No hay mejor lugar que los brazos de mamá

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Una cena de lujo en El Perro y la Galleta

Este no es un tema sobre el que suela escribir, un lugar para cenar sin que estén los niños. Lo sé, no tiene nada que ver con la maternidad. Pero oye, es que de vez en cuando, también apetece hacer alguna cosa sin llevar a los niños. Y si encima, te encuentras con un sitio como este, con buena comida y buen ambiente, ¿Cómo no compartirlo con vosotros?

El sábado fuimos a cenar al restaurante El Perro y la Galleta, justo frente al Retiro. Y salimos encantados.

El lugar está decorado con muchísimos detalles, y aunque puede parecer cargante tanto objeto, la verdad es que no desentonan. Mesas de madera rústica, luces tenues, grandes ventanales y perros por todos lados, en lo cuadros, por las esquinas, de peluche…de ahí parte de nombre del local, de la pasión del dueño por los perros. La otra parte del nombre se debe a que es el nieto de la fundadora de María Fontaneda y prueba de ello la encontramos en la carta (y en una fuente de galletas que había justo en frente del baño).

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Fotografía del restaurante El Perro y la Galleta

 

Reservar en el restaurante no es moco de pavo, siempre está lleno, así que no se os ocurra pasaros sin llamar. Estaba lleno hasta los topes y aunque había muchísima gente, lo que me gustó es que era un ambiente relajado, en el que poder charlar a gusto, sin ruidos excesivos. La única pega que le pondría es que por aprovechar bien el sitio, tienen demasiadas mesas, lo que se traduce en espacios pequeños y mesas muy juntas, un poco demasiado para mi gusto. Vamos, que me tocó dejar el bolso en el sofá en el que me senté justo pegando con el bolso de la chica de al lado. Un poco más y nos hacemos amigas.

La carta, bastante original. Está bien cambiar de vez en cuando. Y la comida, exquisita, un 10 al chef. Además, platos abundantes, nada de minicomidas que se pierden en un plato gigante. Os cuento lo que comimos.

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Carta El Perro y la Galleta

Berenjenas rebozadas en galleta con pomodoro sin parmesano, por aquello de mi aversión al queso. Una fuente llena de berenjenas en tiras, doradas y crujientes, no pudimos terminar con ellas.

Tartar de atún con aguacate, mango, jengibre y sésamo una mezcla deliciosa entre el sabor salado del atún y el dulce del mango. Muy bien presentado.

Solomillo a la plancha con puré de patata trufado. El solomillo estaba exquisito, esa carne que se deshace en la boca. Y el puré con trufa para acompañar, perfecto también.

Tacos mexicanos de bacalao rebozado con guacamole, cilantro y pico de gallo. Tres tacos con unos contundentes trozos de bacalao, muy bien preparado. Otro plato con el que no pudimos terminar, a pesar de lo bueno que estaba.

Y ya el estómago no estaba para postres, si es que somos de poco comer. Confieso que me quedé con ganas de comerme una hamburguesa de Angus, vi que era el plato elegido por muchos comensales. Y de probar unos cuantos platos más, pero como todo no puede ser, los dejaremos pendientes para la próxima ocasión que se presente.

El precio por comensal, rondando los 35€, un precio justo para la calidad de la comida.

Sólo me faltó hacer fotografías de la comida. La verdad es que no se me ocurrió hasta el final que podía escribir sobre el restaurante, así que tendréis que conformaros con las fotos propias del restaurante y con mi opinión sobre la comida. De verdad, un sitio que no te puedes perder.

Youzz o cómo probar productos nuevos

Cuando una marca lanza un producto nuevo, nos bombardean de publicidad. Pero no siempre esa publicidad llega adecuadamente donde corresponde. Por ello, muchas marcas hacen estudios de mercado antes de lanzar una campaña publicitaria, para ver qué tal encajarían con el público en general.old el paso

Hace unos cuantos años, antes de ser madre, participé en varias ocasiones en este tipo de estudio. Por lo general íbamos a una reunión donde nos hablaban de un producto y nosotros dábamos nuestra opinión. Recuerdo un anuncio de un coche, cuando sólo era un proyecto en la mente de los publicitarios. Nos contaron de qué iba a ir y mediante imágenes y una voz en off que narraba la historia, nos imaginamos cómo sería el anuncio una vez grabado. Y ahí es donde dábamos nuestra opinión, personas normales y corrientes que opinaban sobre si el color del coche no era el adecuado o sobre si la ropa que llevaría la chica del anuncio debía ser más colorida. Reuniones que duraban dos o tres horas y por las que luego nos daban algo de dinero o un cheque para gastarlo en algún gran supermercado. Una vez que fui madre, dejé de hacer estas cosas por falta de tiempo.

