multitud de momentos a lo largo del día en el que el padre puede y debe mostrar cariño a su bebé, calmándole, abrazándole, a la hora del baño, en los cambios de pañal, llevándole en brazos, durmiendo juntos, tranquilizándole cuando está nervioso o cuando le duele algo… Todos esos momentos formarán una unión especial entre el padre y su hijo.

Es una pena que se permitan reportajes de este tipo. Información no veraz que puede sembrar la duda en algunas madres lactantes e imposibilitar o arruinar su lactancia materna. Se debe promover la lactancia materna como el mejor modo de alimentar a los bebés. Es el mejor alimento.

Colecho y Lactancia: siguiendo el instinto materno

Cuando llegamos a casa con un bebé recién nacido, un bebé que toma teta a demanda, de verdad, sin horarios, sin restricciones, nos encontramos con que las noches pueden llegar a ser muy largas.

Los recién nacidos tienen estómagos muy pequeños y la leche materna se digiere muy rápidamente, lo que explica que necesiten mamar cada poco rato. También nos encontramos con que el sueño de los bebés es muy inmaduro, se despiertan multitud de veces por las noches y por lo general, no saben volver a dormirse solos y necesitan mamar para calmar su hambre, su sed, su necesidad de contacto. Biológicamente hablando, la lactancia nocturna aumenta los niveles de prolactina en sangre, la principal hormona responsable de la lactancia, de modo que las tomas nocturnas aseguran una correcta producción de leche durante el día, motivo por el cual, las tomas nocturnas son tan importantes.

Las primeras noches cuando nació Sara fueron duras, se despertaba cada 2-3 horas, se pasaba mamando más de media hora y solía hacer caca casi después de cada toma, lo que me dejaba muy poco tiempo para dormir antes del siguiente despertar. Aunque Jose se encargaba del cambio de pañal, el tiempo para dormir era escaso. Pero yo ya tenía experiencia previa, ya sabía que esto iba a ser así, no me pilló desprevenida.

Lo sabía por mi primer hijo, Lucas. Hace 13 años tenía la cuna puesta al lado de mi cama. Se despertaba, le tomaba entre mis brazos para darle la teta, me sentaba y me pasaba mucho rato esperando a que terminase para cambiarle el pañal y volver a dejarle en su cuna. La mayoría de las veces, no conseguía soltarle, porque se despertaba y vuelta a empezar. Y otras veces, muchas, el sueño podía conmigo y mientras le estaba alimentando, mis ojos se cerraban y yo saltaba como un resorte, por el miedo a dormirme y que se me cayera de los brazos. Era un peligro. No dormía nada, estaba hecha polvo, deseaba que mi madre o mi hermana vinieran de visita para que se quedasen con el niño y poder echar una cabezada.

Tan cansada como estaba y con el miedo a dormirme, llegué a plantearme hasta dejar la lactancia, empezar a darle biberones a ver si dormía más horas del tirón. Ya sabéis, por entonces, las malas lenguas me dijeron en varias ocasiones que seguramente mi leche no le alimentara y por eso se despertaba tantas veces… Pero no llegué a hacerlo, menos mal. Porque sucedió algo que cambió mi punto de vista.

Una de esas noches, en vez de levantarme para darle el pecho y pasar otra larga noche sentada apoyada en el cabecero, decidí probar a darle el pecho tumbada, me metí a Lucas en la cama, me puse cómoda, de modo que no hubiera peligro de que se me cayera y…….me quedé dormida. Así, sin planearlo. Mientras Lucas tomaba el pecho yo me dormí y él también. Recuerdo despertarme un poco confusa, sin saber qué hora era, si Lucas ya habría mamado. Me di cuenta que estaba plácidamente dormido y no me atreví a pasarlo a su cuna, así que con más miedo que otra cosa, cerré los ojos y seguí durmiendo. De esa forma, sin saber nada del tema, sólo siguiendo mi instinto, descubrí el colecho hace 13 años.

