No hay mejor lugar que los brazos de mamá

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El extraño caso de las madres que no tienen leche

Soy consciente de que muchas mujeres se van a sentir atacadas, enfadadas e incluso ofendidas. Pero no es mi intención. Escribo esto para ayudar. Sí, quizás no a las madres que no dieron de mamar porque no tenían leche. Sino a las que todavía están a tiempo de hacerlo. O a esas mismas madres, por si les sirve para un futuro hijo. Pero quiero que quede clara una cosa. No juzgo. No critico. No ataco. Para nada. Creo que la inmensa mayoría de madres que dicen que no tenían leche, lo dicen de verdad, porque no «tenían», porque se dieron las circunstancias para que esto pasara.

Desde que escribo el blog y publico cosas en la página de Facebook, mucha gente me ha escrito comentarios, en distintos tonos, sobre su caso y su falta de leche. Mujeres que por circunstancias varias no dieron de mamar a sus hijos o lo hicieron unos pocos días o semanas porque no tenían leche. Todas me dicen que eso existe, que eso pasa, pero yo ahora quiero explicarles que no, que sólo un porcentaje realmente pequeño, con una alteración hormonal importante, con la prolactina inhibida, no tiene leche. El resto de las mujeres sí tienen leche, pero por una mala información, una falta de estimulación, la leche ha dejado de producirse. 

Veamos unos ejemplos

El primero y más típico es el que se produce justo tras el parto. Para que la lactancia se establezca de forma correcta, es necesario poner al bebé a mamar en la primera hora tras el nacimiento. En los casos en los que se separa al bebé de la madre, esto ya no sucede. Esta falta de estimulación temprana puede ser el comienzo del fin. Evidentemente, muchas mujeres a las que han separado de sus hijos han tenido lactancias satisfactorias gracias a la estimulación precoz y constante. Si a la madre no se le explica que debe estimularse, que debe ponerse a su hijo al pecho en la primera ocasión, que debe usar el sacaleches si no puede estar con el bebe, esas horas valiosas se perderán. Lo ideal es no separar a madre e hijo. Si por alguna razón hay que hacerlo, si el bebé se queda ingresado en neonatos, la madre debe poder estar con su hijo en todo momento, darle de mamar a demanda, tener acceso a un sacaleches en el hospital. Si es la madre la que está ingresada, se debe permitir que el bebé esté con ella tan pronto como sea posible y todo el rato que sea posible, para que en todo momento tenga libre acceso al pecho y a la leche materna. Si desde el principio no se estimula la lactancia, si se esperan varias horas para poner al bebé al pecho, esa necesaria estimulación fallará y no se producirá la subida de leche adecuadamente. Conclusión: no hay leche.

Sara minutos después de nacer

Sara minutos después de nacer

Otro problema es la creencia de que la leche sale del pecho a borbotones. Como si fuera un grifo. Señores, no somos vacas lecheras. Somos mujeres. Y los primeros días, nuestro pecho produce calostro, una leche escasa en cantidad pero con alto contenido en grasa, que alimenta a la perfección al bebé que acaba de nacer. No voy a entrar en todas las propiedades del calostro, sino en la cantidad. ¿Os imagináis los primeros momentos tras el parto, que nos apretáramos los pechos cual ubres y nos salieran chorros de leche? ¿Qué íbamos a hacer con tal cantidad? El estómago de un recién nacido tiene el tamaño de una canica, unos pocos mililitros solo. No es lógico que tengamos litros de leche entonces. Nos encontramos de nuevo con una falta de información. Si la gente conociera este dato, nadie se preocuparía. Pero si una madre no sabe que el calostro son sólo unas pocas gotas, y encima, tiene gente a su alrededor que tampoco lo sabe, personal sanitario que le oprime las tetas y le dice que no tiene leche (y esto es verídico), la abuela que le insiste en que no tiene leche, la madre que aprieta y no ve derramarse ríos de leche, pues esa pobre mujer creerá que no tiene. Si encima, le ofrecen biberones porque no tiene leche….Fin de la lactancia. La subida de leche (o bajada, en algunos países) no se produce hasta las primeras 48 horas más o menos, en algunos casos puede tardar incluso varios días.

