No hay mejor lugar que los brazos de mamá

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De lactancia materna, copas menstruales y partos en casa

 

Hace sólo unos días leí estupefacta un artículo de la rancia Carmen Posadas que se publicaba en el dominical de un famoso periódico. Esta señora escritora, de la que casualmente no he leído ningún libro, se ha lucido con su artículo, en el que no deja títere con cabeza, o más bien, en el que no nos deja a las mujeres en muy buen lugar, a las mujeres que optamos por una maternidad y una vida más natural y respetuosa. El respeto, en su caso brilla por su ausencia. Me niego a enlazar su artículo y hacer que reciba más visitas. He aquí una imagen de sus desvaríos.

lactancia, copa menstrual, parto en casa

En un vuelo transatlántico me tocó al lado una mamá joven, muy guapa y con estudios universitarios, que viajaba con su hijo de dos años. Ante mi sorpresa, llegada la hora empezó a dar de mamar al retoño después de que este, hablando como un catedrático, solicitara el servicio de comedor. No seré yo quien se mese los cabellos ante las madres que reclaman su derecho a alimentar a sus hijos cómo y cuándo les plazca, allá cada cual con su particular afán de protagonismo, por no decir exhibicionismo. Pero ¿es compatible con una vida profesional amamantar niños hasta esa edad? “

¿Afán de protagonismo y exhibicionistas? La lactancia materna, la función natural de los pechos de las mujeres, sigue avergonzando a muchas personas, e incluso a esta escritora retrógrada que no está puesta en las recomendaciones de la OMS. Porque digo yo, que si organismos científicos internaciones, después de muchísimos años de estudios, insisten en que lo más beneficioso para los bebés es la leche materna en exclusiva hasta los 6 meses y complementada hasta los 2 años y más allá de ese tiempo siempre que madre y bebé así lo deseen, será por algo. Que no señora, que si mi hija de 4 años me pide teta, ni yo soy una exhibicionista que quiero mostrar la turgencia de mis pechos a todo el mundo ni quiero ser la protagonista de una reunión de amigos. Si le doy teta es por su salud, por mi salud, porque a ella le gusta, porque le alimenta, porque es sano, porque le calma, porque tengo esa posibilidad y punto. Ah, y los mismo da el aspecto físico de la madre lactante y su nivel de estudios, guapas y feas, universitarias o sin graduado escolar, las tetas de todas están hechas para alimentar a nuestros hijos y de las tetas sale leche de igual calidad.lactancia

¿Compatible con la vida profesional? Teniendo en cuenta que la OMS recomienda lactancia en exclusiva hasta los 6 meses y que en España la baja maternal no dura ni 4 meses, es difícil, pero perfectamente compatible. Al principio podemos sacarnos leche con un sacaleches y a partir del 6 mes, cuando el bebé comienza a tomar otros alimentos, puede comer “comida” mientras nosotras no estamos y tomar teta cuando estamos con ellos. Porque las madres trabajadoras volvemos a casa después de la jornada laboral y en esas horas que compartimos con nuestros hijos, podemos darles el pecho, podemos leerles un cuento, podemos jugar a revolcarnos por el suelo y podemos hacer cientos de cosas. Quizás Carmen no lo sepa porque no dio pecho a sus hijos o porque al llegar a casa tenía a los niños cuidados con alguna niñera…

 Tampoco parece muy compatible con el trabajo lo que propugnan las muy progresistas ‘miembras’ de la CUP. Ellas desean que los centros de salud promuevan «métodos alternativos de recoger el sangrado menstrual» a los caros y poco ecológicos tampones y compresas.  Para ello abogan por el sangrado libre y la utilización de esponjas marinas. “