Cuando Sara nació, ya teníamos claro que iba a compartir cama con nosotros. Incluso le compramos un cojín antivuelco, no tanto para evitar que se moviera, lógicamente un bebé de sólo días no se va a dar la vuelta, sino para evitar que ninguno de los dos la pudiese aplastar durante la noche. Pero el instinto materno/paterno nos hace estar alertas por la noche y ninguno de los dos nos movíamos prácticamente del sitio mientras dormíamos. Con los múltiples despertares de Sara, los primeros días fueron duros pero enseguida me adapté y aprendí a quedarme dormida mientras ella mamaba. Y así descansábamos los tres. ¡Incluso alguna vez se hizo caca después de mamar y no nos enteramos ninguno! Pobre mía.

Dormir con el bebé facilita la lactancia y el descaso materno. Dormir con el bebé soluciona los problemas de sueño. Para aquellos padres que no quieran dormir con el bebé en la misma cama, existen las cunas de colecho, cunas a las que se les quita una de las barandillas y se sujetan a la cama del adulto, a la misma altura, de modo que una vez el bebé ha mamado y se ha dormido, con un suave movimiento podemos “empujarlo” a su cuna y seguir durmiendo.cuna-de-colecho

Sobre el colecho hay partidarios y detractores. Muchos de los detractores argumentan que dormir con el bebé puede no resultar seguro. Hay unas normas básicas de seguridad para compartir cama con el bebé. Pero como madre que ha hecho las dos cosas, dormir sin bebé y con bebé, creo que levantarte en mitad de la noche para dar el pecho a tu bebé, un montón de veces por la noche y permanecer despierta en cada toma, sí que es un riesgo. Un riesgo a quedarse dormida sentada con el bebé en brazos y que se caiga. Un riesgo a quedarse dormida en un sofá con el bebé, donde hay cojines y zonas blandas que sí son peligrosas. Un riesgo a dejar la lactancia por el cansancio extremo que supone la falta de sueño. Un riesgo a poner en práctica métodos conductistas para enseñar a dormir al bebé.

La naturaleza nos ha hecho mamíferos. La naturaleza hace que los bebés se despierten muchas veces por la noche para asegurar su supervivencia. La naturaleza aumenta los niveles de prolactina por la noche. La naturaleza segrega oxitocina en la leche materna, la hormona del amor, que relaja a los bebés y hace que se duerman antes. Si sabemos todo esto, sabemos que es normal y seguimos a nuestro instinto materno, dormiremos todos mejor.

 

Tetanalgesia en la Semana Mundial de la Lactancia Materna

Del 1 al 7 de Agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, aunque en España esa celebración se deja para la primera semana de Octubre, por el tema vacaciones. El lema de este año es: “Amamantar y trabajar, ¡Logremos que sea posible!”. El objetivo es concienciar sobre la importancia de asegurar una lactancia materna exclusiva durante los 6 primeros meses de vida, apoyando a las madres a conseguirlo. Lo ideal sería aumentar el periodo de baja maternal hasta los 6 meses al menos, cosa que de momento parece complicada. Así, se intenta quiere y apoyar a las madres para que puedan dar de mamar a sus bebés en el trabajo o bien extraerse leche en un espacio agradable e higiénico. No olvidemos que muchas mujeres que vuelven al trabajo antes de los 6 meses se encierran en los baños, rodeadas de olores desagradables y ruido de gente, para conseguir extraerse el alimento para sus hijos. Y por supuesto, apoyar a las madres a que sigan amamantando más allá de esos 6 primeros meses de vida.OMS SMLM 2015

La lactancia materna es el mejor alimento para nuestros bebés. Y de eso ya sabemos mucho, tanto yo que escribo, como los que me leéis a menudo, pues gran parte de lo que escribo está relacionado con la misma. Así que hoy no quiero hablar de todas sus bondades, que son muchas. Quiero hablar de la otra parte, de que la teta no es sólo alimento, es mucho más.