Muchos problemas hay también con los bebés prematuros o con bajo peso. A parte de lo que hemos hablado, de la separación de la madre, hay otro problema mayor. Los bebés prematuros o con bajo peso pueden tener poca fuerza para succionar. Muchas veces se cansan mamando y no toman la cantidad que necesitan. Si estas tomas inadecuadas se prolongan en el tiempo, el bebé sufrirá un descenso de sus niveles de glucosa en sangre y esto hará que esté cada vez más cansado y por consiguiente, tenga menos fuerza para mamar, entrando así en un círculo vicioso. Evidentemente, al mamar poco, la producción de leche se verá también disminuida. Y de nuevo, la madre no tiene leche. Hay que realizar un correcto manejo de la alimentación de prematuros y bebés de bajo peso. Si no pueden mamar porque están cansados, la madre se debe extraer leche con el sacaleches o manualmente y luego, ofrecérsela al bebé con una jeringa, con un vasito o con algún otro método que no sea un biberón. Asegurar una correcta alimentación del recién nacido y una correcta estimulación de la madre para una producción de leche adecuada a las necesidades del lactante. Una vez me contaron una historia: “Un niño nació prematuro y como era tan pequeño, había que alimentarle cada 2 horas por seguridad, no se podía dejar que pasase más tiempo entre toma y toma. Y la única manera de hacerlo era darle biberones de leche artificial. “La madre está convencida de que eso era lo correcto porque fue lo que le dijeron los médicos en el hospital que nació. Y ella no tenía leche. La falta de información correcta, el mal manejo de la situación, la desinformación de esos médicos hicieron que ese niño casi no probase la teta. Pero ese niño podría haberse alimentado con leche materna administrada directamente del pecho de su madre a demanda, cada vez que el niño lo necesitase, cada 2 horas, cada hora, cada media o cada 5 minutos. O habérsela dado con jeringa o con una cucharilla si no tenía fuerza para mamar. Se habría asegurado una correcta producción de leche y la madre sí habría tenido leche.

Otro caso de falta de leche: el establecimiento de horarios. La lactancia funciona a demanda. Y funciona basándose en la estimulación. Cuanto más mama el bebé, más cantidad se produce. Para que se entienda bien, se produce la cantidad que necesita el niño según su succión. Pero cuando una madre sale del hospital con unos horarios pautados o cuando ya en casa los opiniólogos le dicen cada cuanto hay que dar de mamar, esa estimulación a demanda ya no funciona. Si se pautan tomas cada 3 horas durante 10 minutos de cada pecho, esa madre producirá leche para alimentar 20 minutos cada 3 horas. (Esto es así más o menos, que no somos máquinas, pero para que se entienda). Si el bebé tiene hambre antes de las 3 horas, algo lógico porque la toma de antes había sido escasa, estará hambriento e irascible y llorará porque tiene hambre. Llegará a la siguiente toma hambriento, pero sólo le darán 10 minutos de cada pecho, lo que hará que el pobre bebé siga con hambre. Y así varios días. Entonces, llegará la temida frase: este niño se queda con hambre, le darán un biberón que se tomará de un trago y ya está hecho el daño. ¡El bebé lloraba de hambre porque la madre no tenía leche! ¡Claro que la madre no tenía leche, pero porque la estimulación del bebé ha sido tan escasa que la madre no ha producido toda la que su hijo necesitaba, sino la cantidad que tomaba cada 3 horas durante 10 minutos! Ha producido menos cantidad de la que realmente produciría si el bebé mamase a demanda, cada 10-30-60 minutos o 2 horas, lo que el bebé necesitase y si mamase todo el tiempo que quisiese, no solo 10 minutos. Habrá menos leche debido al establecimiento de pautas absurdas.

Los pezones planos también dan para hablar en el fracaso de la lactancia, aunque no sea por una falta de leche. Tener el pezón plano o invertido no es sinónimo de fracaso de la lactancia. Para nada. En muchas ocasiones, las madres, mal aconsejadas por familiares o profesionales desinformados, no dan de mamar por tener un pezón plano o invertido. Pero en la succión no sólo interviene el pezón, es más, este es el último en intervenir, el que menos importancia tiene. Al mamar correctamente, el bebé “ordeña” los conductos mamarios situados en la areola, la oprimen con la lengua. En el movimiento, el pezón se estira y se introduce dentro de la boca. Aunque sea plano, al mamar el bebé sale y coge forma. Puede resultar más difícil, sobre todo los primeros días, por eso es importante un correcto asesoramiento, vigilar que el bebé abre bien la boca y coge gran parte de la areola y mantener una postura correcta. La lactancia materna, al cabo de unos días, hará que el pezón se mantenga hacia afuera. En este vídeo se ve de forma clara cómo es la succión de un bebé.