Gracias a la revolución de internet y al apogeo de las redes sociales, estas cosas siguen existiendo online, aunque de manera un poco distinta. Y ahora es cuando te voy a hablar de Youzz

Youzz es una plataforma online donde poder probar nuevos productos y dar tu opinión sobre los mismos. En Youzz trabajan con muchas marcas que están a punto de lanzar algo nuevo o acaban de sacarlo a la venta y quieren conocer de primera mano la opinión de los consumidores. De vez en cuando sacan proyectos o campañas en los que podemos apuntarnos para intentar ser elegidos y tener el privilegio de probar algo y además, poder compartirlo con los amigos.

Evidentemente, para este tipo de campañas requieren personas activas en las redes sociales, que se comprometan a compartir sus opiniones en distintos medios e incluso a publicar sobre ellos. Si te seleccionan, en casa recibes un pack con varias muestras del producto en cuestión para probarlo y con muestras extras para compartir con amigos y familiares. Después de probarlo, hay que dar tu opinión y la de las personas con las que lo has compartido para que la marca pueda saber de primera mano lo que opina el público.

Gracias a Youzz en casa estamos probando la nueva gama ¡Ay, que no pica! de Old el Paso. Ya conocíamos la marca Old el Paso por las tortillas de trigo. Me resultan muy socorridas y algunas noches las preparamos para cenar. No sólo con el típico relleno para fajitas, son ideales para llenarlas con lechuga, tomate, mayonesa, atún…en plan plato frío. También las comemos con salsa boloñesa que me haya sobrado de hacer macarrones. A los niños les encanta.Old el Paso

Pues ahora han lanzado un nuevo producto, una salsa especial para acompañar a las fajitas, con ese toque especial mejicano pero que no pica, para que también les guste a los niños. Además, tienen un rebozado para pollo, para hacerlo en el horno y que quede crujiente, que está muy rico. Al ser Youzzer de la campaña ¡Ay, que no pica! en casa recibí una caja con varios paquetes de tortillas de trigo Old el Paso, varios botes de salsa mejicana que no pica, sobres para rebozar el pollo y barquitas mejicanas crujientes, para que pudiera probarlas, pero también para repartir entre mis conocidos y amigos y que ellos también puedan probarlos.

En general, la opinión sobre Old el Paso que yo tenía previamente era buena y estos nuevos productos que han sacado también nos han gustado bastante en casa, sobre todo la salsa, que antes no la compraba porque a los niños no les gustaba y ahora sí que les gusta. Y gracias a Youzz, tenemos resulta la cena de unas cuantas ocasiones.

En unos días te contaré más oportunidades para ser “probador” de productos con otras plataformas. Mientras tanto, si te apetece participar en este tipo de estudios y ser el primero en probar cosas nuevas, te invito a hacerte Youzzer y estar atento a sus próximas campañas. Para registrarte sólo tienes que seguir este enlace de Youzz.

Que no te engañen con la leche

Hace unas semanas recibí por correo postal un cheque para probar gratis la leche Puleva Max Energía y Crecimiento, cheque que metí en el bolso y olvidé hasta el otro día, que me acordé de casualidad y cogí un paquete para llevármelo a casa.

Lo primero que me llamó la atención fue su elevado precio, 1,30€.  Por ese precio compro yo 2 litros de leche normal. Pero bueno, como era regalada, pues me la llevé.

Ya he hablado alguna vez sobre este tipo de productos y las pocas cosas buenas que he leído sobre ellos. Puedes leer mi artículo comida casera Vs comida preparada. Y una vez que he tenido un paquete en casa, puedo decir con seguridad que nunca lo compraré y que no se lo recomiendo a nadie.