Y una de las cosas que a mí me están resultando más valiosas es el poder calmante de la teta.

Escuché la palabra tetanalgesia por primera vez en una de las primeras visitas a la enfermera de Sara. Cuando llegó la hora de ponerle la vacuna, la enfermera me animó a ponerme a Sara al pecho para ponerle la vacuna mientras mamaba, pues le dolería menos. Y así fue. Soltó el pezón cuando la pincharon para llorar, pero en seguida volvió a cogerlo y se calmó. Salí de la consulta con la niña enganchada a la teta. Aunque esa no fue la primera vez que usé la teta para eso. Por suerte, aunque sin conocer la palabra, cuando le hicieron la prueba del talón en el hospital, también la enfermera me pidió que me la pusiera a la teta para hacerlo.

La palabra tetanalgesia fue acuñada por dos pediatras de un Centro de Salud de Getafe, Madrid. Y aunque ya hay varios estudios que demuestran su eficacia, aún en muchos sitios no está admitido como analgésico para la realización de algunos procedimientos médicos. He oído a gente decir que no tiene ningún efecto sobre la sensación de dolor del bebé e incluso, que darle de mamar mientras se le realiza un procedimiento doloroso puede hacer que el bebé rechace el pecho por relacionarlo con el dolor. Pero la realidad es que sí funciona.

Para el bebé, el hecho de mamar pone en marcha varios factores que, combinados entre sí, tienen ese componente analgésico del que hablamos. Estar en brazos de su madre, el contacto piel con piel, la relajación que produce la succión, el sabor dulce de la leche, así como las hormonas que se segregan y el aumento de endorfinas hacen que la teta tenga un gran efecto analgésico. Por ello, realizar pequeños procedimientos médicos mientras el bebé mama, como administrar una vacuna, realizar la prueba del talón, hacer una analítica o canalizar una vía venosa periférica, hacen que esas pruebas sean más llevaderas para el pequeño.tetanalgesia

Pero no sólo la tetanalgesia sirve para disminuir el dolor en el médico. También es de gran ayuda fuera de casa, con estos pequeños terremotos que no paran quietos y tienen pequeños accidentes. Sara no para quieta, como cualquier niño, sube, baja, salta, escala…y en algunas ocasiones, se cae y se hace daño. Y por suerte, mamá y la teta están presentes en la mayoría de las ocasiones (menos cuando estoy trabajando o ella está en la guarde).

Hace sólo un par de días, estaba jugando y se cayó de boca. Se golpeó nariz, boca y barbilla, donde se hizo varias heridas y sangraba por varios puntos. Podéis imaginar el panorama, los llantos que daba la pobre. Y allí estaba yo, teta al aire, para consolar a mi pequeña. No dudó ni un momento en ponerse a mamar, a pesar de tener heridas dentro de la boca. Y dejó de llorar inmediatamente. Sólo un par de minutos después, gracias al poder calmante de la teta, a las caricias y besos de mamá y a las palabras dulces que le decía, estaba de nuevo tranquila y jugando.

La teta no es sólo alimento, es mucho más. ¿Cuántas veces os ha ayudado la teta a calmar a vuestros hijos?

Mi pequeña cumple 3 años

El tiempo pasa tan rápido y deberíamos aprovecharlo al máximo. Hoy cumples 3 años y parece que fuera ayer cuando llegaste al mundo.

Recuerdo cada instante con suma claridad. Esa noche empecé a tener contracciones, me levanté de madrugada a comer chocolate, jeje, me lo pedías desde dentro. Me acosté e intenté seguir durmiendo un poco, aunque sabía que el día había llegado. A lo largo de la mañana las contracciones iban siendo mayores, aunque estaba muy tranquila mientras dejaba que todo siguiera su curso. Sobre la 1.30 de la tarde ya decidí decirles a papá y a Lucas que había llegado el momento. Lucas se fue con los abuelos y yo me di una ducha caliente, para relajar un poco más mi cuerpo. Después de ducharnos comimos algo, no sabía cuánto iba a durar tu parto y no quería que me diese hambre en un rato, así que hasta casi las 3 no salimos de casa, yo calmada y tranquila.

