No hay mejor lugar que los brazos de mamá

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Portabebés y niños mayores: sí se puede

Si tenéis niños mayores, y con mayores me refiero a que tengan más de 18-24 meses aunque para mí siguen siendo pequeños, seguro que más de una vez os han dicho que ya son muy grandes para cogerlos en brazos. Aunque llevarlos en la silla de paseo más allá de los 3 años no está tan mal visto…

Ya sabemos que en esto de la crianza a todo el mundo le gusta opinar. Y la gente opina que a partir de cierta edad ya tienen que andar solos, que están mal acostumbrados.

Con Lucas me pasó. Recuerdo el verano en que él tenía 3 años. Fuimos a pasar el día a un pantano y para llegar tuvimos que andar un caminito escarpado de piedras. A la hora de volver, después de todo el día jugando en el agua, el niño estaba cansado, igual que el resto de los adultos. El caso es que en el camino de vuelta me pedía que le llevase en brazos. Yo iba con mochila y varias cosas e intentaba darle largas, más que nada presionada por el resto de la gente, que me decía que era muy grande y tenía que andar también se lo decían a él. Después de unos minutos llorando y guiada por mi instinto materno más que por las palabras de la gente, dejé las cosas en el suelo, cogí a Lucas y terminé de hacer el camino con todas las cosas a cuestas como pude y escuchando comentarios del tipo “eres muy blanda”, “el niño hace contigo lo que quiere”, “no deberías haber cedido”. Evidentemente, Lucas dejó de llorar y hasta se quedó dormido, pobrecito, estaba cansadísimo y sólo necesitaba los brazos de mami. Y fijaos que igual que se me han olvidado muchas cosas de cuando Lucas era pequeño, ese detalle no lo he olvidado nunca.

10 años después, la situación se repite, pero en esta ocasión no dejo que las palabras de nadie me influyan ni un solo segundo; cuando Sara pide brazos, la cojo enseguida. Y si llevo encima algún portabebé adecuado a su talla/peso, mejor que mejor.

Vuelta a casa después de un largo paseo

Vuelta a casa después de un largo paseo

Íbamos camino al cole la otra mañana. Del coche a la guardería hay unos 150 metros como mucho, dependiendo de dónde aparques. Según bajamos del coche Sara me pidió brazos, y así íbamos las dos tan contentas, ella quitándome pelos que se me habían escapado de la coleta de la cara y yo dándole besitos en la nariz, cuando nos juntamos con una niña de su clase y su papá. La niña iba llorando a voz en grito, pidiéndole a su padre que la cogiese en brazos. Y el padre le decía que no la cogía, que las niñas mayores iban andando (imagino que nos miraría por el rabillo del ojo a las dos con mala cara). Vamos a ver, mayor, mayor no es que sea, pues debe tener 3 años y poco. Y tan solo eran 100 metros hasta la puerta de la guarde. ¿Tan difícil era cogerla unos segundos y calmar su llanto? ¿Dónde está el límite de edad para llevarlos? Cuando los adultos estamos cansados, si hubiese alguna manera de que alguien nos llevase ¿no la aprovecharíamos? Conclusión, Sara llegó tan contenta y su amiguita llegó toda llorosa.

Todo el día por el centro de Madrid

Todo el día por el centro de Madrid

Parece que queremos hacer a los niños mayores antes de tiempo. Todo llegará, no hace falta correr. Muchos padres quieren que los niños se sienten solos con 5 meses y les fuerzan; quieren que antes del año estén andando y les obligan a permanecer de pie; quieren que coman comida de mayores antes de tiempo y con 4 meses les meten papilla; quieren que duerman solos y les obligan a pasar por un calvario para que “aprendan” a dormirse; quieren que dejen la teta porque “tan mayores” ya es vicio; y quieren que anden solos porque con 3 años ya no tienen derecho a estar cansados.

¡Jolines qué prisas! La infancia dura muy poco, un día nuestro bebé se sienta sin haberle enseñado, se pone de pie sólo y anda sin haberle sujetado, comen comida de nuestros platos, piden dormir en sus camitas, dejan la teta, no quieren que les llevemos e incluso un día no quieren que les demos un beso a la puerta del cole y otro día ya no quieren que les acompañemos al cole. ¿Por qué forzar esas situaciones? Os aseguro que luego las echaremos de menos. Yo no me hago a la idea de que un día Sara deje la teta, no quiera compartir cama conmigo o no me pida bracitos. Para mí, esos momentos son únicos e irrepetibles y se pararán, vaya si se pasarán. Y no, mi hija no está malacostumbrada, al revés, mi hija está bienacostumbrada y a pesar de todo lo que hago en contra de los consejos de los opiniólogos, mi hija come de todo, a veces me pide dormir en la habitación de su hermano y anda, corre y trepa por todos lados.