Este preparado lleva de todo menos leche. Bueno, leche lleva, pero tiene tantos ingredientes que el porcentaje de leche que tomarán los niños será inferior al que tomarían con un vaso de leche normal. Si miras los ingredientes, el segundo en aparecer es agua. El orden en que se muestran los ingredientes tiene que ver con las cantidades presentes. Es decir, el primer ingrediente es el que más abunda. En este caso es la leche, pero ¡el segundo es agua! Vamos, que esta leche tiene un montón de agua. Y el tercer ingrediente es el azúcar. Luego lleva aceites, sabores, vitaminas y minerales.Puleva leche

Si lo pensamos fríamente, es como si en un vaso llenamos la mitad de leche de vaca normal, le ponemos una cantidad generosa de agua, le añadimos 1 cucharada (de las soperas) de azúcar (1 cucharada  tiene unos 15 gr de azúcar, esta leche tiene 6.7 gr por 100 ml, en un vaso de 200 ml habrá 13.4 gr azúcar), le ponemos unas gotas de aceite de oliva y de girasol, le añadimos aceite de pescado, cogemos un trozo de un comprimido polivitamínico (calcular las cantidades según prospecto) y lo echamos al vaso, lo removemos bien y se lo damos a nuestros hijos. ¿Tú lo harías? Yo tampoco.

Ojo con los niños alérgicos. Porque cada vez tenemos que tener más cuidado con las cosas que les damos. Por ejemplo, mi hijo es alérgico al pescado y no le supone ningún problema tomar leche. Pero resulta que esta fantástica horrible leche tiene aceite de pescado. Y soja. Si la hubiese bebido sin habernos fijado en la etiqueta habríamos tenido un gran problema.

La falta de leche de esta leche se hizo patente el fin de semana. Cuando vienen mis suegros de visita y preparo café, siempre los hago con espuma de leche. Tengo un espumador de leche que en 1 minuto la calienta y la deja muy cremosa. Queda genial con los cafés y a los niños les encanta que les haga leche con espuma y comérsela a cucharadas. Como andaba el paquete dando vueltas por la cocina, decidí usarlo, así entre todos se gastaría antes esa “leche” regalada. Pero cuál fue mi sorpresa cuando vi que la espuma no salía. Por más que lo intenté, por más que batí la leche, allí no salió ni una gota de espuma. ¿Será porque tiene poca leche y mucho de todo?espuma de leche

Para terminar, algo que me molesta, y mucho, es ver el sello de la Asociación Española de Pediatría en este tipo de productos. Evidentemente, la mayoría de los pediatras en su correcto desarrollo de la profesión no los recomiendan. Mi pediatra directamente recomienda la leche de vaca a partir del año (Sara estaba con la teta y no la tomó hasta más tarde). En realidad, más que la AEP recomiende esta leche, que en realidad no pone eso, son los de Puleva lo que ponen que colaboraran con ellos y plantan el sello, de modo que queda más vistoso. Pero no nos engañemos, la AEP no recomienda estos productos, sólo trabajan con determinadas marcas. Hace no mucho hubo un problema similar con unas galletas que llevaban el mismo sello de la AEP y mucha gente se unió en una petición para que la Asociación retirase el aval de estas galletas. La Asociación hizo un comunicado oficial al respecto que puedes leer integro aquí, y que se resume como “La AEP no concede avales a ningún producto y cualquier alegación en este sentido por parte de una empresa es falsa.”puleva leche

¿De verdad necesitan nuestros hijos este exceso de azúcar? La inmensa mayoría de los alimentos preparados que compramos tienen azúcar, te sorprendería ver a cuántas cosas le añaden azúcar. Bastante sobredosis de glucosa metemos ya en nuestros organismos, lo que nos pone en peligro, ahora y en el futuro. Tampoco nuestros hijos necesitan un exceso de vitaminas y minerales. Es raro encontrar a niños malnutridos en nuestra sociedad actual y los que de verdad pasan hambre, por desgracia no podrán optar a este tipo de alimentos tan caros. La solución está en una alimentación sana y equilibrada, en enseñar a nuestros hijos a comer hoy para que sean unos adultos sanos mañana.

Y tú, ¿crees que son necesarios este tipo de alimentos enriquecidos?