En el coche, las contracciones empezaron a ser más frecuentes y más dolorosas, bromeaba con papá sobre qué pasaría si nacieses en el coche. Llegamos al hospital y aquello cada vez iba más deprisa, pero a pesar del dolor, yo estaba tranquila, sabía que faltaba poco para tenerte entre mis brazos. Me exploraron y tenía 5 centímetros de dilatación, aún faltaba un rato, dijeron. Me pusieron monitores un ratillo mientras papá se iba a hacer los papeles del ingreso. Yo no quería estar mucho rato tumbada y quería pedirles que me quitasen los monitores para poder moverme en cuanto pudiese. Pero no hubo tiempo. De pronto, note como si fuese una botella y me hubiese descorchado, un líquido tibio salió de mí. Y enseguida, tu cabeza comenzó a salir detrás. Estaba sola en una sala y todo mi cuerpo pedía que empujase, toda tú querías estar fuera. Llamé a la matrona que me confirmó que estabas coronando, y allí en la cama, sin más compañía que la matrona, la auxiliar y tu padre que por suerte llegó en ese momento, naciste. Natural. Sin intervenciones. Sin luces fuertes. Sin el frío del paritario. Mi cuerpo se abrió para dejarte salir y rápidamente sostenerte en mis brazos, en mi pecho. Tu boca se abrió y por instinto agarraste mi pezón. Fue el momento más mágico que he vivido nunca.

Y ya han pasado 3 años de aquello. Lo recuerdo como si fuera ayer. Y he vivido cada día de estos 3 años como unos días mágicos y maravillosos. Evidentemente hemos tenido algún día peor que otro, a veces te empeñas en una cosa y no paras y te enfadas si no puedes conseguirlo, aunque con cariño y paciencia acabamos cambiando el tema y haciendo otra cosa. Eres una niña buena y cariñosa, te encanta dar besos y abrazos (sólo cuando tú quieres, cosa que me parece genial, yo nunca te obligo y no quiero que des besos a nadie por obligación) eres divertida, inteligente, parlanchina y una artista con las pinturas. Eres una niña feliz que va creciendo y dejándome entrever la maravillosa persona que serás. Y eres una niña a una teta pegada, gracias a ti he podido comprobar lo maravilloso que es llevar 3 años de lactancia.feliz cumpleaños

Ojalá pudiera decir que todos nuestros días han sido fantásticos, pero desgraciadamente, no ha sido así. Tan pequeña has tenido que enfrentarte a la pérdida de tu padre y aunque eres pequeña para entender con claridad lo que significa la muerte, sí sabes que papá no está aquí con nosotros. A veces le llamas y lloras porque quieres que vengas y casi siempre le hablas mirando al cielo y le mandas muchos besos, porque él vive en una estrella que nos vigila cada día y nos quiere muchísimo. Me apena y me alegra a partes iguales verte hablar con él, enseñarle las cosas que haces y lanzar besos al aire, me parte el corazón pero también me hace sentirme orgullosa de ti y de tu amor tan grande por papá.

Aunque papá nos acompaña cada día de alguna manera, desde dentro de nuestros corazones, este año tu cumpleaños va a ser diferente. Yo intentaré ser valiente, tener la sonrisa más grande en la cara, hacer que este día sea muy especial para ti, ya entiendes que hoy eres la protagonista y estabas deseando que llegase el día de tu cumple. Pero para mí hoy es un día tremendamente triste. Papá no podrá besarte ni abrazarte ni felicitarte ni decirte lo mucho que te quiere. Papá no podrá escuchar las historias que nos cuentes cuando salgas del cole y nos relatos tu mañana. Papá no podrá disfrutar el fin de semana de la fiesta en familia.