Pasando un agotador día de campo

Pasando un agotador día de campo

Los niños siguen siendo niños y seguirá habiendo veces que nos necesiten mucho, que estén cansados y necesiten nuestros brazos, o simplemente, quieran un poco de mimos. Por eso, no deberíamos dejarlos llorar y no cogerlos, deberíamos llevarlos en brazos si es lo que ellos necesitan.

Es cierto que pesan, y según crecen, cada vez pesan más. Pero para todo hay soluciones. Podemos usar un portabebé destinado a niños más mayores, como una mochila toddler, un mei tai grande o usar la bandolera o el fular, pues se adapta a la perfección. Por ejemplo, llevar un portabebé ligero en el bolso nos solucionaría muchos problemas. Si no tenemos un portabebé, podemos llevarles a caballito, que el peso se reparte mejor, podemos pactar con ellos llevarles sólo ratitos, pues pesan, o podemos turnarnos entre varios para llevarles. Pero no les digamos que no y les dejemos llorar. Un día nos daremos cuenta que hace tiempo que no nos piden brazos y entonces lo echaremos de menos.

Yo no soy una madre moderna

Desde que nació la princesa, hace 16 meses, me he hartado de escuchar comentarios, consejos y críticas a mi forma de crianza.

Que si la teta no le alimenta, que si se despierta por hambre, que si tantos brazos la estas malacostumbrando, que si comiendo así se va a atragantar, que si dormir en la cama contigo no es bueno y varias tonterías de esas más.

Y en estos meses, he pasado por varias fases. Primero, la fase en la que me molestaba todo lo que me decían y siempre estaba dando explicaciones de por qué lo hacía. Luego pasé a la fase  de asentir, decirle a todo el mundo que sí, dijeran lo que dijeran. Y por último, a la fase de pasar, cada vez que me hacen un comentario de estos, les ignoraba y ya está.

Pero ayer, hablando con una madre que tiene una niña un par de meses menor que la mía y que se asombraba de los rellenita que estaba la princesa, me preguntó qué le daba de comer, porque la suya comía fatal y que no quería nada en trozos. Le expliqué, mientras estaba en el fular mamando, que comía de todo, lo que le apetecía, lo mismo que los mayores. Y entonces, muy seria me dijo:

“¡Tú lo que pasa es que eres una moderna!”

Y como siempre hay una gota que colma el vaso, pues ese comentario fue la gota, la que me molestó sobremanera, la que hizo que mi etapa de pasar de todos los comentarios que recibo llegara a su fin.

Así que hoy, aquí, a tí, a esa persona que parece que no tiene otra cosa que hacer que comentar, criticar y opinar, a esa persona a la que yo no le digo NUNCA nada sobre su forma de crianza, sí, a ti, a ti y a ti, que seguro que me lees, te digo esto:

  • Moderna eres tú que das a tu bebé leche de fórmula. Somos mamíferos y como tales, estamos diseñados para dar de mamar. De siempre, desde los tiempos más antiguos, desde Adán y Eva, si es eso en lo que crees, o desde el primer homínido que hubo en la tierra, si crees en esto otro, desde entonces, las mujeres dan el pecho a sus hijos. Sin mirar horarios ni límites de tiempo, hasta que el propio niño deje de mamar, en algunas culturas, es normal que mamen hasta los 6-7 años. Si alguna, por algún problema rarísimo, no podía amamantar a su bebé, alimentaba a su hijo a través de una nodriza, de otra madre que le prestaba sus pechos. La leche de fórmula se inventó a finales del siglo XIX, para alimentar a los terneros y posteriormente, para alimentar a bebés, a niños que abandonaban en hospicios y que morían por falta de alimento o por el exceso de proteínas de la leche de vaca. Posteriormente se popularizo este tipo de lactancia, y esto es moderno.
  • Moderna eres tú, que llevas a tu hijo en un carro de paseo. Los bebés humanos  están diseñados para ser llevados. A un recién nacido que se le levanta por debajo de las axilas, levanta sus piernas y las pone en posición ranita, para acoplarse al cuerpo de su madre. En brazos tiene TODO lo que necesita: alimento, movimiento, contacto físico, calor, se cubren sus necesidades. Los carros de bebé, esos artilugios enormes, de plástico con ruedas, donde los bebés van completamente estirados, a más de medio metro de distancia de sus padres,  se inventaron hace poco más de 150 años, para la realeza inglesa. Esto es moderno
  • Moderna eres tú, que das a tu bebé papillas de cereales deshidratados y procesados. Desde siempre, cuando los bebés empezaban a tomar otros alimentos además de la leche materna, se le daban comidas naturales, cereales machacados o cocidos, que se mezclaban con agua y se hacían una especie de gachas. O comían arroz, un cereal altamente disponible en la mayoría del mundo. Las papillas de cereales hidrolizados son un invento moderno
  • Moderna eres tú, que introduces la alimentación complementaria en forma de purés, mezclando verduras y carne en una consistencia homogénea, que no deja al bebé diferenciar sabores. Antiguamente, se cree que los bebés se alimentaban de gachas de cereales, de comida pre masticado por las madres y de comida de adultos adaptada a sus necesidades. Las batidoras eléctricas  son un invento moderno.
  • Moderna eres tú, que acuestas a tu bebé en una cuna, en una habitación separada de la tuya, donde no está cerca de sus padres, donde tiene que llorar para que le oigan, donde está solo y asustado.  Antiguamente, y en numerosos culturas actuales, los bebés dormían en la misma habitación e incluso, en la misma cama de los padres. De ese modo, estaban todos protegidos, se tenía acceso libre al pecho materno, se daban calor cuando hacía frío. La manada siempre ha dormido junta. Dormir en una habitación separada de los padres es moderno.
  • Moderna eres tú, que dejas llorar al bebé para que aprenda, para que no se “acostumbre” a que se satisfagan sus necesidades, que piensa que un bebé con pocos días, semanas o meses manipula a sus padres con sus lágrimas y prefiere dejarle llorar para que deje de hacerlo. Así, el bebé dejará de pedir, pero no porque aprenda, por ejemplo, a dormir solo, sino porque aprende que aunque llore, no van a ir a atenderle y no merece la pena seguir haciéndolo. Será un bebé inseguro. Un libro que pretende decirte como enseñar a dormir a un bebé dejándole llorar, eso es moderno.

Yo, en cambio, no me considero moderna por darle a mi hija teta cuando ella quiera y hasta que ella quiera; Por tenerla en brazos cada vez que lo pide, por llevarla a todos lados “aúpa”, usando portabebés para la comodidad de las dos, donde está en contacto conmigo, confiada; Por darle de comer comida natural, sin procesar; Por dejarla comer saboreando,  probando texturas, con las manos, comiendo la misma comida que comemos los adultos; Por dormir con ella en mi cama, donde tiene la teta a mano para cuando la necesita, donde está segura y protegida, donde la tengo vigilada, donde casi no se despierta porque en cuanto se mueve estoy yo para calmarla; Por no dejarla llorar para que aprenda a hacer nada, al contrario, abrazándola y queriéndola, demostrándole cada día que es lo más importante del mundo.

A pesar de que la moderna seas tú, jamás me habrás oído a mí criticarte por tu forma de crianza. A mi modo de ver, bajo mi punto de vista, la forma en la que tú lo haces no es la correcta. Porque creo que lo natural, el amor incondicional y el consuelo, son lo mejor. Si me preguntas, te digo lo que yo hago, pero sólo si me preguntas, no te ataco directamente por lo que tú haces. Ni te critico. No pongo cara de asombro cuando te veo. Simplemente, tú haces las cosas de la manera que tú crees correcta y eso mismo hago yo, hacerlo del modo que yo creo que es el correcto.

Por eso te pido, por favor, que dejes de hacerme comentarios sobre como estoy criando a mi hija. Porque lo estoy haciendo con sentido común, como se ha hecho toda la vida.

Yo no soy moderna, soy natural.

Beneficios de llevar a los bebés en brazos

Voy a dar una charla en un centro de salud, para pediatras y enfermeras. Para que ellos conozcan también las ventajas que tiene el contacto continuado con los bebés. Todos los padres deberían tener estos conocimientos.