Y digo yo, señora Posadas, ¿qué leche tendrá que ver mi ciclo menstrual con la compatibilidad con el trabajo? ¿Y acaso usar una copa menstrual me convierte en independentista? No seré yo la que hable de política, pero sí la que habla de métodos alternativos para recoger el sangrado menstrual. Y casualmente, la moción sobre la menstruación que ha presentado la CUP me parece fenomenal.  Resulta que la menstruación no es algo nuevo, sino que al igual que la lactancia materna, es tan antigua como la humanidad. Es inherente a los mamíferos. Las mujeres tienen pechos para amamantar. Y las mujeres tienen periodo menstrual. Durante años, lo que viene siendo de toda la vida, vamos, las mujeres han cuidado sus ciclos menstruales de una u otra forma, hay constancia de que en Egipto las mujeres usaban una suerte de compresas para tal menester. Desde entonces ha llovido mucho y ha habido adelantos, o no. Los tampones casualmente, están ligados al Síndrome de Shock Tóxico y tanto compresas como tampones dejan en el cuerpo de la mujer residuos. Y no solo en nuestros cuerpos, sino en el medio ambiente, pues aunque a esta mujer le parezca que cuidar el medio ambiente es absurdo ¿Y si estropeo el medioambiente con mis tampones y compresas?”  Poner un poco de parte de cada uno ayuda bastante. Además, el gasto mensual es compresas y tampones es muy grande. Ya me imagino yo a familias que no consiguen casi llegar a fin de mes, sufriendo por gastarse 10 o 15€ mensuales en compresas. Si invierten 30€ en una copa menstrual que dura 5 años, ¿no supone esto un gran ahorro? Creo que Carmen Posadas no ha leído bien la moción de la CUP, pues no propugnan el sangrado libre, sino el uso de métodos alternativos. Y  puedo hacer mi trabajo igual de bien con un tampón que con una copa menstrual.

“¿Para qué ir a un hospital si se puede parir igual en el colchón de casa, como sacraliza un conocido anuncio de televisión? Por supuesto, y una vez más, parir con dolor es una opción, pero no parece precisamente ‘moderno’ anteponer la intimidad a la seguridad o considerar irrelevante la contribución del parto hospitalario a la hora de reducir la mortalidad materno-infantil.”

El parto en casa, en un embarazo sano y controlado, es una opción segura y responsable. En otros países Europeos, sin ir más lejos, es una opción que se considera normal. Parir en casa se hace bajo la supervisión de matronas, que son las profesionales de la salud que controlan la vida sexual y reproductiva de las mujeres y que se encargan de los partos en la inmensa mayoría de las ocasiones. Digo inmensa, pues en muchísimos casos innecesarios, intervienen los ginecólogos con sus episiotomías, sus maniobras de Kristeller,  sus cesáreas, sus partos programados… Una vez más, la OMS, ese organismo del que parece que Carmen Posadas no ha oído hablar, considera que en condiciones de salud, el parto en casa es tan seguro como un parto hospitalario. Y lo de parir con dolor, no es una cuestión de masoquismo. Hay alternativas más naturales y menos dañinas a la epidural, que conlleva muchos riesgos, como partos instrumentalizados y mayor tasa de cesáreas. Una mujer que decide parir en casa no lo hace salvaje e inconscientemente. Una mujer que decide parir en casa se ha informado y ha decido. Y no está poniendo en riesgo su salud ni la de su bebé si no hay nada que contraindique este tipo de parto. Son decisiones normales y respetables. Y contempladas por la OMS.

“Nuestros primeros años como profesionales son brillantes, pero cuando el reloj biológico comienza a hacer tictac, se acabó puesto de relumbrón y sueldo espléndido, la maternidad es lo primero. Caer en viejos tics gracias a nuevas modas pseudoprogresistas es completamente imbécil”

Está claro que cuando esta mujer tuvo a sus hijos, hace unos 40 años, trabajaba y trabajaba….ah no, que leyendo su biografía resulta que dejó sus estudios universitarios para casarse y tener hijos y hasta unos años después no comienza a escribir libros (cosa que seguro hacía perfectamente desde casa) y luego se casó con el gobernador del Banco de España… Precisamente ella, que ha tenido una vida acomodada y fácil, viene a dar lecciones sobre maternidad y sobre quedarse en casa cuidando hijos. Pues mire por donde, sí, la maternidad es lo primero. Aunque aún haya mucha gente que no se haya dado cuenta. La infancia de nuestros hijos pasa rápida y fugaz. Y es en esos primeros años que se forja su personalidad y su relación con el resto del mundo. De nuevo a la cola de muchos países más progres que nosotros, la baja maternal no deja tiempo para nada. En países mucho más avanzados cuidan a las mujeres y sus maternidades, ofreciendo bajas maternales mucho más largas, periodos de excedencias remunerados, evitando que los bebés vayan a guarderías al cuidado de desconocidos y fomentando que sean cuidados y amados por sus madres. Decidir aparcar tu carrera profesional, por poco o mucho tiempo, es una decisión personal de cada madre y de cada familia, pero no es una decisión criticable. Más criticable me parece a mí que la vicepresidenta en funciones renunciase a su baja maternal y se incorporase al trabajo tan sólo 10 días después del nacimiento de su hijo. Que por muy bien cuidado que estuviera el niño, no tenía a su madre, ni su calor, ni su olor y evidentemente, ni la leche de su madre. Muchas mujeres se ven obligadas a incorporarse al trabajo cuando su bebé tiene sólo 16 semanas de vida, destrozando una recién comenzada relación, creando una angustia de separación madre-hijo difícil de calmar. Y se acostumbran, claro, no les queda otra y se engañan diciendo que su hijo está fantásticamente y cuando llegan a casa intentan recuperar ese tiempo perdido. Pero muchas de estas mujeres darían lo que fuera por no tener que dejar a sus retoños tan pequeños, por poder aparcar por una temporada su carrera profesional. Por suerte, algunas otras mujeres sí pueden hacerlo. Y renunciar temporalmente al trabajo por cuidar de tu hijo, de esa parte de ti, es más gratificante que el sueldo espléndido de ese mes. No es nada imbécil ni tiene porqué acabar con tu carrera profesional; unos años después y podemos volver al trabajo.