Pero aunque papá no esté en persona, yo si estaré. Y seré cariñosa por los dos y escucharé por los dos y te daré besos y abrazos por los dos y tu tercer cumpleaños será un día fantástico y maravilloso que recordaremos siempre. Y cada día seré la mejor madre y el mejor padre del mundo.

Deseo que sigas llenando nuestras vidas de alegrías. Y las vidas de muchas personas. Tienes un corazón inmenso, lo sé,  eso lo heredaste de papá y deseo que pasen muchos, muchos años y sigamos viviendo felices y recordando el día que llegaste a cambiar nuestras vidas y celebrando contigo cada nuevo año, cada día, cada pequeño momento. La vida está hecha de pequeñas cosas que son las que deberían importarnos, y para mi, cada sonrisa tuya es una gran momento.

Te quiero Sara. ¡Feliz cumpleaños!

¿Cuándo vas a dejar la teta?

Cuando me quedé embarazada, tenía muy claro que quería darle lo mejor a Sara y eso era, indudablemente, la lactancia materna. Siempre tuve claro que le daría el pecho, nunca me planteé otra forma de alimentarla. Y de la misma manera, nunca pensé cuanto duraría. Sabía que durante al menos 6 meses, sólo se alimentaría de mí y después, ya veríamos. En esos primeros meses, ya me tuve que enfrentar alguna vez a comentarios sobre si mi leche alimentaba, sobre si la niña no dormía toda la noche del tirón porque pasaba hambre o sobre si debería darle papillas con 4 meses porque estaba muy gordita y necesitaría más alimento. Evidentemente, no hice caso a ninguno de esos comentarios, y nuestra lactancia siguió, superó los 6 meses, el año, los dos años…y ahora tiene 31 meses y seguimos con la teta.

Sara, 31 meses, mamando y en bandolera

Sara, 31 meses, mamando y en bandolera

En estos meses, he oído multitud de comentarios al respecto de mi lactancia, y últimamente, el que más oigo es cuándo voy a dejar de darle la teta. Cosa que yo no tengo ninguna intención de hacer, a Sara le gusta, a mí me gusta, las dos estamos bien, y eso es lo que importa. Lo que verdaderamente me molesta es que las tetas son mías, la que mama es Sara, ¿por qué motivo tiene la gente que entrometerse entonces?

Las ventajas de la lactancia son muchísimas, eso ya está más que probado y ya he hablado de eso muchas veces, aquí en el blog, en la página de Facebook y en las cientos de ocasiones que he estado en reuniones de mamás y ha salido el tema. Está probado que el mejor alimento para nuestros hijos es la leche materna y que incluso, más allá de los 6 meses tiene multitud de ventajas, sigue teniendo beneficios aunque la niña tiene 31 meses, para ambas.

La lactancia a demanda pasa por muchas fases. Los primeros meses, te pasas las horas con la teta fuera, literalmente, pues los bebés maman muy a menudo. A medida que van creciendo y van incorporando nuevos alimentos a su dieta, la lactancia se reduce paulatinamente, de modo que con 31 meses puedo decir que mi hija mama unas 4 o 5 veces al día, y no las 12 o más que hacía los primeros meses. Aunque esto no es una ciencia exacta y dependerá mucho de cada bebé y de cada situación; por ejemplo, cuando Sara está cansada, enferma, triste o enfadada o cuando se encuentra rodeada de extraños, siempre quiere teta, para calmarse, y esos días, suele mamar más veces de lo que hace normalmente. Otras veces, está excitada por algo, como una visita a un parque de atracciones, y se le olvida mamar después de la siesta, porque sólo quiere salir corriendo.

Y todos esos momentos, yo los vivo positivamente (bueno, algún momento puntual ha habido también de no gustarme la lactancia, por ejemplo, si un día yo estoy enferma y ella reclama mucha teta). Y ella los vive de la misma manera, de forma positiva y natural, que es lo que es. Además de alimentada, ella se siente protegida y reconfortada. Y por eso me pregunto, si no le hacemos daño a nadie, si lo que hacemos es natural y bonito, ¿por qué la gente se empeña en seguir preguntando cuando vamos a dejar la teta?