El absurdo de los menús infantiles

Ya escribí sobre este tema hace unos meses, ­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­en este post Menús para niños. Nosotros siempre que vamos a comer o cenar fuera de casa pedimos de la carta habitual, nada de menús con comidas de baja calidad para los niños.

Pues hoy quería actualizar mi experiencia con dos situaciones absurdas que he vivido hace poco con este tipo de menú.

Situación número uno – Vamos a cenar con unos amigos a un sitio de comida casera. En el menú hay croquetas caseras y pedimos una ración. El camarero, viendo que hay varios niños, ofrece la posibilidad de traer otra ración de croquetas más pequeñas, para que los niños se las coman mejor… Cuando llega la comida, las croquetas están buenísimas, se nota que son caseras. En cambio, la ración de croquetas más pequeñas, “especiales para niños” son croquetas congeladas, con un pegote de masa en su interior y sin sabor. Conclusión: mis hijos se comen las croquetas grandes, que son las que realmente están buenas. Y yo me mosqueo, ¿acaso los niños tienen un paladar insensible o menos derecho a comer comida casera? En fin…

Situación número dos – El viernes salimos del cine y nos fuimos a cenar. Los niños eligen un restaurante americano. Al entrar directamente le dan a Sara el menú infantil. Lo acepto porque tiene dibujos para colorear. Pero ni lo miro, decidimos de la carta general. Cuando llega la camarera ¡me pregunta sorprendida si la niña no va a comer del menú infantil! Y trata de hacerme ver que es una buena opción. Rápidamente la saco de su error. Sara quiere pollo empanado en trozos (fingers). Los nuggets los evitamos siempre, esa masa amorfa de «pollo» que a saber lo que lleva, de todo menos pollo seguro…» En la carta general, 8 fingers cuestan 5.50€. En el menú infantil, los fingers cuestan 7.95€ con refresco, cosa que la camarera me enfatiza. Mi hija no bebe refrescos, toma agua. Vale, una botella de agua también entra en el menú. ¿Cuántos fingers hay en el menú infantil? ¡¡4!! Desde luego, me quedo con mi primera opción, 8 fingers y un vaso de agua del grifo, más barato y más cantidad. ¿Creen que estamos tontos los padres? ¿O será que por ser niños tienen que comer menos? Vale que Sara no se comió los 8 trozos de pollo, pero sí se comió 6, con el menú infantil se habría quedado con hambre. Además de dar varios mordiscos de mi súper hamburguesa con lechuga, cebolla frita, mermelada de pimientos rojos…hamburger

Conclusión a la que llego siempre. No me gustan los menús infantiles.

Una merienda de 5 estrellas en el Hotel Hesperia

¿Cuántas veces has estado en un hotel de 5 estrellas? Yo, déjame contar, esto…una, sólo una vez, un fin de semana romántico que me regaló Jose hace unos años. Y ya, la economía no está para muchas estrellas.

Así que cuando recibí la invitación para ir a merendar al Hotel Hesperia Madrid y conocer de primera mano sus instalaciones, no me lo pensé dos veces y allí que nos fuimos los niños y yo. Y ya digo que salimos bastante contentos.

El Hotel Hesperia Madrid organizó una merienda para madres blogueras junto con actividades para los niños. La idea era darnos a conocer la faceta Family Friendly, con instalaciones y servicios especializados que convierten una estancia con niños en una experiencia inolvidable para toda la familia.

En uno de sus múltiples salones organizaron la merienda para los niños, con un montón de comida gourmet, adaptada a las exigencias y paladares de los más pequeños, delicias apetitosas que entraban muy bien por los ojos y por la boca, claro está. Además, había una esquina dulce, llena de gominolas en tonos azules, de donde los niños no se despegaban. Para amenizar la tarde, unos payasos hicieron reír a los más pequeños mientras las madres pasábamos a merendar a la sala contigua.Hesperia

Y mientras los niños se lo pasaban en grande, nosotras merendamos mientras escuchábamos las novedades del Hotel Hesperia Madrid. Las mesas estaban dispuestas simulando una celebración, de modo que pudimos observar de primera mano cómo sería celebrar un evento allí. Comida y bebida y unos camareros muy atentos a nuestras necesidades.Hesperia

El hotel quiere dejar de ser un sitio exclusivo ligado solamente  a los adultos y por ello ofrecen varias alternativas familiares, donde los niños son bien recibidos. Desde habitaciones para familias, con habitaciones contiguas y detalles para los más pequeños, hasta la celebración de eventos en sus salones.

