No hay mejor lugar que los brazos de mamá

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Blessingway, una ceremonia para la futura mamá

Si os digo la verdad, la primera vez que oí hablar de un Blessingway fue hace apenas dos meses, y en esa primera ocasión no me quedó muy claro de lo que hablaban. Una querida amiga, embarazada de su cuarto bebé, me invitó a que acudiese a esta ceremonia y yo acepté encantada, sin saber muy bien de que trataba.

Unas semanas antes, busqué algo de información y me pareció todo un poco “místico”, confieso que esto de los rituales no va mucho conmigo, así que estaba bastante escéptica al respecto. Por ese motivo, porque veo que no hay mucha información disponible, os voy a contar de primera mano cómo fue el Blessingway de Gabi.

El Blessingway es un antiguo Rito Navajo creado para apoyar espiritualmente a la madre y para empoderarla en su viaje al parto y maternidad. Muchas futuras madres prefieren esta ceremonia al tan extendido Baby Shower, donde todo se centra en los regalos para el futuro bebé, dejando un poco de lado a la madre.

Blessingway significa “bendición del camino” y los indios navajos celebraban este ritual para ofrecer amor en distintas etapas de la vida, no sólo en el embarazo, también en el paso de las niñas hacia la pubertad.

“Durante una de estas ceremonias, escucharemos oraciones que tienen que ver con la creación, la armonía, la curación y la paz. Es una ceremonia que lleva inherente un respeto a la naturaleza, al espíritu y a la vida misma. La madre, rodeada de mujeres que son importantes para ella, vivirá un ritual maravilloso, emotivo, mágico y muy especial.” Información facilitada por @blessingway

Antes de llegar al Blessingway de Gabi, se nos pidió que llevásemos una flor fresca, una cuenta para hacer un collar y un objeto con un significado especial para nosotras. Decir que, en este tipo de ceremonias, sólo se permite la presencia de mujeres, es un acto por y para nosotras.

Durante el blessingway, se creó un espacio ritual especial. Un ambiente cálido y acogedor, con música suave, velas. Nos sentamos todas en círculo alrededor de la madre.

Una por una, fuimos diciéndole a Gabi porqué estábamos allí, para apoyarla, acompañarla conscientemente en este embarazo, para hacerla sentir fuerte, poderosa, capaz, feliz. Durante la ceremonia, repetimos un mantra en varias ocasiones.

Con un hilo rojo, que nos fuimos atando cada una a la muñeca, recreamos la fuerza de la unión de las mujeres.  Todas hablamos de los miedos de la maternidad, de nuestros propios fantasmas y enterramos simbólicamente esos pensamientos negativos junto con unas semillas de una planta que crecerá fuerte y sana.

Blessingway (2)

Con nuestras flores creamos un cuadro, con las cuentas, un collar que la madre portará con cariño hasta el final del embarazo. Todas nos sinceramos, nos relajamos, acompañamos física y mentalmente a esta futura madre, despojándola de sus dudas, haciéndola consciente de la fuerza que tiene, de lo increíble que es por la vida que lleva dentro.

Antes de terminar el ritual, compartimos comida y una infusión. Salimos de allí renovadas, relajadas. Sé que para la madre fue un momento inspirador, de relajación, de conexión con el resto de las mujeres, un momento lleno de cariño, de intimidad, una experiencia renovadora.

Todas nos llevamos ese hilo rojo que nos unió durante la ceremonia, un hilo que mantendremos en la muñeca hasta el momento del parto de Gabi. Cuando llegue el momento, Gabi nos avisará a todas y encenderemos una vela roja, que también trajimos de la celebración, como forma de mantenernos unidas, de demostrarle que estamos juntas, como forma de transmitir esa fuerza para el momento que está a punto de vivir. Encenderemos la vela para iluminar a la madre en el momento del parto, para que ella se sienta acompañada por este círculo de mujeres que se creó.

Blessingway

Ciertamente, salí de allí con un buen sabor de boca. Me pareció una experiencia muy bonita, un momento íntimo entre varias mujeres. Pude ver a Gabi completamente relajada (tener 3 niños pequeños en casa todo el día creo que no deja mucho tiempo de relax) y feliz de haber estado acompañada esa tarde. Toda la ceremonia no habría podido llevarse a cabo sin la ayuda de Anel y Anitta, dos mujeres maravillosas, que transmitían calma y energía por todos lados. Ellas son las artífices del Blesingway, y espero que tengan un gran futuro.

Candidiasis vaginal en el embarazo

La candidiasis vaginal es una infección fúngica, producida la mayoría de las veces por el hongo Cándida Albicans.

En condiciones normales, la cándida vive en nuestro organismo sin producir alteraciones. El 80% de la población es portadora del hongo cándida. Es frecuente encontrarla en la vagina, pero también en la piel, en la boca y en el tubo digestivo. Como muchas otras especies, convive en armonía con la mayoría de las personas, sin producir alteración.candidiasis

La candidiasis vaginal es una infección también muy frecuente. Afecta a 3 de cada 4 mujeres, al menos una vez en su vida. Este hongo puede crecer de forma súbita y repentina, produciendo, entonces sí, una infección del tracto vaginal muy molesta. Se conoce también con el nombre de vulvovaginitis por cándida.

Los síntomas más frecuentes de la candidiasis vaginal son:

  • Aparición de flujo vaginal en cantidad mayor a la habitual, de color blanco y espeso, de aspecto lechoso, como leche cortada, sin olor.
  • Picor e irritación en vagina, vulva y labios.
  • Enrojecimiento e inflamación de toda la zona genital externa. Los labios mayores y menores pueden aparecer aumentados de tamaño.
  • Dolor y/o escozor al orinar y con las relaciones sexuales.

¿Cómo se desarrolla la candidiasis vaginal?

