No hay mejor lugar que los brazos de mamá

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Una cena de lujo en El Perro y la Galleta

Este no es un tema sobre el que suela escribir, un lugar para cenar sin que estén los niños. Lo sé, no tiene nada que ver con la maternidad. Pero oye, es que de vez en cuando, también apetece hacer alguna cosa sin llevar a los niños. Y si encima, te encuentras con un sitio como este, con buena comida y buen ambiente, ¿Cómo no compartirlo con vosotros?

El sábado fuimos a cenar al restaurante El Perro y la Galleta, justo frente al Retiro. Y salimos encantados.

El lugar está decorado con muchísimos detalles, y aunque puede parecer cargante tanto objeto, la verdad es que no desentonan. Mesas de madera rústica, luces tenues, grandes ventanales y perros por todos lados, en lo cuadros, por las esquinas, de peluche…de ahí parte de nombre del local, de la pasión del dueño por los perros. La otra parte del nombre se debe a que es el nieto de la fundadora de María Fontaneda y prueba de ello la encontramos en la carta (y en una fuente de galletas que había justo en frente del baño).

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Fotografía del restaurante El Perro y la Galleta

 

Reservar en el restaurante no es moco de pavo, siempre está lleno, así que no se os ocurra pasaros sin llamar. Estaba lleno hasta los topes y aunque había muchísima gente, lo que me gustó es que era un ambiente relajado, en el que poder charlar a gusto, sin ruidos excesivos. La única pega que le pondría es que por aprovechar bien el sitio, tienen demasiadas mesas, lo que se traduce en espacios pequeños y mesas muy juntas, un poco demasiado para mi gusto. Vamos, que me tocó dejar el bolso en el sofá en el que me senté justo pegando con el bolso de la chica de al lado. Un poco más y nos hacemos amigas.

La carta, bastante original. Está bien cambiar de vez en cuando. Y la comida, exquisita, un 10 al chef. Además, platos abundantes, nada de minicomidas que se pierden en un plato gigante. Os cuento lo que comimos.

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Carta El Perro y la Galleta

Berenjenas rebozadas en galleta con pomodoro sin parmesano, por aquello de mi aversión al queso. Una fuente llena de berenjenas en tiras, doradas y crujientes, no pudimos terminar con ellas.

Tartar de atún con aguacate, mango, jengibre y sésamo una mezcla deliciosa entre el sabor salado del atún y el dulce del mango. Muy bien presentado.

Solomillo a la plancha con puré de patata trufado. El solomillo estaba exquisito, esa carne que se deshace en la boca. Y el puré con trufa para acompañar, perfecto también.

Tacos mexicanos de bacalao rebozado con guacamole, cilantro y pico de gallo. Tres tacos con unos contundentes trozos de bacalao, muy bien preparado. Otro plato con el que no pudimos terminar, a pesar de lo bueno que estaba.

Y ya el estómago no estaba para postres, si es que somos de poco comer. Confieso que me quedé con ganas de comerme una hamburguesa de Angus, vi que era el plato elegido por muchos comensales. Y de probar unos cuantos platos más, pero como todo no puede ser, los dejaremos pendientes para la próxima ocasión que se presente.

El precio por comensal, rondando los 35€, un precio justo para la calidad de la comida.

Sólo me faltó hacer fotografías de la comida. La verdad es que no se me ocurrió hasta el final que podía escribir sobre el restaurante, así que tendréis que conformaros con las fotos propias del restaurante y con mi opinión sobre la comida. De verdad, un sitio que no te puedes perder.

Visita a la Casa Museo del Ratoncito Pérez

En pleno centro de Madrid, en la calle Arenal, está la casa del ratón más querido de los niños, el Ratoncito Pérez. Esta casa museo está abierta al público para disfrute de los más pequeños.

La historia cuenta que el jesuita Luis Coloma escribió la historia del Ratón Pérez para el niño-rey Alfonso XIII. Según su historia, el Ratón Pérez vivía con su familia en la Calle Arenal 8, y allí se instaló una placa y se encuentra el museo, en la primera planta.

La entrada es en grupos reducidos y sólo puede comprarse allí en persona. Con un precio de 3€, cuando la adquieres te ofrecen los horarios de los siguientes pases, con lo que si vas un día de mucha afluencia, como el sábado que fuimos nosotras, tienes tiempo de dar una vuelta por el centro. Aunque la verdad es que había oído que había mucha gente, cuando fuimos nosotras sólo tuvimos que esperar unos 40 minutos hasta el siguiente pase disponible.Ratoncito Pérez

Una vez en el museo, está prohibido tomar fotos. Entras en una estancia mágica, detenida en el tiempo, llena de imágenes, dibujos, grabados, libros y hasta pequeños dientes repartidos por aquí y por allá. Como es un museo pensado para niños, la historia está contada adaptada a sus oídos. Todos los peques quedaron enganchados a la narración de la historia. Con 4 años, Sara salió muy contenta. Antes de esa edad, es bastante probable que no se enteren de mucho. Lo ideal sería llevar a niños de 5-8 años, que están en pleno proceso de cambio de dientes.