En las habitaciones familiares todo está pensado para agradar a los más pequeños y como detalle de bienvenida, los niños reciben un neceser Warner, con artículos de baño de Looney Tunes. Si lo que quieres es celebrar un evento, tipo bautizo o comunión, los salones se adaptan a tus necesidades y a  las de los más pequeños. Posibilidad de contratar decoración y animación, menús especiales para alergias e intolerancias, un bonito regalo para el homenajeado.Hesperia

Y ya, si el dinero no es un impedimento para ti, porque seamos sinceros, barato no es, puedes celebrar alguna de las múltiples fiestas de Navidad en el Hotel Hesperia Madrid. Desde comidas y cenas, hasta la posibilidad de alquilar una habitación para ver la cabalgata de Reyes desde una de sus terrazas. Yo casi prefiero lo de meterme entre medias de la gente y que los niños se lancen a coger caramelos por el suelo, pero si puedes permitirte pagar 370€ por merendar en el hotel, ver a los Reyes Magos desde su terraza y que los niños tengan unos pequeños detalles, enhorabuena. Si algún año me toca la lotería, me pido ese plan.

Y tú ¿conoces el Hotel Hesperia Madrid?

Costumbres perdidas

El otro día me di cuenta que había perdido algunas buenas costumbres, cosas que antes me encantaban y que me doy cuenta que he dejado de hacer desde que falleció Jose. Hay pequeños detalles que ahora están olvidados. Y grandes cosas que no hago desde entonces.

Una de esas cosas es oír música. Siempre me ha encantado llevar música a todas partes, poner la radio en el coche y cantarme todas las canciones, hacer tareas domésticas a ritmo del último éxito o tatarear en la ducha los grandes éxitos de los 80. Pero cuando Jose falleció, apagué la radio por completo. Durante una temporada no escuchaba nada. Luego, sólo ponía canciones infantiles para Sara. La música me hacía daño. Canciones antiguas que me recordaban constantemente momentos pasados. Y canciones nuevas que me hacían pensar en si a él le gustarían o no. Así que lo más fácil era no pasar por esa tortura.

Hace poco puse la radio en el coche. Escuché una canción que me gustó aunque no sabía ni quien la cantaba. Y entonces me di cuenta que en mi móvil nuevo tampoco tenía música. Antes llevaba el móvil con canciones e incluso usaba distintas canciones como tono de llamada. Ahora mi móvil suena con las melodías que trae de fábrica y me despierta un pitido horrible. Así decidí que ya era hora de cambiar eso.

Desde hace unos días, en el coche llevo un cd que grabamos hace unos años Jose y yo con nuestras canciones favoritas de todos los tiempos. Un cd con más de 150 canciones de todos los estilos. Me gusta escucharlo. Ahora no me hace tanto daño. Escuchar la música que él eligió para amenizar nuestros viajes me hace recordarle con una sonrisa. Todas esas canciones tienen un significado, traen a mi memoria algún recuerdo. Y me gusta recordarle cada día. Cuando ha pasado un año y medio de su partida, le sigo echando de menos, cada día, cada noche, pero ahora consigo que toda sea más suave, tengo un recuerdo dulce y la música me ayuda a compartir con él pequeños momentos del día.

Otras de las buenas costumbres que he dejado atrás son las reuniones en casa. Siempre hemos estado rodeados de gente. Nos encantaban las visitas, tener amigos o familiares los fines de semana. Preparar menús para todos, sorprender con la comida. Cualquier cosa era motivo de celebración. Recuerdo la primera navidad que pasamos en la casa nueva. Casi no cabía un alfiler, mi familia, su familia y alguna personas más… Nos juntamos 18 personas a cenar en Nochebuena. Y éramos felices. Siempre estaba pensando en algún menú nuevo, en esa tarta que haría que todos se chupasen los dedos… Y entonces, todas las reuniones dejaron de existir. Ya no encontraba motivo para celebración. Mi casa ya no era punto de encuentro. Desde que Jose falleció, no he vuelto a hacer ninguna comida con los amigos. Y las fiestas familiares han quedado reducidas a cumpleaños. La mayoría de los cumpleaños han consistido en una tarta comprada, o como mucho, un bizcocho casero. La ilusión de las celebraciones quedó en segundo plano. ¿Quién iba a tener ganas de celebrar nada después de un golpe tan duro?