Los beneficios de la crianza en brazos son múltiples y variados, llevar a tu bebé pegadito a ti tiene beneficios no sólo para el bebé, también para los papás:

Ayuda a regular la temperatura, las respiraciones y los latidos cardíacos de los bebés recién nacidos.
• Proporciona al bebé estabilidad y seguridad. Los bebés llevados largos periodos lloran considerablemente menos.
• El movimiento del porteo y el masaje del contacto, favorecen la expulsión de gases, lo que disminuye la incidencia de cólicos.
• La posición ergonómica adecuada favorece el desarrollo correcto de caderas y de la columna vertebral y previene la displasia de cadera.
Ayuda al establecimiento de lactancia materna, el bebé tiene acceso inmediato al pecho materno y se puede amamantar con discreción al usar un portabebé.
• Ayuda a establecer un vínculo afectivo de una forma más temprana.
• Gracias a la proximidad, se establece un estrecho contacto entre bebé y mamá, lo que hace que se pueda anticipar a las necesidades del bebé. Esto hace bebés más confiados.
• La cercanía con los padres y la visión que tiene el bebé desde su posición elevada, suponen un flujo continuo de estímulos, lo que hace que los bebés estén más atentos, sean más sociables e interactúen antes con su entorno.
• Puede llevar al bebé tanto la mamá como el papá. Esto ayuda a que el padre se integre plenamente en la crianza de los hijos y acelera el vínculo.
Previene la plagiocefalia, o deformidad postural de la cabeza del bebé. Numerosos estudios demuestran que los bebés que se pasan muchas horas tumbadas en la cuna, hamaquitas, silla de paseo, sufren mayores deformidades de sus débiles huesos del cráneo, debido a la presión que ejerce su propia cabeza contra el cochón. Llevar al bebé en brazos evita esa presión.
Los portabebés permiten moverse libremente, tener las manos libres para realizar otras tareas, ir a sitios donde el carro no llega, interactuar con otra gente mientras se sostiene al bebé.
• Ideal si tienes otro hijo. Usar un portabebé con el pequeño, te permite tener las manos libres para jugar, saltar, correr, ayudar con los deberes y lo que quieras, con el hermano mayor. De este modo, disminuyen los celos.

  • Cuida la espalda del adulto. Al usar un portabebé ergonómico, el peso del bebé se reparte correctamente entre la espalda, las caderas y los hombros del adulto. De ese modo, el bebé «pesa menos» y el adulto mantiene una posición correcta de su espalda, previniendo dolores.

En definitiva, el bebé es feliz en brazos.

La importancia de los talleres de porteo

Cada vez hay más familias que quieren portear a sus hijos, un gran paso adelante en nuestra cultura de «abandono» de los hijos durante horas en la cuna. El problema radica en la falta de información veraz y contrastada. Muchas de estas familias van a tiendas de puericultura, donde el dependiente, bien por desconocimiento, bien por su afán de ventas, les ofrece unas mochilas «colgonas», vendiéndoselas como maravillosas y comodísimas. O incluso, alguna bandolera, también de marca de cochecito, que no se puede regular, ni para el tamaño del portador, ni para el tamaños del bebé. Y es aquí cuando nos encontramos que el porteo fracasa.

Hasta mi han llegado bastantes mamás que han tenido malas experiencias con este tipo de productos, como que les duele la espalda, el bebé cuelga mucho, necesitan sostenerle con los brazos o se pierde dentro de tanta tela. Estas mamás, por suerte, me han encontrado o han encontrado alguna otra página de porteo ergonómico, y quieren darle una segunda oportunidad a los portabebés, ergonómicos, por supuesto. Otras, en cambio, reniegan del porteo para siempre, aduciendo que es muy incómodo. La otra tarde, sin ir más lejos, en el supermercado, una señora estaba empeñada en que yo cogiera el carro de la compra que llevaba asiento de bebé para poner a mi princesa, porque «llevarla ahí colgada te hace daño en la espalda». Por más que traté de explicarle que las dos íbamos muy cómodas, ella seguía diciendo que me tenía que doler la espalda, mientras empujaba el carro de su bebé y tiraba de una cesta de la compra con la otra mano.

Es bien sabido por todos (o no tanto) que los portabebés ergonómicos no están tan extendidos como deberían. También he conocido a gente, que queriendo usar un fular, han pasado por tiendas de puericultura, donde no solo no tenían, sino que han tratado de quitarles la idea de la cabeza.