Parece que culturalmente, dar de mamar a una niña “mayor” no está bien visto. Pero eso no siempre ha sido así. Hasta no hace tantos años, cuando las leches de formula aún no existían, todos los bebés mamaban, y las madres no se dejaban guiar por consejos sobre el tiempo de amamantamiento, puesto que dar el pecho era lo normal y los niños mamaban hasta bien mayorcitos. Hablo de niños de 5 o 6 años, podéis preguntar a vuestros abuelos si recuerdan cuando tiempo mamaron. En la época de la postguerra, cuando muchas personas no tenían alimentos que llevarse a la boca, los niños que mamaban eran los que estaban mejor alimentados. Hasta que empezó la leche de fórmula y las campañas de las compañías farmacéuticas para mermar la capacidad de las madres……Además, en otras culturas, dar de mamar es lo más normal del mundo

Ahora, por fin, parece que todo el mundo comienza a darse cuenta que la lactancia es lo mejor, lo normal y lo natural. Y dar de mamar está casi siempre aceptado. Aunque sigue habiendo gente que ve los pechos como algo sexual, no como algo biológico, por lo general, no suele haber problemas…siempre y cuando, el que esté mamando sea un bebé. Porque cuando el que mama es un niño más “mayor”, entonces sí que hay más miradas reprobatorias y más comentarios al respecto.

Y yo me pregunto, si de todos es sabido que la lactancia es beneficiosa para los niños, sin importar la edad que tengan, si los pechos son míos y a mí me gusta y no me molesta, si la que mama es mi hija y a ella le encanta, si no le hacemos mal a nadie… ¿Por qué la gente sigue preguntándome cuando le voy a dejar de dar el pecho? ¿Por qué hacen comentarios ofensivos al respecto? ¿Por qué le dicen a la niña que deje la teta, que ella es muy mayor y que la teta es caca? ¿Acaso la teta era caca cuando tenía 2 meses? ¿Qué ha cambiado desde entonces?

Hace poco me «recomendaron» un método para que mi hija dejase el pecho, evidentemente sin yo pedirlo. Si yo no he hablado de destetar a mi hija, ¿por qué la gente me ofrece formas de hacerlo? Bueno, mirad la historia. Una niña de dos años y pico, lactante, tiene que quedarse una noche a dormir en casa de su tía. La tía, sin preguntar a la madre, claro, se pasa la noche diciéndole a la niña que ella es muy mayor, que no necesita la teta para dormirse, que las niñas grandes duermen solas, que la teta es de bebé…. y no sé cuántas lindeces más. Cuando la pequeña vio a su madre al día siguiente, le dijo que ya no quería más teta porque ella era una niña grande. Y fin de la lactancia. Vamos, me hacen eso a mí, Sara deja el pecho por culpa de una tercera persona y yo tendrías unas cuantas palabritas con la persona en cuestión.

Cada lactancia es única y maravillosa, es un momento entre la madre y el bebé irrepetible. Y cada lactancia es perfecta, sea como sea. Da lo mismo si una madre le ha dado el pecho a su hijo unos días, unas semanas, unos meses o unos años. Cada madre y cada bebé deben decidir cuándo dejarlo. Yo tengo claro que no obligaría a Sara a dejar la teta, la lactancia seguirá mientras ella quiera, hasta que ella, por sí sola, decida dejarla. Y hasta que llegue ese momento, por favor, absténgase todo el mundo de seguir metiéndose en nuestra lactancia.

 

Lactancia materna ¿tengo poca leche? ¿mi bebé se queda con hambre?

El otro día, hablando con una clienta, salió el tema de la lactancia. Estaba preocupada porque tenía poca leche y porque su bebé se quedaba con hambre, ya que le pedía mamar con bastante frecuencia. Preocupada por estos hechos, decidió acudir a la matrona, y al pediatra, que le confirmaron sus sospechas y empezaron a suplementarla con biberones. La madre se quedó mucho más tranquila porque su hija ya no pasaba hambre y aguantaba casi 4 horas con cada biberón.