Parte de la mesa en la primera Nochebuena en casa

Parte de la mesa en la primera Nochebuena en casa

Hace unos días fue mi 41 cumpleaños. Y de pronto, por primera vez en año y medio, tuve ganas de meterme en la cocina. Vinieron unas amigas a merendar y me pasé parte de la mañana cocinando. Hice un bizcocho de manzana, mis famosos y ricos bollicaos de nocilla y empanadillas saladas variadas. Me encantó ver la casa llena de gente, escuchar las risas, oír a los niños corriendo y jugando. Me sentía bien. Y caí en la cuenta de la cantidad de tiempo que llevaba sin abrir mi casa a las celebraciones.bollicao

El tiempo pasa, las cosas nunca volverán a ser lo que eran, pero recuperar viejas costumbres me ha ayudado a sonreír un poco. Y me ayudan a no olvidar a Jose en ningún momento, porque saber que a él le encantaba la música o que adoraba ayudarme a preparar una fiesta son motivo suficiente para no dejar de hacer esas cosas.

Fingers de pollo casero

Esta receta fácil y rica les encanta a los niños ¡y a los no tan niños! Cada vez que los hago en casa vuelan. Y el pollo está jugoso por dentro y crujiente por fuera. Empanar pollo es fácil. Empanarlo rico y crujiente tiene algún secretillo.fingers

Ingredientes (para 4 personas)

  • 1 pechuga de pollo
  • 2 huevos
  • Leche
  • Sal y especias variadas
  • Pan rallado grueso
  • Cereales tipo corn flakes
  • Harina

Preparación

La noche de antes, o al menos 12 horas antes de la preparación, vamos a dejar el pollo macerando.

Para ello, batimos los huevos, le agregamos un chorrito de leche a la mezcla, sal y especias al gusto. Yo siempre pongo en el huevo sal, comino, pimienta, perejil, orégano, ajo y pimentón. Pero aquí cada uno puede variar las especias.

Cortar las pechugas de pollo en tiras largas y meter en la mezcla en un recipiente hermético, que dejaremos en la nevera al menos 12 horas. Mover la mezcla de vez en cuando.

En el momento de la preparación, triturar los corn flakes y añadirlos al pan rallado. Yo rallo mi propio pan con la thermomix, para que el pan rallado salga grueso, hay que usar pan del día, que no esté duro. Y de paso aprovecho y añado los cereales, para que queden con el mismo triturado. Los cereales también se trituran bien aplastándolos en un mortero.

A la mezcla de pan rallado y cereales triturados añadir un puñado de harina y remover bien.

Sacar las tiras de pechuga del huevo batido y pasar por el pan rallado.

Freír en abundante aceite caliente, en cantidades pequeñas, para que no se apelmace.

Sacar sobre un papel absorbente y servir acompañándolos de las salsas preferidas.

Alimentación infantil 4: menús para niños

Después de hablar varias veces sobre alimentación infantil, de los consejos de algunos pediatras,  de comida casera y de Baby-led weaning, hoy quiero cerrar este tema de la alimitación con algo que me preocupa también, y es la comida que ofrecen a los niños en la mayoría de los restaurantes.