La candidiasis no es una enfermedad de transmisión sexual. Aunque sí puede transmitirse con las relaciones, ahora veremos cómo. Una persona colonizada por cándida, puede transmitir la cándida a otra a través de las relaciones sexuales y el sexo oral. Pero eso no quiere decir que la otra persona vaya a infectarse de cándida, pues si el sistema inmune es correcto, la cándida pasará a convivir en el nuevo organismo de forma controlada. Por eso no se contempla como ETS.

Como ya hemos visto, la cándida puede vivir sin producir síntomas en la mayoría de las personas. Un sistema inmune adecuado, así como el resto de microorganismos de nuestra flora habitual, impiden su crecimiento. Pero hay situaciones que favorecen su desarrollo. Lo que significa que la cándida es un hongo oportunista  y espera un momento de debilidad del sistema inmunológico para multiplicarse e infectar.

Factores de riesgo

  • Diabetes mellitus – muchas mujeres diabéticas, especialmente si tienen un mal control y unos niveles de glucosa muy elevados, presentarán candidiasis vaginal. Esto es debido a que los hongos crecen en exceso al alimentarse de azúcar.
  • Consumo de antibióticos – Los antibióticos usados para una infección bacteriana, no sólo tratan dicha infección, también destruyen otras bacterias “buenas”, las que viven en la vagina, dejando así vía libre a los hongos para multiplicarse y crecer. Los antibióticos no son efectivos contra los hongos. Por este motivo, muchas mujeres que toman antibióticos desarrollan una candidiasis vaginal.
  • Inmunosupresión –  una mujer inmunodeprimida, bien por el VIH, bien por la toma de medicación, tiene mayor riesgo de desarrollar una candidiasis.
  • Embarazo – El aumento de estrógenos aumenta el glucógeno de la vagina, haciendo de esta un medio ideal para que el hongo cándida crezca y se multiplique, desarrollándose una infección por cándida. Muchas mujeres embarazadas sufren de vulvovaginitis.candidiasis

Tratamiento

Si es la primera vez que sufres estos síntomas, especialmente si esto ocurre durante el embarazo, debes acudir a tu ginecólogo a que te realice un exudado vaginal. En esta muestra se determinará el crecimiento anómalo de la cándida albicans.

Hay mujeres que una vez colonizadas por el hongo cándida, sufren episodios de candidiasis vaginal varias veces en su vida. Hasta un 5% tiene candidiasis de forma recurrente, con varios episodios al año.

El tratamiento más común para la candidiasis vaginal suele ser una antimicótico llamado clotrimazol, en forma de comprimidos o crema vaginal. Este tratamiento se administra preferiblemente por la noche, una vez acostada, introduciendo el comprimido o la crema, con ayuda del aplicador, en el fondo de la vagina. El tratamiento puede durar uno o varios días, dependiendo de la dosis. Una apreciación personal sobre el tratamiento vaginal. Durante la noche, el comprimido se deshace en el interior de la vagina, quedando en forma líquida espesa. Tanto el comprimido como la crema sufren las mismas leyes de la gravedad que todo lo que habita en la tierra, vamos, que todo lo que sube baja y todo lo que entra sale. Así que cuando te levantes y comiences a moverte, notarás cómo la medicación va saliendo. Si no quieres que tus braguitas preferidas se manchen, te recomiendo que uses algún protector lo más natural posible, como unas gasas o una toallita de celulosa. Los salvaslips y compresas, están desaconsejados porque pueden irritar más aún tu zona genital.

También se puede hacer tratamiento con un antifúngico por vía oral, aunque esta vía puede dar lugar a más efectos secundarios.

En la candidiasis vaginal durante el embarazo, el tratamiento siempre será por vía vaginal.

Tener una candidiasis vaginal durante el embarazo no afecta al bebé. Tampoco el tratamiento vaginal para la candidiasis afecta al bebé durante el embarazo. Sólo si la infección está activa en el momento del parto, el bebé puede colonizarse al pasar por el canal del parto. El muget o candidiasis orofaríngea, es muy frecuente en recién nacidos. La boca del bebé se llena de manchas blancas, que no desaparecen al limpiar la boca. Es una infección que cura fácilmente con tratamiento y no suele revestir importancia.

Si tienes síntomas de candidiasis y es la primera vez que te sucede o estás embarazada, lo mejor es que acudas a tu ginecólogo lo antes posible, para instaurar un tratamiento adecuado.

Parir con epidural, parir sin epidural

La anestesia epidural consiste en administrar anestésicos y/o analgésicos en el espacio epidural, que es una membrana que rodea la médula espinal, bloqueando las terminaciones nerviosas que pasan por esa zona y que insensibilizan de la zona lumbar hacia abajo. Se administra por un anestesista, que inserta un catéter muy fino en el espacio epidural (sistema nervioso) por el que se inyecta la anestesia.

Catéter epidural

Catéter epidural

Este tipo de anestesia se utiliza generalmente para aliviar los dolores de parto, aunque también se utiliza en otros tipos de cirugía.

La mayoría de las mujeres, cuando están embarazadas, tienen miedo al parto. Yo siempre he sido de quitarle importancia a este asunto. En mis dos embarazos, cuando alguien me decía algo, siempre les contestaba los mismo: “la humanidad tiene millones de años, si seguimos existiendo es porque las mujeres han parido toda la vida y han vuelto a repetir, así que no hay que tener miedo”. Aunque los conocidos tienden a meterte el miedo en el cuerpo con sus típicos comentarios de esos que nadie les ha pedido, yo reconozco que no me dejé influir.

Aunque la anestesia epidural se utiliza desde los años 40, ha sido en los últimos años cuando ha aumentado su utilización en los partos. Como todas las anestesias y los procedimientos médicos, usar anestesia epidural tiene riesgos, la pregunta es ¿conocen realmente las mujeres todos los riesgos de la anestesia epidural? ¿Están bien explicados? En general, creo que la respuesta es no. Por suerte, muchas mujeres buscan información extra fuera del hospital para conocer más sobre su embarazo y su parto. La mayoría de las consultas están masificadas y el tiempo de atención de las embarazadas no es muy grande. En mi primer embarazo hace 14 años no me hablaron de la epidural. En el segundo, hace 4 años, asistí a una charla que daban los anestesistas una vez al mes a un grupo de madres embarazadas. En una sala con unas 30 mujeres, dos residentes de anestesia llegaron, nos dieron una pequeña charla sobre cómo se administraba y para que servía y tocaron muy por encima los efectos secundarios. Luego nos dieron el consentimiento informado que teníamos que firmar y llevar el día del parto y salieron pitando porque no tenían tiempo de contestar las preguntas de un montón de futuras madres.