Los brotes o crisis de crecimiento son situaciones que experimentan los bebés, más o menos a edades similares, en las que el bebé necesita más alimento. Por ese motivo, mamarán con más frecuencia durante unos días, para satisfacer sus necesidades. El brote más conocido es el de los 3 meses, momento en el que muchas madres, desconocedoras de lo que está sucediendo, en vez de dar pecho cada vez que el bebé lo necesita, piensan que no tienen leche y que el bebé se queda con hambre y comienzan a suplementar con biberones. Cada vez que un bebé toma leche artificial, es menos leche materna que toma, por lo que el cuerpo de la madre, viendo que el bebé mama menos, comenzará a ajustarse a las necesidades y a producir menos, se siguen aumentando los biberones, disminuye la lactancia materna…y al final la madre no tiene leche. Es importante conocer cómo y cuándo se producen estas crisis de crecimiento y saber que es algo que se supera en unos días. Podéis leer más información sobre los brotes de crecimiento aquí.

Una mala técnica a la hora de dar el pecho también puede desembocar en una “falta de leche”. Es importante que el niño esté colocado correctamente, con el cuerpo girado hacia la madre, la boca bien abierta, el pecho ofrecido a la altura correcta para que coja gran parte de la areola inferior, la madre cómodamente colocada… En caso de fallar alguna de estas situaciones, lo normal es que aparezcan grietas en el pezón, incluso heridas que lleguen a sangrar. Esto suele ser debido a un mal agarre. Debido al dolor que sufre la madre al dar el pecho, este se irá ofreciendo cada vez menos, o alternando con tomas de biberones para dejar descansar el pezón. Toda esta disminución en la estimulación hará que disminuya la producción de leche. Si esto se mantiene en el tiempo y no se soluciona el problema de base, de nuevo nos encontraremos con una madre que no tiene leche. Para evitar esto, es importante buscar apoyo e información sobre la forma correcta de colocarse madre y bebé. Solucionar el problema de las grietas a tiempo ayudará a continuar con una lactancia satisfactoria.

Seguro que hay más situaciones en las que al final, la madre termina por no tener leche. Situaciones previsibles y evitables, que se pueden solventar sólo con seguir nuestro instinto, escuchar las necesidades de nuestro bebé, acudir a algún grupo de apoyo a la lactancia y dejar de escuchar opiniones y comentarios de las personas que nos rodean y que, no nos engañemos, no son expertos en lactancia. Ante todo, la información es importante. Y en casi la totalidad de los casos, todas las madres tenemos leche para alimentar a nuestros hijos.

Lactancia materna ¿tengo poca leche? ¿mi bebé se queda con hambre?

El otro día, hablando con una clienta, salió el tema de la lactancia. Estaba preocupada porque tenía poca leche y porque su bebé se quedaba con hambre, ya que le pedía mamar con bastante frecuencia. Preocupada por estos hechos, decidió acudir a la matrona, y al pediatra, que le confirmaron sus sospechas y empezaron a suplementarla con biberones. La madre se quedó mucho más tranquila porque su hija ya no pasaba hambre y aguantaba casi 4 horas con cada biberón.

¿Os extraña la historia? A mi no me extraña en absoluto, aunque me fastidia, y mucho. Otra lactancia que se han cargado.

Las madres, sobre todo cuando son primerizas o con anteriores lactancias fallidas, se agobian bastante con la producción de leche y las necesidades de sus hijos. Si a esto le sumamos los comentarios de las personas que la rodean y encima, personal sanitario incompetente en materia de lactancia, la hemos liado.