Empecé a ser consciente de este problema hace unos años, cuando Lucas era pequeño. Siempre que íbamos a comer fuera de casa, en la mayoría de los sitios nos “ofrecían” menú infantil, pero la verdad es que con los problemas de alergias que tenía, siempre prefería pedir cosas que supiera con total seguridad que podía comer, así que no prestaba mucha atención.

ejemplo de menú para adultos y menú para niños en el mismo restaurante

ejemplo de menú para adultos y menú para niños en el mismo restaurante

Hasta que nos invitaron a una boda. Pusieron a los niños en una mesa especial para ellos. Había un jamón ibérico y un cortador profesional llenando platos que los camareros llevaban a las meses. Pero entonces, a la mesa de los niños llevaron un plato de embutido que de ibérico no tenía nada. La verdad es que me sentó un poco mal, el jamón bueno para los mayores y lo malo para los niños… Lucas se acercaba a mi mesa a comer del rico, que tonto no es. Luego siguieron sacando comida, no recuerdo muy bien lo que nos pusieron de comer pero sí recuerdo que a los niños les llevaron platos de croquetas y empanadillas congeladas y un filete empanado, mientras nosotros degustábamos alguna carne suculenta. Evidentemente, Lucas también prefirió mi carne, pues la suya estaba muy seca. Creo que fue en ese momento cuando me di cuenta que a los niños los trataban como una categoría inferior a la hora de comer. No me quejo de los novios, ni mucho menos, imagino que con todos los preparativos de la boda y elegir el menú, les dicen en el restaurante que hay menú para niños y no prestarían más atención.

A partir de ese momento, me he fijado más en los menús infantiles, y en cómo, en algunos bares y restaurantes, tratan a los niños como personitas de segunda categoría, pues les ofrecen alimentos muy inferiores, con pocos valores nutricionales. Vale que cada niño es un mundo y que a la hora de comer, los hay más dispuestos a deleitarse con exquisitos manjares y otros a los que les cuesta más probar cosas nuevas. Pero me molesta llegar a muchos sitios y que de entrada nos ofrezcan el menú infantil, sólo por ir con niños.

No en todos los sitios son iguales. En sitios de comida tipo americana, por ejemplo, los menús infantiles son similares a la comida de adultos, mucho frito y hamburguesas, así que ahí no podemos pedir más. Eso sí, todo con su regalito que no sirve para nada y que casi prefiero ni mirar. Pero en los sitios de comida casera…. El otro día estuve en un sitio con una cocina inmensa, hacen menús caseros diarios, se publicitan como la mejor comida de “X” sitio…y de pronto veo el menú infantil, que consistía en salchichas y nugets, por supuesto, congelados (que yo hago nugets caseros, pechuga de pollo cortada en tiras, metida en huevo, leche y especias durante unas horas y luego pasada por pan rallado y a freír) y no tienen nada que ver con la comida casera que ofertan. Vamos a ver, ¿es que los niños no pueden comer lo mismo que los adultos? Unas lentejas, un cocido, una sopa, un pescado en salsa, una carne guisada…

ejemplo de menú para adultos y menú para niños en el mismo restaurante

ejemplo de menú para adultos y menú para niños en el mismo restaurante

En los restaurantes preparan menús infantiles, que venden a parte y no son tampoco realmente baratos, con una calidad que deja bastante que desear. Este tipo de menús siempre incluyen patatas fritas (congeladas), fritos y empanados y otros alimentos tipo “chucherías” y refrescos. Pero casi ningún menú infantil he visto yo que incluya verduras, frutas y pescados. Ya están dando por sentados que los niños no comen estas cosas. Y como en todo, habrá niños que no las coman, pero la mayoría de los niños sí, igual que lo hacen en sus casas. Estos menús infantiles deberían ofrecer comida de más calidad, puesto que los padres queremos lo mejor para nuestros hijos.

Evidentemente, como todas las cosas, comer esto de forma esporádica no va a acarrear ningún problema de salud a nuestros hijos, pero hacerlo de forma continuada sí. Si a nosotros, cuando salimos a comer fuera de casa, nos gusta deleitarnos con algún manjar, ¿Por qué no pueden hacer lo mismo nuestros hijos? ¿Por qué en un menú de adultos ofrecen espaguetis boloñesa, con carne, verduras y tomate y en el menú infantil ofrecen espaguetis con tomate?
Desde luego, nosotros no pedimos este tipo de menús. Cuando vamos a restaurantes “caseros” los niños comen del menú normal de los adultos, siempre hay posibilidades que se adaptan más a sus gustos y que les dan mil vueltas a las opciones del menú infantil.

Por suerte, he visto una pequeña tendencia al cambio, en algún sitio ya me he encontrado ensaladas en el menú infantil, cosa que me alegra ¡a mi hija le gusta la lechuga!

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