No soy anestesista, soy enfermera, soy madre y soy una fanática de la información. Los riesgos que se exponen a continuación no me los he inventado, todos estos riesgos son reales y proceden de fuentes fiables, como los consentimientos informados que dan en los hospitales, manuales de anestesia e información contrastada con ginecólogos y matronas. Estos son enlaces a los consentimientos informados de la Junta de Andalucía, del Hospital General de Ciudad Real, de los Hospitales Nisa e información de la Asociación El Parto es Nuestro.

Riesgos de la anestesia epidural

  • Punción difícil – lo que puede conllevar a varios intentos con el consiguiente dolor en la zona o a que la anestesia no haga el efecto deseado.
  • Descenso de la tensión arterial – además de producir mareos y nauseas en la madre, al disminuir la tensión también disminuye el flujo sanguíneo, por lo que llega menos sangre a la placenta y por tanto, menos sangre al bebé. Puede haber sufrimiento fetal. Por este motivo siempre hay que tener una vía con sueroterapia.
  • Temblores y escalofríos
  • Dolor de cabeza – esta complicación es bastante frecuente y se produce cuando la aguja pasa un poco más allá del espacio epidural y sale líquido cefalorraquídeo. Las cefaleas pueden ser intensas y durar hasta una semana. En casos graves hay que aplicar un parche hemático. Será necesario permanecer tumbada.
  • Retención urinaria –  muchas mujeres con anestesia epidural pierden la función urinaria normal, por lo que necesitarán un sondaje vesical intermitente para vaciar la vejiga si no orinan dos horas después del parto.
  • Infección – complicación rara pero que no se puede descartar en cualquier manipulación médica. Si se infecta la zona de punción, al tratarse del sistema nervioso central, hay riesgo de meningitis o de abscesos.
  • Pérdida de movilidad de los miembros inferiores – la anestesia epidural produce debilidad y adormecimiento de los miembros inferiores, pero en algunos casos, bien por inflamación de la zona, bien por rozar algún nervio en la punción, esta debilidad se traduce en pérdida de movilidad temporal.
  • Reacciones alérgicas
  • Ralentización del proceso del parto – muchas mujeres sufren una disminución de las contracciones tras la epidural, por lo que acaban necesitando oxitocina sintética.
  • Partos instrumentalizados – al perder la sensibilidad de las piernas, se pierden también todas las sensaciones que acompañan al parto. La mujer no tiene necesidad de pujar, por lo que tiene que seguir las indicaciones del personal sanitario. Por este motivo, aumentan las probabilidades de tener partos intervenidos, episiotomías, fórceps y cesáreas. Aquí dejo uno de los muchos estudios que hay al respecto y que concluye con estos datos: el uso de epidural aumenta más de 2 veces la posibilidad de parto intervenido.

Toda mujer embarazada debería ser correctamente informada sobre los beneficios de la epidural (disminución y/o anulación del dolor) pero también sobre todos los riesgos. No quiere decir que vayan a tener todas las complicaciones, pero deberían saberlas para decidir con toda la información en la mano. Y con esto no estoy diciendo a nadie que no elija ponerse la epidural. Pero sí que lo haga con conocimiento.

Tengo dos hijos. Y he tenido dos partos diferentes, uno con epidural, otro sin epidural.

Mi primer parto fue con epidural, llegué con 3 cm de dilatación, me cogieron una vía y me ofrecieron la epidural. De entrada dije que no, pero sin preguntar me rompieron la bolsa y me pusieron oxitocina sintética. A los 5 minutos gritaba pidiendo la epidural. A partir de ahí, mi parto no fue mío, fue de las matronas que lo controlaban. Yo no hacía nada, sólo me dejaba llevar. Cuando llegó el momento me pasaron al paritorio, con ayuda pues las piernas no me respondían. Empujaba cuando me decían, sin sentir ninguna necesidad. Una matrona se subió encima de mí y me empujó fuertemente el fondo del útero “para ayudarme”, haciéndome mucho daño (Maniobra Kristeller). Me hicieron una episiotomía enorme, que fue lo peor de las siguientes dos semanas, en las que casi no podía andar y caminar. Durante mi estancia en el paritorio tuvieron que ponerme una sonda vesical de vaciado, pues hacía horas que no orinaba. Y esperar varias horas tumbada hasta la correcta movilidad de las piernas.

Mi segundo parto fue sin epidural. Llegué con 4 cm de dilatación y de entrada pedí un parto respetado, sin medicación ni manipulación. Dilaté rápidamente y en los últimos momentos de dolor intenso pedí la epidural. Me la negaron pues no había tiempo. A partir de ahí, yo fui la dueña de mi cuerpo y de mi parto. No tuvieron que decirme qué hacer pues mi cuerpo notaba todas las señales, funcionaba solo, algo salvaje se apoderó de mí y me pedía empujar. No fuimos a paritorio, parí en la cama. Dolía, dolía mucho pero entre dolor y dolor cogía aire y volvía a dejar que mi cuerpo funcionase. Sara nació sin manipulación, nadie me empujó, nadie me cortó, fue lo más doloroso y a la vez lo más bonito que he vivido nunca. Tuve un pequeño desgarro que requirió 1 punto y que no noté nada en los días posteriores. Hice pis cuando llegué a la habitación, momento en el que me levanté tranquilamente.

Parir con epidural. Parir sin epidural. Si tuviera un tercer hijo tengo muy claro cómo pariría. Sin epidural. Sin intervención.