Definitivamente, nunca me había leído ningún libro de esta señora, pero después de leer este artículo, tengo clarísimo que nunca lo haré. Ella, la que se hace llamar feminista, no es más que una machista escondida detrás de un ordenador, con una gran falta de respeto hacia las mujeres y madres que deciden tomarse la maternidad de una forma un poco diferente.

Parir con epidural, parir sin epidural

La anestesia epidural consiste en administrar anestésicos y/o analgésicos en el espacio epidural, que es una membrana que rodea la médula espinal, bloqueando las terminaciones nerviosas que pasan por esa zona y que insensibilizan de la zona lumbar hacia abajo. Se administra por un anestesista, que inserta un catéter muy fino en el espacio epidural (sistema nervioso) por el que se inyecta la anestesia.

Catéter epidural

Catéter epidural

Este tipo de anestesia se utiliza generalmente para aliviar los dolores de parto, aunque también se utiliza en otros tipos de cirugía.

La mayoría de las mujeres, cuando están embarazadas, tienen miedo al parto. Yo siempre he sido de quitarle importancia a este asunto. En mis dos embarazos, cuando alguien me decía algo, siempre les contestaba los mismo: “la humanidad tiene millones de años, si seguimos existiendo es porque las mujeres han parido toda la vida y han vuelto a repetir, así que no hay que tener miedo”. Aunque los conocidos tienden a meterte el miedo en el cuerpo con sus típicos comentarios de esos que nadie les ha pedido, yo reconozco que no me dejé influir.

Aunque la anestesia epidural se utiliza desde los años 40, ha sido en los últimos años cuando ha aumentado su utilización en los partos. Como todas las anestesias y los procedimientos médicos, usar anestesia epidural tiene riesgos, la pregunta es ¿conocen realmente las mujeres todos los riesgos de la anestesia epidural? ¿Están bien explicados? En general, creo que la respuesta es no. Por suerte, muchas mujeres buscan información extra fuera del hospital para conocer más sobre su embarazo y su parto. La mayoría de las consultas están masificadas y el tiempo de atención de las embarazadas no es muy grande. En mi primer embarazo hace 14 años no me hablaron de la epidural. En el segundo, hace 4 años, asistí a una charla que daban los anestesistas una vez al mes a un grupo de madres embarazadas. En una sala con unas 30 mujeres, dos residentes de anestesia llegaron, nos dieron una pequeña charla sobre cómo se administraba y para que servía y tocaron muy por encima los efectos secundarios. Luego nos dieron el consentimiento informado que teníamos que firmar y llevar el día del parto y salieron pitando porque no tenían tiempo de contestar las preguntas de un montón de futuras madres.

No soy anestesista, soy enfermera, soy madre y soy una fanática de la información. Los riesgos que se exponen a continuación no me los he inventado, todos estos riesgos son reales y proceden de fuentes fiables, como los consentimientos informados que dan en los hospitales, manuales de anestesia e información contrastada con ginecólogos y matronas. Estos son enlaces a los consentimientos informados de la Junta de Andalucía, del Hospital General de Ciudad Real, de los Hospitales Nisa e información de la Asociación El Parto es Nuestro.