Durante el embarazo, en esa larga espera de 9 meses, en la que nos enseñan con mayor o menor acierto, cosas relacionadas con el embarazo, el parto y supuestamente, la lactancia, deberían explicar mejor como funciona la lactancia y qué esperar tras el nacimiento de nuestros pequeños. Si las madres recibieran una información correcta, un apoyo adecuado y el personal sanitario que las trata también tuviese los conocimientos suficientes, evitaríamos muchos casos como estos.

Voy a contaros unas nociones básicas, que toda madre debería conocer.

Tamaño y volumen del estómago de un recién nacido

Tamaño y volumen del estómago de un recién nacido

Cuando un bebé nace, el tamaño de su estómago es muy pequeño. Como podemos ver en la fotografía, el primer día tiene apenas el tamaño de una cereza y una capacidad de 15 ml. Sabiendo esto, es lógico que la cantidad de leche que se produce en el pecho de la mujer sea mínima. Si contamos además, que los primeros días sólo hay calostro, muy rico en grasas y que muy poca cantidad sirve para saciar el hambre de los pequeños lactantes, deberíamos quedarnos tranquilas. A lo largo de los días, el estómago va creciendo, pero sigue siendo un órgano muy pequeño, por lo que necesita muy poca cantidad de leche para satisfacer sus necesidades.

¿Por qué las madres se agobian entonces? ¿Por qué creen que sus bebés pasan hambre? ¿Por qué nos hacen creer que tenemos poca leche? En realidad, es algo que desde hace unos años, cuando la leche de fórmula comenzó a extenderse y a ganar adeptos, empezaron a hacernos creer a todas las madres, para de ese modo, aumentar las ventas de leche de fórmula.

Es lógico que un estómago tan pequeñito y con una leche como la materna, que se digiere muy rápidamente, se quede vacío enseguida. Por ese motivo, los bebés de días no pueden pasarse varias horas sin mamar. Es lo normal. Al poco rato de haber mamado, vuelven a tener hambre. Habrá momentos en los que aguanten 2 horas y otros momentos en los que pidan a los 15 minutos. Pero no es porque no estén bien alimentados ni porque tengamos poca cantidad de leche, tenemos la leche suficiente que necesita nuestro bebé. La lactancia a demanda, es, como su nombre indica, a demanda. Cada vez que el bebé quiera, cada vez que le notemos que empieza a tener hambre, cada vez que llore, cada vez que necesite consuelo, cada vez que haga gestos que nos sugieran que quiere comer.

Ya hemos aclarado que los estómagos son pequeños y que la velocidad de vaciado es rápida, así que ya entendemos el motivo de mamar frecuentemente. Ahora, vamos a pensar en la cantidad de leche que producimos. La mama es un órgano fantástico, que regula la cantidad de leche que necesita cada bebé en cada momento, siempre hay leche, siempre está disponible. ¿Por qué muchas madres (y abuelas, y pediatras y enfermeras y matronas) piensan que tienen poca leche? Si los primeros días, un bebé necesita unos 20 ml de leche, ¿qué esperamos que se produzca en nuestro pecho? No puede haber más leche de la que necesita el bebé. Si nuestro pequeño necesita 20 y nuestro cuerpo fabrica 100, ¿qué haríamos con el excedente? ¿Tirarlo? ¿Acumularlo? Evidentemente, si hubiese más cantidad de la necesaria, las tetas se pondrían como melones el primer día, pero llegaría un momento en que ya no podrían acumular más cantidad y se producirían ingurgitaciones o mastitis o tendríamos un grifo para abrir y rellenar vasos para toda la familia. No, hay poca leche porque es lo que necesita nuestro hijo. Ni más ni menos. Y con el paso de los días, cuando las necesidades del bebé vayan aumentando, la cantidad de leche que fabrique cada madre irá aumentando para adecuarse a las necesidades de ese momento.

Estoy hablando de una lactancia a demanda, con una succión frecuente por parte del bebé. Porque si empezamos a interferir en la lactancia, dando suplementos de leche de fórmula, cada vez el bebé mamará menos y entonces, sí tendremos poca leche, pero por la falta de estimulación.