¿Has tenido alguna complicación en tu parto con epidural? ¿O por el contrario crees que la epidural fue maravillosa. Me encantaría que compartieras tu historia.

7 consejos para disfrutar de una excedencia por cuidado de hijos

En España, la baja maternal sólo dura 16 semanas. Semanas que en la mayoría de los casos se nos quedan cortas. Digo en la mayoría, porque hay madres que se incorporan antes al trabajo, véase a Soraya Sáez de Santamaría (por poner un ejemplo) y aunque no la comprendo ni comparto su decisión, la respeto, allá ella y todo lo que se ha perdido de su hijo. La “liberación” de la mujer y su incorporación al mercado laboral. Pero no solo las “famosas” se incorporan antes al trabajo, hay muchas mujeres que lo hacen porque si no las despiden, porque sin ellas no funciona, porque no queda más remedio, porque son autónomas y el negocio es suyo… (Repito, mierda de liberación de la mujer) Si eres de esas madres, no sigas leyendo, esto no te interesa. En cambio, si eres de las que desean quedarse más tiempo en casa con sus hijos, entonces esto sí es para ti.

Una baja de sólo 16 semanas es poquísimo para estar con nuestros bebés. Está claro que lo ideal sería tener bajas maternales más largas, como las que disfrutan en países de norte de Europa…pero mientras esto no se cambie, tendremos que aguantarnos y quedarnos con lo que hay. A estas 16 semanas, las mamás solemos unir las vacaciones anuales y acumular las horas de lactancia, con lo que podemos conseguir unos 5 meses y medio, pero sigue siendo poquísimo. La OMS recomienda lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, pero aquí tenemos que incorporarnos cuando nuestros peques tienen 4 o 5…

Esto que os voy a contar es lo que hicimos nosotros para poder estar más tiempo con Sara y no tener que dejarla al cuidado de nadie siendo tan pequeña. Son sólo unos consejos que a nosotros nos sirvieron y los comparto aquí por si a alguien le puede ayudar a alargar el tiempo de disfrute de sus hijos.

Estos consejos son para una pareja en la que los dos trabajen, si uno de ellos no trabaja, ya tiene “la suerte” de quedarse en casa con su peque. Y por supuesto, debe ser una decisión con la que estén de acuerdo los dos miembros de la pareja. En caso de familias monoparentales, imagino que será más complicado, pero también se puede lograr. Pero no es fácil, nadie dijo que lo fuera. Coger una excedencia para cuidar de los hijos puede/suele resultar un palo para la economía familiar, a no ser que tengamos la suerte de tener unos grandes sueldos… Pero la verdad, compensa, aunque pasemos una temporada un poco apretados, por lo menos a nosotros nos compensó dejar de ganar un sueldo durante una temporada y poder cuidar de Sara hasta los 18 meses.file0001755351339

Dejar de trabajar durante un tiempo supone:

  • Planificación – Normalmente nuestro deseo de ser padres es algo que suele estar meditado. Igual que hablamos de la posibilidad de tener hijos, desde ese momento podemos hablar también de la posibilidad de que uno de los miembros de la pareja deje momentáneamente su trabajo para poder cuidar de su hijo durante el tiempo que esto sea posible. Si esa posibilidad la planteamos ya desde antes del embarazo, tendremos más tiempo para prepararnos y planificarnos. Evidentemente, hay embarazos que llegan sin avisar, pero en esos casos, también tendremos tiempo de planificarnos, aunque andaremos más apretados. Para una buena planificación hay que sentarse, mirar las cuentas, el dinero que ganamos y el que gastamos, lo que podemos dejar de gastar, con cuánto dinero podríamos vivir…es cuestión de números, pero si nos esforzamos podemos hacer que las cuentas cuadren.
  • Abrir una cuenta en el banco para el bebé/ Ahorrar – Aunque nuestro bebé aún no haya nacido, tenemos que empezar a ahorrar cuanto antes mejor. Es importante tener un sitio a parte para ir guardando el dinero del bebé, si lo vamos dejando en la cuenta donde tenemos el dinero que usamos a diario, al final no veremos nada. No hace falta que sea una cuenta en el banco, puede ser una hucha grande o una cuenta a parte a nombre de los padres, para ir ahorrando poco a poco.
  • Eliminar gastos superfluos – Si lo pensamos bien, casi todos los meses tenemos gastos que podríamos ahorrarnos. Es importante sentarse y ponerse a hacer cuentas sobre los gastos que tenemos y saber dónde podemos ahorrar. Si queremos quedarnos en casa cuidando de nuestro bebé, debemos cortarnos de muchas cosas, eso tenemos que saberlo. Salir a cenar, comprarnos ropa que no necesitamos, el cine, las vacaciones. Todas esas cosas podemos empezar a ahorrarlas y el dinero que no gastemos, a la cuenta especial del bebé. Nadie dijo que fuera fácil, pero si este verano, en vez de pegarnos un pedazo de viaje, nos vamos a pasar unos días a casa de algún conocido y ahorramos las pagas extras, nuestro bebé nos lo agradecerá. También se ahorra si compartimos coche o si usamos el transporte público, todo el dinero a la cuenta.file6651242495818
  • Vender lo que no necesitemos – Las páginas de venta de segunda mano están en auge. Y en casa siempre tenemos muchas cosas guardadas que no necesitamos. Sólo hay que mirar en armarios y trasteros y ver que los tenemos llenos de cosas que hace tiempo que no usamos. Podemos usar días libres y fines de semana para hacer limpieza de cosas que no nos son útiles, veréis la cantidad de cosas que salen. Yo siempre digo que si en 1 año no lo hemos usado, por algo será. Nosotros vendimos varias cosas en webs de segunda mano. También hay tiendas que se dedican a la compra-venta, pero dan menos dinero y yo prefiero la venta online, que se saca más. Como ejemplo de cosas que vendimos: ropa en buen estado que no usábamos, pequeños electrodomésticos, un ordenador antiguo, películas de DVD, juguetes de Lucas, material deportivo…y el dinerito que sacamos por esas cosas, a la cuenta.
  • Hacer una lista de las cosas que va a necesitar el bebé – Que los bebés son mucho gasto, es algo que nos intentan vender las tiendas de productos infantiles. Pero en realidad, muchas de las cosas que nos hacen pasar por necesarias no lo son tanto. Es importante hacer listas de las cosas que vamos a necesitar y sobre todo, preguntar a mamás sobre el uso real que se le dan a algunos objetos. La lactancia materna es gratis, así que todo lo que tenga que ver con biberones, esterilizadores, calentadores…lo podemos evitar. Compartir cama también hace la cuna prescindible. Usar portabebé es más barato que llevar un carrito. La vajilla especial para niños es un gasto extra que podemos ahorrar si usan vasos y platos normales. La minicuna, la hamaca con tres velocidades, la lamparita que proyecta luces en el techo…son ejemplos de cosas que podemos ahorrarnos. Mejor informarse bien antes de comprar nada. Además de a las mamás recientes, hay muchos blogs que nos cuentan sus experiencias con cosas necesarias o innecesarias para el bebé, por ejemplo yo escribí esta entrada hace tiempo.
  • Pedir cosas de bebé prestadas- Todos conocemos a alguien que ha sido mamá hace poco y podemos pedirles que nos presten cosas. Cuantas más nos dejen, más dinero podremos ahorrar para quedarnos en casa con nuestro peque. Y si por casualidad hay alguna cosa que no nos puedan prestar, de nuevo podemos echar mano de las tiendas de segunda mano, pero en esta ocasión para comprar. La mayoría de las cosas de bebé se quedan nuevas y comprarlas de segunda mano es una magnífica opción para seguir ahorrando.
  • Pedir dinero de regalo – Ya sabemos también que cuando tenemos un hijo, familiares y amigos siempre aparecen con algún regalo debajo del brazo. La mayoría de las veces nos regalan ropa, que luego se queda nueva en los cajones. Pues en estos momentos, creo que estaría bien cambiar el chip y comunicar a la gente que queremos dinero en vez de regalos materiales. Cuando una pareja se casa, todo el mundo mete dinero en un sobre. Cuando hay bautizos y comuniones creo que mucha gente da dinero también. Pues ¿por qué no podemos pedir que nos regalen dinero para cuidar de nuestro hijo un mes más o dos o tres o lo que nos llegue? A la gente le chocará, pero si queremos, podemos avisar que hemos abierto una cuenta bebé, para que la gente haga aportaciones económicas y así comprar lo que de verdad necesitemos y si no necesitamos nada, pues para quedarnos en casa una temporada.