Y aquí es donde llegamos a la importancia de los talleres. Actualmente, realizo talleres en varios Centros de Salud, bien en clases de preparación al parto, bien en talleres de lactancia. Son talleres básicos, donde hablo de los beneficios del porteo, de llevar a los bebés en brazos y donde les enseño todos los tipos de portabebés ergonómicos que existen y la diferencia con las mochilas colgonas. Además, les enseño como se usan cada uno de ellos y como, con un portabebé, se puede dar de mamar perfectamente, facilitando así la lactancia y el poder seguir realizando otras actividades al mismo tiempo. En estos talleres, las madres comprueban por sí mismas, lo cómodos que resultan de usar y ven claramente las diferencias entre un portabebé ergonómico y uno que no lo es. Las embarazadas practican con muñecos. Y en las clases de lactancia, las mamás prueban los portabebés con sus hijos, comprobando las virtudes de estos mismos.

Estos talleres, sirven para difundir el porteo y para que las mamás se vayan concienciando de que llevar a sus bebés en brazos no es nada malo, muy al contrario, tiene un montón de beneficios para los bebés y para los padres también.

Desde los Centros de Salud, se debería promover más este tipo de talleres, totalmente gratuítos. Pero muchas veces me encuentro con puertas cerradas, bien por razones administrativas, bien porque el propio personal sanitario del centro no está muy por la labor….

Yo estoy contenta, porque, actualmente, en 4 Centros de Salud de la zona sur de Madrid, apuestan por este tipo de talleres. Pero creo que se debería hacer más.

¿Que opinas tu? ¿Te gustaría asistir o haber asistido a uno de estos talleres?

Los avances de la princesa

Cada día me sorprendo un poco. Parece que fue ayer cuando acababa de nacer, esa cosita tan pequeñita, amarrada a mi pecho, tan frágil, con esas piernecitas delgaditas como alambres, que parecía que se iba a romper. Esa muñeca que mamaba y dormía todo el día y a la que miraba embobada a cada hora.

Poco a poco, iban pasando los días y cada vez empezaba a estar más espabilada. Recuerdo el día que estiró una manita para intentar coger un muñeco….todos decíamos “ohhhhhhh”. Y lo que más me sorprendía de todo esto, era el príncipe grande. Porque, se llevan 10 años, pero no deja de ser un niño. Y me encantaba ver como a él también le sorprendían los pequeños logros de su hermana, como él se daba cuenta de que cosas tan naturales para él como moverse, en ella eran un nuevo avance y él los veía como tal.

 Y ahora, hemos superado la barrera del año. Y en unos días, veo como mi princesa avanza a pasos agigantados. Ahora sólo quiere estar de pie, se agarra a todo lo que pilla y se pone a andar. El otro día, se asomó al pasillo y agarrada a la pared, iba dando pasos, lentos pero seguros, y recorriendo los metros que la separaban de la habitación del fondo. De vez en cuando, se daba la vuelta, me miraba y seguía pacientemente se camino. Y cuando está cerca de mi, se suelta y da dos pasos vacilantes para lanzarse sonriendo a mis brazos.

 Hace unos días ha empezado a decir alguna palabra con sentido. Ahora dice “am” y ya sé que eso es agua. Y a su hermano le llama “tata”, imagino que para ella, su nombre suena así.

Ahora se ríe a carcajadas casi con cualquier cosa. Le encanta tirarse hacia atrás cuando está sentada en el sofá y gritar “ahhhh”, aunque tenemos que estar con un cuidado, porque también se le ha ocurrido intentarlo estando sentada en el suelo. Si le damos un teléfono, se lo pone en la oreja. Y si coge mi móvil, desliza el dedo por la pantalla (ya me ha cambiado algún icono de sitio). Le quita los zapatos a una muñeca y le quiere poner los suyos. Tira besitos, dice adiós con la mano, se toca la barriga….

 Me encanta, cada día es un nuevo descubrimiento con ella. Y cada día estoy más feliz por poder disfrutar de todos estos momentos.

Imagen

Tenemos concurso

Estos días estamos de concurso. Es un concurso fotográfico, me encanta ver bebés felices en brazos, bebés porteados.