Es muy triste oír como una madre piensa que tiene poca leche y que su hija se queda con hambre, debido a la falta de conocimiento. Pero esa madre NO tiene la culpa. Ni muchísimo menos. La culpa es de la falta de información. Pero sobre todo, de la falta de apoyo y conocimiento del personal sanitario. Volviendo a la mamá del principio de la historia. Agobiada porque su hija a veces le pedía mamar cada 15 minutos (algo que ya hemos visto que es normal), agobiada porque su madre le decía que no tenía leche suficiente (algo que la gente que rodea a una madre reciente debería dejar de hacer), se fue a la matrona a contarle su problema. Y aquí, me quedo ojiplática con el comportamiento de esta mujer, una mujer que se supone que sabe de lactancia y que maneja grupos de apoyo en su centro de salud. La matrona en cuestión cogió el pecho de la madre y se puso a exprimirlo como si fuera una naranja, con las dos manos, sin ningún tipo de miramiento, a lo bestia, retorciéndoselo y haciéndole un daño horrible. Y dio su veredicto: ¡tienes poca leche!

En primer lugar, NO tiene poca leche, tiene la que su hija de  pocos días necesita. Y en segundo lugar, el pecho está sensible, en ningún caso está justificada la maniobra de estrujamiento a la que sometió a la madre. Además, de ese modo, no se obtiene la cantidad real de leche que se produce. La mejor estimulación es la succión del bebé. Con un sacaleches, y con un poco de práctica, se puede conseguir extraer una cantidad de leche significativa. Pero nunca se debe manipular ni estrujar así un pecho. El dolor que le produjo a la madre fue enorme. Y la cantidad de leche que consiguió sacar fue muy poca, lógicamente, porque no era el modo correcto de extracción y porque había poca cantidad, la cantidad requerida por una niña de 10 días. La madre, que desconocía las necesidades reales de su bebé, y convencida de que se lo decía una matrona con conocimiento, pensó que todos tenían razón en la falta de leche y comenzó con suplementos. A día de hoy, está convencida de que eso fue lo mejor, su hija se toma 60 ml de biberón y duerme 4 horas. Aunque tiene un gran sentimiento de culpabilidad por no haberle podido dar de mamar. Y en este momento, en el que la lactancia ha fracasado, yo no voy a seguir metiendo el dedo en la herida, a hacerle ver que todo estaba bien, que su hija mamaba a demanda, que tenía una buena producción de leche, porque sólo voy a conseguir que se sienta más culpable.

Bueno, en realidad, si lo estoy haciendo. Pero no para que ella se sienta mal, fue una decisión que se tomó en un mal momento, guiada por comentarios y por profesionales sin los conocimientos necesarios. Lo estoy haciendo porque me gustaría que otras madres tuvieran estos conocimientos, que supieran las necesidades que tiene un bebé con respecto a su alimentación, que supieran que la cantidad de leche que producen es la que necesita su bebé. Lo hago con la esperanza de que la información se vaya extendiendo, y con la esperanza de que cada vez más madres conozcan estos datos, que estén seguras y preparadas y puedan hacer frente a comentarios del estilo “este bebé pasa hambre” y “tienes poca leche”.

¿Cómo se puede aumentar la producción de leche materna? (2ª parte)

A pesar de saber que lo único realmente infalible para aumentar la producción de leche es la estimulación, vamos a ver diferentes mitos que están muy extendidos, sobre remedios para aumentar la producción de leche materna. La mayoría de estos remedios no han sido probados científicamente, no hay constancia de que tengan alguna acción sobre la producción de leche.

Galactogogo- sustancia que aumenta la producción de leche materna.

Cerveza (levadura de cerveza)– Es un buen suplemento nutricional, pero no hay ninguna prueba de su eficacia como galactogogo.

Cardo mariano- Se carece de estudios que demuestren su eficacia. No se han demostrado efectos galactogogos. Se suele consumir en forma de té. Actualmente también se comercializa en forma de medicamento (promil). Dos estudios realizados con vacas y mujeres le atribuyen efectos galactogogos, pero la metodología de estudio es defectuosa.

Galega officinalis o ruda cabruna- Es una planta herbácea de la familia de las fabáceas. No hay ningún artículo científico que demuestre el aumento de la producción de leche. Es poco seguro para utilizar durante la lactancia. Dos recién nacidos se intoxicaron gravemente tras beber sus madres dos litros diarios de una mezcla de galega, regaliz, hinojo y anís.

Alholva o fenogreco- planta leguminosa, se utilizan sus semillas. No está documentado que aumente la producción de leche. No es tóxica, pero a altas dosis puede producir hipoglucemias.