Puede resultar difícil e incluso algo duro en algunas ocasiones, pero de verdad que compensa. A nosotros nos compensó mucho más dejar de salir a cenar una vez por semana y poder estar más tiempo en casa cuidando de Sara. En vez de salir a cenar, podemos organizar una noche de cine con palomitas, o hacer unas ricas pizzas caseras con helado de postre, para que nuestro hijo mayor no eche mucho de menos las cosas a las que estaba acostumbrado.

Imágenes gratuítas extraídas de Morguefile

Diabetes gestacional o azúcar elevada en el embarazo

Durante el embarazo, a las mujeres se les realiza una prueba llamada test de O´Sullivan, o sobrecarga oral de glucosa. Esta prueba sirve para determinar los niveles plasmáticos de azúcar en sangre, una hora después de haber tomado 50 gr. de glucosa oral. En caso de salir alterada, se hará una nueva determinación, más larga y más exhaustiva. Si esta prueba, de nuevo, sale alterada, se envía a la mujer a la consulta del endocrino.

Como enfermera, he trabajado en la consulta de endocrino durante algún tiempo. Allí, las mujeres llegaban y tras un primer reconocimiento, les daba una dieta y les explicaba como debían realizarse determinaciones de glucosa capilar varias veces al día, tanto antes de las comidas como 2 horas después. Después de controlar y apuntar esos valores durante una semana, vuelven a la consulta del endocrino, donde, se determinará si la embarazada tiene diabetes gestacional y precisa la administración de insulina durante el embarazo.

La diabetes gestacional se estima que afecta en torno al 3-7% de las embarazadas. Hay factores de riesgo que predisponen a padecerla, como son:

  • Historia familiar de diabetes tipo II.
  • Edad de la mujer superior a 30 años.
  • Obesidad.
  • Diabetes gestacional en otro embarazo.
  • Haber tenido en un embarazo previo un niño con más de 4 kilos.

Frecuentemente, en la consulta, me encontraba muchas mujeres reacias a realizarse los controles, y mucho más, a inyectarse insulina, en caso de necesitarla. Es importante recalcar que la diabetes gestacional puede ser asintomática o tener síntomas muy leves, por lo que muchas mujeres, no quieren medicarse. Pero hay que recalcar, que el bebé que está creciendo en el interior, es el que puede sufrir las mayores consecuencias.

Hace dos días, nació en España el bebé más grande nacido por vía vaginal. Aquí os dejo la noticia.

Todo el mundo se asombra del tamaño del bebé, pero la cosa no queda ahí. Aparte de saltar a los medios de comunicación por ser un bebé enorme, estos niños, pueden tener múltiples problemas.