Las bases son las siguientes:
1- Todo el mundo puede participar con un máximo de dos fotografías por categoría.
2- Categoría portabebés: Solo fotos de bebés porteados. El premio para esta categoría es un fular Boba Wrap o un Tonga, a elegir en http://www.felizenbrazos.com. Un único ganador.
3- Categoría en brazos: Solo fotos de bebés en brazos. El premio para esta categoría, un vale descuento de 10% para gastar en http://www.felizenbrazos.com. 3 ganadores.
4- Las fotografías se mandarán por correo electrónico a info@felizenbrazos.com autorizando a felizenbrazos a publicarlas, con nombre y DNI. Estos datos no serán revelados.
5- Recepción de fotografías hasta el 05/04/2013.
6- Al finalizar el periodo de recepción de fotografías, se crearán dos álbumes distintos, y se abrirá el periodo de votación.
7- Se recomienda compartir el concurso públicamente, para que vote más gente.
8- El ganador (o ganadores) será la fotografía que más comentarios y más “me gusta” sume.
9- En caso de empate, se realizará una ronda rápida de votación con las fotografías empatadas.
10- El concurso es válido sólo para España.

¿Os animáis a concursar?

Mamá tiene unos brazos mágicos

Los brazos de mi mamá son especiales. Tienen algo, que no sé como explicar.
Cuando nací, me acogieron con dulzura. Me envolvieron suavemente, y allí me sentí segura. Me guiaron hasta su pecho y conocí el sabor de la leche. A partir de ese momento, supe que no quería estar en otro sitio.
Los brazos de mamá me llevan siempre. Ayudada por telas, siempre estoy cerca de ella.
Sus brazos me suben, me bajan, me hacen volar, me hacen cosquillas, me acarician. Sus brazos están cerca cada vez que juego a ponerme de pie, atentos por si me caigo.
Sus brazos me lavan, me peinan y me ponen guapa. Me enseñan cosas que están lejos.
Sus brazos me rodean fuerte cuando hace frío. Me ofrecen consuelo cuando estoy triste. Y en ellos me acurruco cuando quiero dormir. Si me asusto, sus brazos me quitan el miedo.
También he descubierto que sus brazos curan. Cuando estoy malita, sus brazos me cuidan, me dan mimos y consuelo y me pongo buena prontito.
Soy tan feliz en brazos. En los brazos mágicos de mamá.
Otro día os contaré la magia de sus besos….

Mamá sin arreglos

Desde que nació Sara, creo que he conseguido arreglarme y ponerme mona, una vez y me duró, a ver que piense, poco más de un ratillo.
Ya he desistido. He dejado de intentar estar guapa y simplemente, soy yo, Diana, así, como recién levantada todos los días, y me refiero, a estar con pelos de loca y sin maquillaje.
Es increíble cómo no consigo tener nunca el pelo bien. Y es que parece que mi pelo limpio tiene un imán para las manos sucias de la princesa. Aunque la lleve al baño a lavarse las manos, echando mi cabeza hacia atrás en una postura imposible para la espalda, siempre encuentra el modo de pegarme algo, no sé cómo lo hace, sus manos son más rápidas que yo. Me paso la mano por la melena y, ohhhh, ¿qué es esto?, ya tengo un mechón pegoteado de algo pegajoso…. La mandarina siempre me sienta bien, me da un toque informar y con olor a cítricos, ¿qué más se puede pedir?
Y la ropa, ¿Qué decir de la ropa? Siempre vamos sucias las dos también. Pero yo prometo que nos vestimos de limpio todos los días. Lo que pasa es que la princesa nos has salido tragonceta y en cuanto ve algo de comer, ya está con su dedito estirado pidiendo y dando grititos de alegría. ¡Cómo se alegra al ver una galleta! Y comerse en una galleta encima de mami, en el fular, es el doble de divertido. ¡A mamá se le llenan las tetillas de miguitas! Porque llevo un año sin usar jerséis de cuello vuelto. Quién me ha visto y quién me ve. Yo, la más friolera de entre las frioleras, siempre con un montón de capas de ropa y tapada hasta las orejas, ahora solo llevo cosas súper escotadas, lista para sacar la teta allá donde haga falta. Y claro, las migas, siempre se cuelan.
Y comer con ella en brazos, tiene su cosa, oye. Porque eso sólo pasa cuando no estamos en casa, así que se supone que me he arreglado un poco para salir. Y claro, el arreglo no dura nada. Entre su comida, que con sus deditos regordetes, la mitad no llega a la boca, y mi comida, que tengo que comer separada de la mesa para que ella no meta la mano en el plato y además, tengo que esquivar su boca hasta llegar a la mía, mis pantalones y su ropa terminan para ir directos a la lavadora.
Pero……….me encanta. Si poder disfrutar de cada momento único con la princesa implica ir con manchas y con el pelo enredado, no me importa, es un precio que pago encantada.

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