Alfalfa- Recomendada en algunos herbolarios para aumentar la producción de leche. Se ha documentado como poco seguro durante la lactancia.

Hinojo– Hierba que se utiliza para aumentar la producción de leche. Contiene un alcohol que puede ser dañino para el bebé. Considerado como poco seguro.

Albahaca– Se consume en forma de té. Su uso está desaconsejado por efectos nos probados y potencial toxicidad.

Leche vaca- la producción de leche materna no tiene nada que ver con la cantidad de leche ingerida. Ningún otro mamífero consume leche de otra especie durante la lactancia.

Anís- Consumido en forma de semillas. Es poco seguro consumirlo durante la lactancia. Incluso puede disminuir la producción de leche.

Agua- La hidratación de la madre no tiene nada que ver con la cantidad de leche que se produce. Si bien es cierto que las primeras semanas, las madres suelen notar más sed al dar de mamar, no debe confundirse esto con la necesidad de agua para la lactancia.

Earth mama angel baby- Marca de tés orgánicos que venden para aumentar la producción de leche materna. Entre otros ingredientes contiene: hinojo, alholva, cardo, anís y alfalfa.

Tampoco tienen efectos probados otros métodos como leche de almendras, avena, ginseng, zarzaparrilla…. e incluso alguno de ellos tiene el efecto contrario y pueden disminuir la producción de leche.

Galactogogos farmacológicos- son medicamentos que estimulan la producción de prolactina.

Estos medicamentos se utilizan bajo supervisión médica y sólo se utilizan en casos muy concretos: Para inducir la lactancia en una madre que va a adoptar un bebé; para volver a dar de mamar después de un destete (relactar); en caso de hipogalactia real por enfermedad de la madre.

Los medicamentos que se utilizan como galactogogos no fueron creados con tal fin, sino que el aumento de prolactina es un efecto secundario. Son medicamentos galactogogos la metoclopramida, que se utiliza para nauseas y vómitos; la domperidona, que se utiliza para las nauseas y vómitos y otras molestias gástricas; y el sulpiride, que es un antipsicótico.

Datos extraídos de la web e-lactancia

 

CONCLUSIONES

  • Dar de mamar a demanda, poner el bebé al pecho cada vez que lo necesite. Ofrecerle incluso aunque no lo pida.
  • No hacer caso de consejos de NADIE que nos diga que tiene que mamar cada “X” horas o durante “X” rato.  La lactancia a demanda, es a demanda
  • Conocer cuando nuestro bebé puede tener una crisis de crecimiento, momento en el que estará unos días pidiendo mamar más a menudo, para aumentar la producción de leche y satisfacer sus necesidades diarias. Si sabemos esto, no nos agobiaremos pensando que el bebé pide más veces porque se queda con hambre.
  • No ofrecer chupetes para calmar al bebé. Es mejor ofrecer el pecho, porque estimulará la producción.
  • Un biberón introducido es una toma materna perdida. Cada vez que a un bebé se le ofrece un biberón porque parece que tiene hambre, es una vez menos que se estimula el pecho, lo que conduce a menor producción de leche materna. Esto hace entrar en un círculo vicioso, que si no se para a tiempo, puede llegar a cargarse la lactancia totalmente.
  • No se deben utilizar infusiones ni remedios caseros para aumentar la producción de leche.
  • La succión del bebé al pecho es el estímulo más potente para la secreción de prolactina y la producción de leche.

¿Cómo se puede aumentar la producción de leche materna? (1ª parte)

Esta es una pregunta a la que se han enfrentado multitud de mamás, madres que por desconocimiento, por comentarios de otras personas o por no conocer lo que le pasa a su bebé en ese momento, tienen la duda de si no tendrán suficiente leche para amamantar a su hijo. Pero no es una duda nueva. El hecho de tener poca leche, ha sido una preocupación constante a lo largo de la historia. Y multitud han sido los remedios.

La lactancia materna funciona bajo el principio de estimulación-producción. Cuanta más succión hace el bebé, más leche se produce. La pregunta es, ¿se puede tener poca leche? Pues sí, se puede, por dos motivos fundamentales.