NACE BEBÉ DE MÁS DE 6 KILOS EN DENIA, EL DE MAYOR PESO POR PARTO NATURAL

Durante el embrazo, los niveles elevados de azúcar hacen que el bebé empiece a acumular grasa y crecer en exceso. A su vez, el páncreas del bebé trabaja a marchas forzadas para fabricar insulina y disminuir el exceso de glucosa. Al nacer, ese aporte de azúcar extra que le daba la madre a través de la placenta, se ha suspendido, y además, el exceso de insulina puede hacer que el bebé sufra una hipoglucemia. La hipoglucemia, si no se controla, puede causar daños cerebrales. Estos niños tienen que ser ingresados y controlados, con lo que, en muchos centros, supone la separación de la madre. También los bebés macrosómicos pueden sufrir problemas respiratorios. Estos niños, tienen mayor riesgo de sufrir obesidad y de padecer diabetes tipo 2 en la edad adulta. Y existe una incidencia mayor de muerte intraútero en caso de diabetes gestacional NO controlada

A la hora del parto, el gran tamaño del niño es también un impedimento. Suelen ser niños que llegan al mundo por cesárea. O en casos como el de la noticia, por vía vaginal, causando daños en el canal del parto. Es casi imposible que un bebé de más de 6 kilos pase por el canal del parto sin causar traumatismos.

La macrosomía fetal o bebés de gran tamaño, también pueden deberse a otros factores, como obesidad en la madre, historia de partos macrosómicos previos, gestación prolongada.

Para terminar el tema que aquí nos ocupa, el de la diabetes gestacional, dejar claro que la prevención es el mejor tratamiento, llevar una dieta adecuada y realizar algún tipo de ejercicio durante el embrazo. Llevar un correcto control del embarazo. Y en caso de necesitar tratamiento, pensar, no sólo en nuestra salud, sino también en la de nuestros hijos. Debemos ser conscientes de que llevamos una vida creciendo en nuestro interior, y que la diabetes gestacional es un trastorno pasajero, que implica algunos esfuerzos por nuestra parte. 

Y después, llegó el parto

La semana pasada, una mamá muy feliz nos contó la historia de su embarazo aquí. Y hoy nos trae la segunda parte de esa historia.

Siguiendo con la historia del jueves pasado, un día rompí la bolsa. Dicho así, ¡me imagino una explosión…!. Yo siempre me había imaginado romper aguas como en las películas, ¿qué mínimo que hacer un charco en el suelo? y pensaba “¡mira que si me pilla en el banco o comprando!”. Esos días evité ponerme mis botas de ante e iba a optar por unas katiuskas, pero me parecía exagerado y ya sabéis que yo no soy nada exagerada… Preparé muy bien mi cama con empapadores, que no sé por qué, quizá también por las películas, siempre pensé que me pondría de parto de madrugada y casi hago a mi marido acostarse con manguitos y chaleco salvavidas, ¡cualquier noche saldríamos a nado!

Pues eso, solo de película. Llevaba desde el día anterior como que me hacía pis encima, la sensación imagino que sería como cuando las abuelillas se les escapa el punto cuando se ríen, tosen o estornudan…pues así. Yo siempre lo achaqué a la cabeza, ¡no, a la mía no!, a la de mi tesoro que ya la tenía ahí encajada, presionando la vejiga, preparada para asomarse a la vida.

Al día siguiente por la mañana estaba deseando levantarme para comentárselo todo a mis mamis de marzo queridas, a esas alturas, ya muchas de ellas habían dado a luz y me podrían aconsejar. Consejo:

-¡ya estás tardando en irte al hospital!-

¡¡Pero si yo estaba bien!! Menos mal que lo tenía todo preparado, como mandan las madres, un par de meses antes, así que no había motivo para estar nerviosa. Estaba pseudodepilada hacía unos días, me depiló mi cari y en lugar de la silkepil parece que me había depilado a bocaos, pero con muy buena intención. El pelo limpísimo, me lo lavaba todos los días para que no me pillara desprevenida. Solo ducharme y arreglarme, total, solo iba a que me miraran eso de la bolsa.

Esperé a que mi exagerado saliera de trabajar, ¿a ver cómo se lo decía? Lanzándole indirectas;

-pues yo creo que podemos darnos un paseo, hace muy buena tarde, ya estoy de 39 semanas, que malas están saliendo las bolsas, ahí hay una bolsa que dicen que se rompe…creo que la mía ya se ha ro…

Si no me ando rápida me quedo en tierra.

Cuando llegué al hospital me daba risa ir al mostrador y decir que, ¿qué decía? No hizo falta decir nada, me vieron el panzón y rápidamente me pasaron. Con la de horas que me he pasado yo en la sala de espera de urgencias rabiando con algún dolor y ese día… ¡si yo estaba bien!!!!

Como en el anuncio, me hicieron una prueba y el algodón decía que eso no era pis, sino líquido amniótico, me echaron la bronca correspondiente por no haber ido antes y me explicaron que tenía una fisura en la bolsa, -ale pues ya está, solucionado el tema de la bolsa, vámonos para casa- y continuaron diciendo que mi bebé tenía que nacer antes de 12horas…¡¡¡estaba de parto!!!…me cagué, yo no sé lo que pensaba que me iban a decir-“señora bienvenida a nuestro resort, disfrute de su estancia y descanse”

En cuestión de minutos estaba en una cama con monitores, tensiómetro, la temida oxitocina, un marido atacao de los nervios, la bolsa rota…y ¿qué fue del parto lo más natural posible? ¿Qué fue de la libertad de movimiento para soportar lo mejor posible el dolor? ¿Qué fue de “incluso os podéis dar una ducha antes”? ¿Dónde estaban las famosas pelotitas? pero si estaba más atada que el de la naranja mecánica, parecía que iban a experimentar conmigo.

Pues lo siento, me dio por hacer pis, cuando me pongo muy nerviosa me hago pis, no puedo remediarlo, así que la matrona se pasó la noche enchufándome y desenchufándome y aunque era muy agradable, las últimas veces ya le noté yo un tonillo asesino, y a partir de ese momento ya decidí portarme bien; con la persona que te mete la mano en ciertas partes muy a menudo, mejor llevarse bien.