La Casa Museo del Ratón Pérez tiene también una casa a escala de este ratón y su familia. Los niños disfrutarán buscando al ratoncito, que parece ser que se esconde por allí, por algún agujero en la pared.

Y para terminar el recorrido, de una media hora, salimos a una pequeña tienda de recuerdo, donde poder comprar alguna cosa relacionada con el ratoncito.

Una visita totalmente recomendable para un día en el centro de Madrid. Los peques la disfrutarán mucho. Antes de ir, recuerda comprobar en la web los horarios del museo.

Un día en el Hipódromo de la Zarzuela de Madrid

Qué curioso, más de 40 años viviendo en Madrid y nunca había estado en el Hipódromo. Pensar en el hipódromo me hacía recordar Pretty Woman y a Julia Roberts vestida con pamela y su vestido marrón, y claro, yo que soy más de vaqueros, no me veía.Julia Roberts Pretty Woman

Este domingo hemos estado pasando la mañana y la verdad es que no es como me lo imaginaba, nos ha gustado mucho la experiencia, además de ser un sitio estupendo para ir y hacer planes con niños.

Lo primero que llama la atención es la zona en la que está enclavado el hipódromo, rodeado de árboles y naturaleza. A sólo unos kilómetros del centro, un verdadero pulmón. Un domingo normal la entrada cuesta 5€ para los adultos, los menores de 18 años no pagan.

Una vez llegas al parking gratuito y te diriges a las taquillas, se respira un agradable y variado ambiente. Porque la verdad, había muchísima gente de mi estilo, en vaqueros y zapatillas, familias de Madrid que iban a pasar un día familiar. Pero también había otro ambiente, el de los más “pijos”, vestidos muy formales, ellos con traje y corbata y ellas con vestido de cocktail.

El hipódromo es grande, muy grande y tiene amplias zonas verdes. Y no sólo puedes disfrutar de las carreras de caballos, sino que hay muchas cosas para hacer con los niños.

Por una parte está la emoción de las carreras. Ya digo que nunca habíamos estado, pero fue emocionante. En la entrada te dan un folleto informativo con todos los datos del hipódromo, los horarios de las carreras, la forma de apostar…aunque si tienes alguna duda te lo explican allí mismo. Así que en la segunda carrera decidimos apostar. Elegimos dos caballos, apostamos 1€ a cada uno de ellos y a verlos correr. ¡Qué gracia me hacía Lucas animando a nuestros favoritos! ¡En una carrera ganamos 10 céntimos! Lo mejor es acercarse al paddock a ver a los caballos. Es una zona central circular donde enseñan a los caballos antes de las carreras y por donde pasan también al finalizar y entregan los premios. Puedes ver a estos impresionantes animales muy de cerca.Hipódromo de la Zarzuela

Y llega la hora de la diversión infantil. A ambos lados del paddock hay dos jardines. Todas estas actividades se desarrollan a la vez que las carreras. En el jardín sur había multitud de actividades para niños: pintacaras, castillos hinchables, manualidades…a unos 2€ la actividad. Estas actividades  no son propias del hipódromo, sino que son de empresas externas que se instalan y van cambiando cada sesión. Además, mientras los niños se divierten, podemos tomar una caña y una tapa o un aperitivo, variadas opciones para todos los gustos. Había además carritos de perritos calientes, chucherías…

Y luego pasamos al jardín norte. Allí había varios castillos hinchables gratuitos, una amplia pradera verde donde poder disfrutar correteando por el césped y lo mejor para los niños, dos caballos en los que poder montar y dar una pequeña vuelta, también de forma gratuita. El paseo en caballo fue lo mejor de la mañana. Sara estaba emocionadísima. Pero hay que esperar, claro, porque todos los niños quieren montar. Los caballos están muy cuidados, tienen un aspecto saludable, no pienses que son como los ponis de feria (a esos no subo a mi hija ni loca, pobres animales maltratados). Pero estos caballos que pasean a los niños hacen descansos, están limpios y sólo suben a niños menores de 10 años. Antes de subir les ponen un casco y todo el proceso dura unos 2 minutos. 2 minutos que lleva recordando dos días enteros, la espera mereció la pena. Hipódromo de la Zarzuela

Nosotros estuvimos el domingo por la mañana. Pero a partir de este domingo cambian los horarios; en Junio abren los domingos de 17:30 a 20:30. Y en Julio y Agosto son los jueves por la noche. En Septiembre vuelve el horario de mañana, 11:30 a 14:30, pero lo mejor es consultar los horarios en la web del hipódromo.

Y tú ¿habías ido al hipódromo a pasar un día en familia? Me encantará saber tu experiencia.

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