El primer motivo, es la falta de estimulación. Si no se da el pecho frecuentemente, por dolor en los pezones, grietas, mastitis, o por ofrecer con horarios estrictos, la producción disminuye. Todo esto se soluciona, poniendo al bebé a mamar frecuentemente, buscando una postura adecuada para que el agarre sea óptimo, dejando que el bebé mame todo lo que quiera de un pecho antes de ofrecerle el otro.

El segundo motivo, y que es rarísimo, es una hipogalactia. Es una situación real de baja producción de leche, pero esto es debido a una enfermedad, por distintos motivos. En estos casos, en los que yo no voy a entrar, la madre en cuestión debería acudir a una asesora de lactancia o a un experto en el tema, donde le orienten sobre la solución a su problema.

Cuando los horarios entran a formar parte de la lactancia, es bastante fácil que esta fracase. La lactancia debe ser a demanda, sin horarios, sin presiones, sin mirar el reloj. Cada vez que el bebé lo desee. Cuando un bebé está muy hambriento, llora. Pero no hace falta llegar a ese punto, porque los bebés emiten señales que nos indican que quieren comer, como llevarse las manos a la boca, mover los labios, girar la cabeza buscando el pezón. Si madre y bebé están en estrecho contacto, es más fácil darse cuenta de todas estas señales y satisfacer la necesidad de alimento inmediatamente. Esto, se ve enormemente facilitado con el uso de portabebés, que nos permiten llevar a nuestro bebé bien cerquita, anticipándonos a sus necesidades y dándoles el pecho tan a menudo como sea necesario.

¿Y por qué hay que ofrecer el pecho con tanta frecuencia? Un bebé recién nacido, tiene el estómago del tamaño de una canica. La leche materna es de muy fácil digestión y teniendo en cuenta esas dos premisas, es fácil suponer que su estómago se vacía en seguida y necesita leche con mucha frecuencia. Para un recién nacido, sería normal mamar una media de 8-12 veces en 24 horas, aunque hay bebés que necesitan mamar con más frecuencia, sobre todo en épocas de brotes de crecimiento.

Las crisis o brotes de crecimiento son situaciones que experimentan todos los bebés, más o menos a edades similares, y que suponen un desajuste entre la oferta y la demanda. Durante esas crisis, los bebés necesitan más cantidad de leche, por lo que necesitan mamar con más frecuencia, para aumentar la producción y satisfacer sus necesidades. Si una madre está al tanto de esa crisis, sabrá que son periodos pasajeros, que se superan simplemente dando el pecho más a menudo. Pero estas crisis son una de las causas por las que una madre puede pensar que no tiene leche suficiente y empezar a complementar con biberones. Veamos más o menos cuando ocurren (son fechas orientativas, pueden variar un poco en cada bebé)

  • 15-20 días- el bebé necesita aumentar su ingesta y la única manera de conseguirlo es mamar con más frecuencia, para aumentar la producción. Ya sabemos que la lactancia funciona estimulación-producción. Esta crisis dura unos 4 días y luego el bebé vuelve a mamar de manera normal.
  • 6-7 semanas- El bebé necesita más volumen de leche y lo consigue mamando más a menudo. También se pueden dar comportamientos como que el bebé esté más intranquilo, llore al pecho, de tirones. Parece que en este periodo, cambia el sabor de la leche materna y algunos bebés lo notan y protestan. De nuevo, una vez superado este brote, el bebé volverá a mamar de su forma habitual.
  • 3 meses- es el momento en el que más madres comienzan a suplementar con lactancia artificial o dejan del todo la lactancia materna. A los 3 meses, se producen varios cambios, que llevan a muchas madres a pensar que ya no tienen leche suficiente. Estos cambios son:
    • El bebé mama de forma mucho más eficaz, lo que antes tardaba mucho rato, ahora lo consigue en pocos minutos.
    • El bebé se distrae más fácilmente.
    • La leche tarda más rato en salir, debido a un cambio en la producción. Algunos bebés se enfadan por esta espera y protestan.
  • 4 meses, 6 meses, 9 meses- pueden aparecer crisis o brotes en distintas etapas del crecimiento del bebé.

Si conocemos estos brotes y los tomamos con paciencia, amamantándolo tanto como él quiera, sin forzar, sin nervio y sin necesidad de suplementos, lograremos tener una lactancia satisfactoria.