Riesgos de la anestesia epidural

  • Punción difícil – lo que puede conllevar a varios intentos con el consiguiente dolor en la zona o a que la anestesia no haga el efecto deseado.
  • Descenso de la tensión arterial – además de producir mareos y nauseas en la madre, al disminuir la tensión también disminuye el flujo sanguíneo, por lo que llega menos sangre a la placenta y por tanto, menos sangre al bebé. Puede haber sufrimiento fetal. Por este motivo siempre hay que tener una vía con sueroterapia.
  • Temblores y escalofríos
  • Dolor de cabeza – esta complicación es bastante frecuente y se produce cuando la aguja pasa un poco más allá del espacio epidural y sale líquido cefalorraquídeo. Las cefaleas pueden ser intensas y durar hasta una semana. En casos graves hay que aplicar un parche hemático. Será necesario permanecer tumbada.
  • Retención urinaria –  muchas mujeres con anestesia epidural pierden la función urinaria normal, por lo que necesitarán un sondaje vesical intermitente para vaciar la vejiga si no orinan dos horas después del parto.
  • Infección – complicación rara pero que no se puede descartar en cualquier manipulación médica. Si se infecta la zona de punción, al tratarse del sistema nervioso central, hay riesgo de meningitis o de abscesos.
  • Pérdida de movilidad de los miembros inferiores – la anestesia epidural produce debilidad y adormecimiento de los miembros inferiores, pero en algunos casos, bien por inflamación de la zona, bien por rozar algún nervio en la punción, esta debilidad se traduce en pérdida de movilidad temporal.
  • Reacciones alérgicas
  • Ralentización del proceso del parto – muchas mujeres sufren una disminución de las contracciones tras la epidural, por lo que acaban necesitando oxitocina sintética.
  • Partos instrumentalizados – al perder la sensibilidad de las piernas, se pierden también todas las sensaciones que acompañan al parto. La mujer no tiene necesidad de pujar, por lo que tiene que seguir las indicaciones del personal sanitario. Por este motivo, aumentan las probabilidades de tener partos intervenidos, episiotomías, fórceps y cesáreas. Aquí dejo uno de los muchos estudios que hay al respecto y que concluye con estos datos: el uso de epidural aumenta más de 2 veces la posibilidad de parto intervenido.

Toda mujer embarazada debería ser correctamente informada sobre los beneficios de la epidural (disminución y/o anulación del dolor) pero también sobre todos los riesgos. No quiere decir que vayan a tener todas las complicaciones, pero deberían saberlas para decidir con toda la información en la mano. Y con esto no estoy diciendo a nadie que no elija ponerse la epidural. Pero sí que lo haga con conocimiento.

Tengo dos hijos. Y he tenido dos partos diferentes, uno con epidural, otro sin epidural.

Mi primer parto fue con epidural, llegué con 3 cm de dilatación, me cogieron una vía y me ofrecieron la epidural. De entrada dije que no, pero sin preguntar me rompieron la bolsa y me pusieron oxitocina sintética. A los 5 minutos gritaba pidiendo la epidural. A partir de ahí, mi parto no fue mío, fue de las matronas que lo controlaban. Yo no hacía nada, sólo me dejaba llevar. Cuando llegó el momento me pasaron al paritorio, con ayuda pues las piernas no me respondían. Empujaba cuando me decían, sin sentir ninguna necesidad. Una matrona se subió encima de mí y me empujó fuertemente el fondo del útero “para ayudarme”, haciéndome mucho daño (Maniobra Kristeller). Me hicieron una episiotomía enorme, que fue lo peor de las siguientes dos semanas, en las que casi no podía andar y caminar. Durante mi estancia en el paritorio tuvieron que ponerme una sonda vesical de vaciado, pues hacía horas que no orinaba. Y esperar varias horas tumbada hasta la correcta movilidad de las piernas.

Mi segundo parto fue sin epidural. Llegué con 4 cm de dilatación y de entrada pedí un parto respetado, sin medicación ni manipulación. Dilaté rápidamente y en los últimos momentos de dolor intenso pedí la epidural. Me la negaron pues no había tiempo. A partir de ahí, yo fui la dueña de mi cuerpo y de mi parto. No tuvieron que decirme qué hacer pues mi cuerpo notaba todas las señales, funcionaba solo, algo salvaje se apoderó de mí y me pedía empujar. No fuimos a paritorio, parí en la cama. Dolía, dolía mucho pero entre dolor y dolor cogía aire y volvía a dejar que mi cuerpo funcionase. Sara nació sin manipulación, nadie me empujó, nadie me cortó, fue lo más doloroso y a la vez lo más bonito que he vivido nunca. Tuve un pequeño desgarro que requirió 1 punto y que no noté nada en los días posteriores. Hice pis cuando llegué a la habitación, momento en el que me levanté tranquilamente.