¿Os extraña la historia? A mi no me extraña en absoluto, aunque me fastidia, y mucho. Otra lactancia que se han cargado.

Las madres, sobre todo cuando son primerizas o con anteriores lactancias fallidas, se agobian bastante con la producción de leche y las necesidades de sus hijos. Si a esto le sumamos los comentarios de las personas que la rodean y encima, personal sanitario incompetente en materia de lactancia, la hemos liado.

Durante el embarazo, en esa larga espera de 9 meses, en la que nos enseñan con mayor o menor acierto, cosas relacionadas con el embarazo, el parto y supuestamente, la lactancia, deberían explicar mejor como funciona la lactancia y qué esperar tras el nacimiento de nuestros pequeños. Si las madres recibieran una información correcta, un apoyo adecuado y el personal sanitario que las trata también tuviese los conocimientos suficientes, evitaríamos muchos casos como estos.

Voy a contaros unas nociones básicas, que toda madre debería conocer.

Tamaño y volumen del estómago de un recién nacido

Tamaño y volumen del estómago de un recién nacido

Cuando un bebé nace, el tamaño de su estómago es muy pequeño. Como podemos ver en la fotografía, el primer día tiene apenas el tamaño de una cereza y una capacidad de 15 ml. Sabiendo esto, es lógico que la cantidad de leche que se produce en el pecho de la mujer sea mínima. Si contamos además, que los primeros días sólo hay calostro, muy rico en grasas y que muy poca cantidad sirve para saciar el hambre de los pequeños lactantes, deberíamos quedarnos tranquilas. A lo largo de los días, el estómago va creciendo, pero sigue siendo un órgano muy pequeño, por lo que necesita muy poca cantidad de leche para satisfacer sus necesidades.

¿Por qué las madres se agobian entonces? ¿Por qué creen que sus bebés pasan hambre? ¿Por qué nos hacen creer que tenemos poca leche? En realidad, es algo que desde hace unos años, cuando la leche de fórmula comenzó a extenderse y a ganar adeptos, empezaron a hacernos creer a todas las madres, para de ese modo, aumentar las ventas de leche de fórmula.

Es lógico que un estómago tan pequeñito y con una leche como la materna, que se digiere muy rápidamente, se quede vacío enseguida. Por ese motivo, los bebés de días no pueden pasarse varias horas sin mamar. Es lo normal. Al poco rato de haber mamado, vuelven a tener hambre. Habrá momentos en los que aguanten 2 horas y otros momentos en los que pidan a los 15 minutos. Pero no es porque no estén bien alimentados ni porque tengamos poca cantidad de leche, tenemos la leche suficiente que necesita nuestro bebé. La lactancia a demanda, es, como su nombre indica, a demanda. Cada vez que el bebé quiera, cada vez que le notemos que empieza a tener hambre, cada vez que llore, cada vez que necesite consuelo, cada vez que haga gestos que nos sugieran que quiere comer.

Ya hemos aclarado que los estómagos son pequeños y que la velocidad de vaciado es rápida, así que ya entendemos el motivo de mamar frecuentemente. Ahora, vamos a pensar en la cantidad de leche que producimos. La mama es un órgano fantástico, que regula la cantidad de leche que necesita cada bebé en cada momento, siempre hay leche, siempre está disponible. ¿Por qué muchas madres (y abuelas, y pediatras y enfermeras y matronas) piensan que tienen poca leche? Si los primeros días, un bebé necesita unos 20 ml de leche, ¿qué esperamos que se produzca en nuestro pecho? No puede haber más leche de la que necesita el bebé. Si nuestro pequeño necesita 20 y nuestro cuerpo fabrica 100, ¿qué haríamos con el excedente? ¿Tirarlo? ¿Acumularlo? Evidentemente, si hubiese más cantidad de la necesaria, las tetas se pondrían como melones el primer día, pero llegaría un momento en que ya no podrían acumular más cantidad y se producirían ingurgitaciones o mastitis o tendríamos un grifo para abrir y rellenar vasos para toda la familia. No, hay poca leche porque es lo que necesita nuestro hijo. Ni más ni menos. Y con el paso de los días, cuando las necesidades del bebé vayan aumentando, la cantidad de leche que fabrique cada madre irá aumentando para adecuarse a las necesidades de ese momento.