No me cansaré de repetir, que la mejor manera para tener más leche, es la estimulación por el bebé. Pero tampoco se trata de tener más leche. Porque, si tuviéramos más leche de la que el bebé necesita, ¿qué haríamos con la leche sobrante? ¿Nos explotarían los pechos? El cuerpo y nuestras tetas son sabios, y producen la cantidad que necesita nuestro bebé.

Mañana continuaré con los mitos sobre los remedios para aumentar la producción de leche.

Cuando las noches no son para dormir

Los bebés nacen con el sueño inmaduro. Esto quiere decir, que no duermen del tirón como los adultos. Vamos, que los adultos tampoco dormimos del tirón, tenemos varios despertares nocturnos, lo que pasa es que no nos enteramos y nos volvemos a dormir sin acordarnos por la mañana. Es en esos despertares cuando cambiamos de postura, nos destapamos…….

Pues los bebés hacen exactamente lo mismo. Con la diferencia de que ellos no saben volver a dormirse solos. No es nada extraño, es lo normal.

Hartos estamos de oír consejos de todo el mundo sobre lo que hay que hacer para que un bebé duerma bien. Otro de los temas en los que parece que hasta la señora de la limpieza, sin faltar a su profesión, ni mucho menos, está capacitada para decirnos como debería dormir nuestro retoño.

Pero aquí no voy a entrar en las particularidades del sueño, puesto que yo no soy ninguna experta, aunque reconozco que he leído mucho. Pero hay páginas y blogs donde realmente pueden dar explicaciones científicas sobre el tema del sueño de los bebés.

Ahora voy a lo que a mí me concierne. Mi princesa y las noches.

Nunca he pretendido que durmiera toda la noche del tirón, primero, porque ya sabemos que eso no es lo normal (¡aunque si un bebé duerme toda la noche, no es que sea anormal, para nada!). Y segundo, porque mi princesa mama, quiere teta varias veces, y sabido es que las tomas nocturnas son muy importantes para mantener una buena producción de leche. “La secreción de prolactina tiene un ritmo circadiano que se incrementa durante el sueño”.

Pues así llevamos 12 meses. Las primeras semanas despertándose muy a menudo y durmiéndose en la teta. Y según fue creciendo, las tomas se espaciaban un poco más, aunque nunca más de 3-4 horas. Nosotros colechamos, así que ella tiene libre acceso al pezón y muchas veces, se gira, mama y casi no me entero. Por lo general, no llega a despertarse del todo, si encuentra la teta, se queda frita y sino, pues protesta un poco, yo la coloco y a dormir otra vez.

Pero hoy……..esta noche no ha sido para dormir, ¡no señor!

Se despertó a la 1, después de 3 horas de sueño reparador (el suyo, porque yo llevaba sólo una hora dormida), pero en vez de dormirse, empezó a lloriquear y no le servía la teta, me tocó mecerla un poco. Cuando parecía que estaba dormida, intenté soltarla y vuelta a empezar. En el segundo intento, la mecí durante más rato, y conseguí soltarla sin que se despertara, o eso pensaba yo, porque empezó a moverse para todos los lados, con los ojos cerrados, vuelta para un lado, vuelta para otro, ahora me siento, ahora me tumbo encima de mamá, ahora doy una patada a papá, ahora me pongo de rodillas, ahora me dejo caer de golpe……… Al final, hemos terminado poniéndola en la mochila, pero hoy no había manera, así lloraba, y claro, paso totalmente de ver como llora la princesa. Me he puesto a pasear con ella por la habitación, hasta casi hacer un surco… Y con todo este trajín, nos han dado poco más de las 4 de la mañana.

Ya por fin, profundamente dormida, me dispongo a soñar hasta que suene el despertador, pero noooo, a las 5.30 y a las 6.30 ha vuelto a la carga. Y a las 7.45 el despertador que suena.

No sé qué habrá pasado esta noche, no encuentro explicación para tanto jaleo. Sólo sé que estoy hecha polvo, que tengo cara de zombi y que la princesa está ahora plácidamente tumbada, dormida a la teta mientras yo uso el ordenador.

Esta noche, a las 22h. a la cama, fijo.
dormida trabajando