Parir con epidural. Parir sin epidural. Si tuviera un tercer hijo tengo muy claro cómo pariría. Sin epidural. Sin intervención.

¿Has tenido alguna complicación en tu parto con epidural? ¿O por el contrario crees que la epidural fue maravillosa. Me encantaría que compartieras tu historia.

Hace 1 año

Hoy hace 1 año, a estas horas, estaba segura que conocería a mi princesa. Había pasado mala noche, despertándome con contracciones. Durante la mañana, cada vez iba teniendo más contracciones, pero estaba muy tranquila y esperaba a que fueran regulares. Iba a empezar a hacer la comida, cuando de pronto, las contracciones empezaron a ser bastante seguidas, así que pensé que iba a ser hora de irse al hospital….pero con calma. Mi padre vino a recoger al príncipe y yo me duché tranquilamente.

Entre contracción y contracción, me comí un sándwich, porque tenía hambre, y no sabía cuándo iba a poder volver a comer. Mi hermana se reía y me decía que seguro que no estaba de parto, porque estaba muy tranquila y comiendo, pero leñe, ¡se puede masticar y doblarse del dolor a la vez!

Y salimos para el hospital. Cada vez más contracciones, cada vez más dolorosas, había dejado de controlar el tiempo. Cuando llegamos, eran las 3 de la tarde y había mucha gente para dar los datos. ¡¡Y yo me doblaba por la mitad!! Puse una pierna encima de una silla, parecía que así el dolor era más soportable. Después de un buen rato esperando a que me atendieran, por fin llegamos a obstetricia. La matrona me hizo un tacto y había dilatado 5 cm.

Pasamos a la sala de dilatación. Fuera ropa, y vamos a hacer un monitor. Y las contracciones que se salían de la hoja de registro. Mandaron a mi marido a hacer el ingreso y me dejaron sola.

Y así, sola como estaba, noté como se me rompía la bolsa. En ese momento pensé en una botella de champan, noté como algo salía a presión y de pronto, un líquido tibio bañando mis piernas. Y no sólo eso. Me entraron unas ganas tremendas de empujar.

Me puse un poco nerviosa, porque pensé que iba a parir allí sola. No encontraba el timbre para llamar y al final, me puse a llamar llamé a voces. Entró alguien, no recuerdo quien, le conté que estaba naciendo la niña y me miró con cara de “anda ya, si hace 10 minutos estabas con 5 cm de dilatación”. Pero miró. Levantó la sábana y me dijo que iba a parir allí mismo, en la cama y se fue corriendo. Un momento después, vino la matrona, y me dijo:» la mala noticia es que duele, la buena, es que va a ser muy rápido».
Y así llegó al mundo Sara. Su padre, casi se pierde el momento. Llegó justo cuando estaba saliendo la cabeza. Se le quedó una cara de sorpresa cuando abrió la puerta y vio a la matrona agachada entre mis piernas……

Me encantó mi parto. Dolía, claro que dolía, pero fue todo tan natural, tan respetado, sin intervencionismos, sin anestesia, sin oxitocina, sin episiotomía, y sin las luces frías y la camilla del paritorio. Allí, en la cama, Sara se abrió paso al mundo. Y casi sin esfuerzo. La matrona me dijo que no hiciera nada, que dejara que Sara saliera sola. Fue increíble notar su cabeza saliendo de mí. Aunque mi cuerpo me pedía empujar y así, la ayudé a terminar de salir. Eran las 4.10 de la tarde. Nos apodaron “las rapidillas”.

De pronto, tenía a la cosa más preciosa encima de mi pecho, abrió la boca, se agarró a mi pezón y me miró a los ojos.

Así, nuestro amor, que ya era enorme, terminó de consolidarse. Y desde entonces, no he dejado de estar enamorada ni un solo día.

Hoy hace 1 año que mi corazón rebosa alegría.

Felicidades princesa. Te quiero muchísimo.

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