Estoy hablando de una lactancia a demanda, con una succión frecuente por parte del bebé. Porque si empezamos a interferir en la lactancia, dando suplementos de leche de fórmula, cada vez el bebé mamará menos y entonces, sí tendremos poca leche, pero por la falta de estimulación.

Es muy triste oír como una madre piensa que tiene poca leche y que su hija se queda con hambre, debido a la falta de conocimiento. Pero esa madre NO tiene la culpa. Ni muchísimo menos. La culpa es de la falta de información. Pero sobre todo, de la falta de apoyo y conocimiento del personal sanitario. Volviendo a la mamá del principio de la historia. Agobiada porque su hija a veces le pedía mamar cada 15 minutos (algo que ya hemos visto que es normal), agobiada porque su madre le decía que no tenía leche suficiente (algo que la gente que rodea a una madre reciente debería dejar de hacer), se fue a la matrona a contarle su problema. Y aquí, me quedo ojiplática con el comportamiento de esta mujer, una mujer que se supone que sabe de lactancia y que maneja grupos de apoyo en su centro de salud. La matrona en cuestión cogió el pecho de la madre y se puso a exprimirlo como si fuera una naranja, con las dos manos, sin ningún tipo de miramiento, a lo bestia, retorciéndoselo y haciéndole un daño horrible. Y dio su veredicto: ¡tienes poca leche!

En primer lugar, NO tiene poca leche, tiene la que su hija de  pocos días necesita. Y en segundo lugar, el pecho está sensible, en ningún caso está justificada la maniobra de estrujamiento a la que sometió a la madre. Además, de ese modo, no se obtiene la cantidad real de leche que se produce. La mejor estimulación es la succión del bebé. Con un sacaleches, y con un poco de práctica, se puede conseguir extraer una cantidad de leche significativa. Pero nunca se debe manipular ni estrujar así un pecho. El dolor que le produjo a la madre fue enorme. Y la cantidad de leche que consiguió sacar fue muy poca, lógicamente, porque no era el modo correcto de extracción y porque había poca cantidad, la cantidad requerida por una niña de 10 días. La madre, que desconocía las necesidades reales de su bebé, y convencida de que se lo decía una matrona con conocimiento, pensó que todos tenían razón en la falta de leche y comenzó con suplementos. A día de hoy, está convencida de que eso fue lo mejor, su hija se toma 60 ml de biberón y duerme 4 horas. Aunque tiene un gran sentimiento de culpabilidad por no haberle podido dar de mamar. Y en este momento, en el que la lactancia ha fracasado, yo no voy a seguir metiendo el dedo en la herida, a hacerle ver que todo estaba bien, que su hija mamaba a demanda, que tenía una buena producción de leche, porque sólo voy a conseguir que se sienta más culpable.

Bueno, en realidad, si lo estoy haciendo. Pero no para que ella se sienta mal, fue una decisión que se tomó en un mal momento, guiada por comentarios y por profesionales sin los conocimientos necesarios. Lo estoy haciendo porque me gustaría que otras madres tuvieran estos conocimientos, que supieran las necesidades que tiene un bebé con respecto a su alimentación, que supieran que la cantidad de leche que producen es la que necesita su bebé. Lo hago con la esperanza de que la información se vaya extendiendo, y con la esperanza de que cada vez más madres conozcan estos datos, que estén seguras y preparadas y puedan hacer frente a comentarios del estilo “este bebé pasa hambre” y “tienes poca leche”.

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