¿Será posible que solo dilatara 1 cm en toda la noche? ¡¡Y cómo duelen las contracciones con oxitocina!!No sabía cómo respirar, ¿ahora eran respiraciones profundas o rápidas? Ya no podía más, no sabía cómo ponerme y con tanto “ataero”, que nervios ¡no me podía mover!…Y el suavón de mi cari preguntándome cada dos por tres -¿te duele mucho?- y el corazoncito de mi tesoro, pompón, pompón, a mil por hora… Al principio es lo que más deseas oír, pero al final te pone para salir loca, y otra vez, -¿te duele mucho?-arggggggg, cállate ya, ¿quieres saber lo que duele? ¡Como te dé una guantá vas a aprovechar hasta el aire!, cállate yaaaaaa…el pobre las pagó todas.

Al final ¡cesárea al canto! y entonces me dio por llorar; ¡jolín yo quería mi parto normal!, que mi cari cortara el cordón, tener a mi tesoro en brazos y que se enganchara a la teta, ¡Jo, llevaba preparándome meses!; masaje perineal con aceite de rosa mosqueta para evitar episiotomía ¡que no es nada fácil, eh!, mis ejercicios de Kegel, me lo había dejado precioso con el rasurado… pero bueno, mi bebé tenía que nacer ya, era lo único que importaba.

Me metieron en quirófano, me tuvo en ascuas hasta el último momento, menos mal que el anestesista me iba retransmitiendo la intervención y me dijo:

-tu hijo en un cuadro flamenco sería el bailarín, porque no llora pero sale moviendo las manos y los pies, tranquila que está bien-

Y en menos de quince minutos le di el primer beso a mi tesoro y él abrió sus ojitos y me lanzó una mirada que me atravesó el alma.

Ya a partir de ese momento no hemos dejado de mirarnos. Me convertí en Una mamá muy feliz

 

Historia de un embarazo cualquiera

El embarazo, según mi querida Una mamá muy feliz

Ufff mi tesoro ya tiene 13 meses, ¡si parece que fue ayer cuando me enteré que estaba embarazada! Fue totalmente premeditado, tanto, como que lo logré a través de una FIV…¡no me lo podía creer cuando vi el resultado de la prueba!, no paraba de repetir “aquí pone embarazada 2-3 semanas”… una y otra vez, no sé qué esperaba que pusiera ¿¿“apta para conducir camiones”??…. ¡y mira que me hice pruebas! Después de no sé cuántas, al final también fui a hacerme una analítica, ¡necesitaba verlo por escrito! Por cierto, ¿por qué se borrará el “embarazada 2-3 semanas” de los clearblue? por lo que cuestan, hasta te lo podían tatuar o incluso que un mensajero te trajera una caja de bombones…

No se vosotras, pero cuando me enteré del nuevo estado, estuve 2 o 3 días como en el limbo; ni embarazada ni no, hasta que fui al médico, ahí ya la cosa cambia; entré tan normal y salí embarazadísima… ¡hasta con barriga! En esos cinco minutos de consulta te dan un curso acelerado de “nociones básicas sobre el embarazo” y te ponen en mono… monotema; ya solo se hablaba de embarazo, veía embarazadas y niños por todas partes, adquirí un vocabulario que antes me sonaban a chino, hasta comprando un cuarto de choped en mi súper de la esquina me regalaban la suscripción a la revista que todas sabemos. Y ¿cuándo se han visto tantos programas de embarazos, partos y bebés en la tele? Nunca, incluso parece que la tele cambia su programación en homenaje al nuevo estado…

Yo no iba a ser menos que la realeza, decidimos no contar nada hasta… y con esto hay que tomar la primera gran decisión.

¿Cómo se cuenta un embarazo, semanas o meses?  Una cosa u otra, pero jamás mezclar porque nunca cuadra; si un embarazo son cuarenta semanas jamás podrán ser nueve meses, eh eh, que me llevó lo mío hacer mis cálculos y llegué a la conclusión de que el último mes es un 2X1, como en el Carrefour, todo se duplica; tiene 60 días, la barriga se pone en el doble de su tamaño, los morros y el culo también (ya me voy de tema)…Yo opté por las semanas, más que nada para entenderme con los médicos, y con todo y eso a veces me bastaba con la pregunta resumen- “¿pero está bien, no?” El resto de los mortales no embarazados me preguntaban

-¿De cuantos meses estás?-¡y ya tenía el lío! pues nada, a hacerme la sueca y contestar en semanas, ya que llegaría el momento en que estuviese de 10 meses y podía provocar un infarto en quién me lo preguntaba.

Poco a poco empezamos a familiarizarnos con ciertos términos que jamás antes habíamos oído. A mí lo de la toxoplasmosis me marcó; recojo la primera analítica, del millón que nos hacemos, y leo “toxoplasmosis – negativa”.  ¡¡Negativa!! Bien, ¿no? si, bien… ¡bien jodida estuve todo el embarazo, sin comer jamón y similares manjares! ¡Ea, lo bastante que no pudiera para convertirse en lo que más me apetecía!, únicamente superado por los pepinillos en vinagre. los tenía por palés en la despensa, los comía a todas horas…ahora cómete tú un pepinillo de madrugada sin estar embarazada…¡te atiza un colicazo que vas andando!

¿Y el afán de la gente de tocarme la panza? Bueno está que la toquen cuando ya es una barriga prominente de embarazada, pero no al principio ¿qué necesidad tengo yo de que me anden sobando mi michelín fofo cervecero?, ¡pesados!

La barriga va creciendo y creciendo y llega uno de los momentos más bonitos del embarazo, que es cuando noté a mi tesoro. Disfruté mucho de esos primeros momentos en que todos me tomaban por loca cuando decía que me daba patadas, porque el niño desde dentro de la barriga me dejaba continuamente en evidencia; ¡lo bastante que alguien pusiese la mano en la barriga para que dejara de moverse! Después si, después no hacía falta ni que me tocaran la barriga, se notaba a distancia, ¡parecía que tenía dentro un alien!

Y un día mi barriga fue tan gorda que dejé de ver mis partes íntimas, que de íntimas solo guardaban el nombre, porque desde que empecé el tratamiento, me quedé embarazada y hasta que llegué a casa con mi tesoro, fueron más visitadas que La Alhambra en verano por los japoneses.  Y el día que tocaba prácticas en el hospital, ¡se formaban hasta colas para ver “mi Palacio de Carlos V”! Vamos que era la única que no lo veía en muchas semanas.

Recomiendo borrar de nuestra mente la imagen que antes teníamos de esa parte de nuestro cuerpo, porque el reencuentro puede ser duro.

Ya al final, allá por los diez meses, cuando salía a pasear, para ver si de una vez me ponía de parto, cuando iba con una mano en la barriga… ¿para que no se me cayera? y la otra mano en la espalda… ¿para no partirme en dos?, toda espatarrada, como si no me cupiera entre las piernas “el Palacio”, me crucé con el típico plasta que me pregunta

– ¿Madre mía todavía estás así?-¿por qué lo pregunta inflando los mofletes y echando la cabeza para atrás dejando ver la papada?  Así ¿cómo? ¿”pa” reventar?…

Si, y un día reventé, rompí la bolsa, y me faltaban piernas para correr y me sobraban bolsas para llevar…como que no me la llevé, preparada tres meses antes y ahí se quedó.

Pero bueno hasta aquí algunas anécdotas de mi embarazo, a partir de aquí ya es otro capítulo, jejejeje, ya os iré contando. Desde entonces soy una mamá muy feliz.

La revolución hormonal del embarazo

Esta semana, un mamá muy feliz está un poco revolucionada, hormonalmente hablando. Ya podéis leer que le pasa.

Aishh, hoy me he levantado un poco ploff, ¡deben ser las hormonas! No se vosotras, pero desde hace dos años para acá, las hormonas tienen la culpa de todo, mi tesoro ya tiene un año y estas malvadas siguen amargándome la vida.

Bueno, tampoco voy a ser injusta con ellas, reconozco que cuando estaba embarazada, esos cambios hormonales jugaban a mi favor. Estuve semanas esperando el ansiado vómito señal de que todo iba bien, ¡¡pero nunca llegó!! A cambio, mi sistema hormonal me regalaba cada mañana sangrados de nariz, era lo primero que hacía al levantarme, sonarme los mocos…Había mañanas en que la sangre se resistía a salir, y yo erre que erre, a veces no sé a que se debía el sangrado, daba igual, cuando aparecía…¡¡qué felicidad…si es que estoy embarazada!!

También tuve boqueras, me salieron antes de saber mi estado, ¡¡argg eran asquerosas!! no se me quitaban con nada, no podía abrir la boca, pero en cuanto supe a que se debían, se convirtieron en dos preciosas manchas rositas a cada lado de mis labios…¡incluso me favorecían, me hacían la boca más grande!

En cuanto al nombre de Alba nunca había significado nada para mí, hasta que un día mi jefa me dijo que se había hecho la depilación definitiva en la línea alba…¡pelos en la barriga! no le di importancia, total era su barriga y no la mía…los tendrán todas las jefas, yo que se…Ya embarazada, justo en el centro de mi panza se empezó a oscurecer una línea desde debajo del pecho, que en esos momentos era un punto accesible y localizado visualmente hablando, no como ahora, que debajo del pecho es algún punto perdido entre debajo de la axila y el ombligo…¡ay que me voy de tema! Como iba diciendo, dejé de asociar el nombre “línea alba” a la cara, o mejor dicho, a la barriga de mi jefa, y pasó a ser una obra de arte en mi barriga, con ese color tostadito y perfectamente alineada hasta el pubis… ¡si es que estoy embarazada! Aish pero tras dar a luz… ¿quién le pondría un nombre tan bonito a una raya en la barriga, en ocasiones cubierta de pelos que es de lo más feo?

Chicas, ¿alguna de vosotras sigue teniendo pelusilla (iba a poner pelillos, pero aún con el “illos” hiere mi sensibilidad) en la barriga? A ver, la barriga que os estáis imaginando no es la mía… ¡es la de mi jefa! Yo tengo 4 o 5 pelacos largos, negros e indomables justo debajo del ombligo, que supongo que irán desapareciendo, había pensado en tintármelos, pero ¡¡¡ni echándome andina con una pala los cubriría!!!

Otra cosa, a ver como lo pregunto, porque entre unas cosas y otras os vais a pensar que he sufrido una mutación o que me puedo ir directamente al circo. Intentaré suavizarlo diciendo que mi bigote ha desaparecido acomplejado por una pelusilla incipiente que ha aparecido en el mentón…¡sin paños calientes! ¿Qué hago con 5 pelos que me han salido en la barbilla? Seguro que vuestra imaginación vuela, solo cinco, ¡eh! no más, que los tengo censados. Tengo que buscar una solución antes de que se reproduzcan…y me tenga que ir al circo.

Y no puedo olvidar la increíble melena que lucía en el embarazo; con un brillazo y suave como la seda. Tras nacer mi tesoro, mi pelo adquiere aún más protagonismo, pero por su ausencia; por su ausencia en la cabeza y su presencia por todas partes, ¡hasta en un pañal me he encontrado yo pelos!, no quiero ni imaginarme como han llegado ahí. Cuando me quitaba la coleta, me la quitaba literalmente, todo el pelo se quedaba en la goma y la hora de ducharme era un suplicio para mí y aun peor para el que se duchara después.

Mamás embarazadas, ¡¡no temáis!! Esta es mi experiencia, no tiene por qué pasaros a vosotras. Disfrutad de lo que el embarazo y sus hormonas os están ofreciendo porque todo tiene su fin. Llegado el momento recomiendo; mucha paciencia, pinzas de gran precisión, prohibido espejos de aumento, ya sabéis “ojos que no ven…”, un potente desatascador y un marido no escrupuloso para usarlo.

Las que ya somos mamás, sabemos que ni esto ni nada enturbia la felicidad que nuestros tesoros nos brindan. Aunque algunas zonas de mi cuerpo no están como me gustarían por las dichosas hormonas, yo me veo estupenda y soy feliz, Una mamá muy feliz.

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