No hay mejor lugar que los brazos de mamá

Hoy he traducido un artículo que me ha parecido muy interesante. Se basa en que los bebés africanos no lloran, porque básicamente, viven colgados del pecho de sus madres, son porteados continuamente y maman a todas horas. Pertenece a este blog. Es un fragmento del libro de Niala In culture parent.

La Dra. J. Claire K. Niala es madre, escritora y osteópata que disfruta explorando las diferencias que afortunadamente todavía existen entre las diversas culturas de todo el mundo. Ella nació en Kenia y creció en Kenya, Costa de Marfil y  Reino Unido. Ha trabajado y vivido en tres continentes y ha visitado al menos un nuevo país cada año desde que tenía 12 años de edad. Sus compañeras de viaje favoritas son su madre y su hija, cuyas historias e interés por los demás, la ha llevado a comprometerse con el mundo de un modo que nunca habría imaginado.

Nací y crecí en Kenia y Costa de Marfil. A los quince años me fui a vivir a  Reino Unido. Sin embargo, siempre supe que quería criar a mis hijos (cuando los tuviera) en mi casa en Kenia. Y sí, asumí que los iba a tener. Soy una mujer africana moderna, con dos títulos universitarios, y la cuarta generación de  mujeres trabajadoras, pero cuando se trata de niños, soy típicamente africana. La realidad es que tú no estás completa sin ellos, los niños son una bendición y hay que estar loco para evitarlos. En realidad, la cuestión ni siquiera se plantea. 

Comencé mi embarazo en el Reino Unido. El deseo de dar a luz en casa era tan fuerte que dejé mis prácticas, mi nuevo negocio y me mudé de casa y de país a los cinco meses de descubrir que estaba embarazada. Hice lo que la mayoría de las madres embarazadas en el Reino Unido hacen –  leí vorazmente: “Our Babies, Ourselves”, “Parenting Incondicional”, cualquier cosa de Sears – y la lista sigue. (Mi abuela comentó más adelante que los bebés no leen los libros y todo lo que realmente necesitaba era «leer2 a mi bebé). Todo lo que leía decía que los bebés africanos lloran menos que los bebés europeos. Y estaba intrigada en saber por qué.

Cuando volví a casa, observé. Busqué a madres y bebés y estaban por todas partes, aunque los bebés más pequeños, de menos de seis semanas, estaban principalmente en las casas. Lo primero que noté es que a pesar de estar en todas partes, en realidad es muy difícil «ver» a un bebé keniata. Por lo general están muy bien envueltos, antes de ser porteados por su madre (a veces el padre). Incluso los bebés mayores atados a la espalda están protegidos de la intemperie por una manta grande. Tendrías suerte de ver una extremidad, no digamos un ojo o la nariz. La envoltura es como una réplica del vientre materno. Los bebés son literalmente, protegidos en un capullo del estrés del mundo exterior en el que están entrando. 

Mi segunda observación fue de índole cultural. En el Reino Unido, se entiende que los bebés lloran. En Kenia, era todo lo contrario. La normal es que los bebés no lloran. Si lo hacen, hay algo terriblemente mal y hay que hacer algo para corregirlo inmediatamente. Mi cuñada inglesa lo resumía así: «a la gente realmente no le gusta que los bebés lloren ¿verdad?» 

Todo tuvo mucho más sentido cuando finalmente di a luz y mi abuela vino de la aldea para visitarnos. Dio la casualidad que mi bebé hizo lloraba mucho. Exasperada y cansada, se me olvidó todo lo que había leído y algunas veces me unía a su llanto también. La solución para mi abuela era simple, «Nyonyo amamántala! “Esa era su respuesta a cada quejido.

Hubo momentos en que se trataba de un pañal mojado, o que la había soltado, o que necesitaba eructar, pero mayormente, lo único que ella quería era estar en el pecho. No importaba si estaba comiendo o simplemente descansando. Yo la porteaba la mayoría del tiempo y dormía (colechaba) con ella, así que esto fue una extensión natural de lo que estábamos haciendo. 

De repente aprendí el no tan difícil secreto del alegre silencio de los bebés africanos. Era una simbiosis sencilla entre necesidad y conocimiento, que requería la suspensión total de las ideas prefijadas de lo que debería ocurrir y el abrazo de lo que realmente estaba pasando en ese momento. La conclusión fue que mi bebé se alimentaba mucho, mucho más de lo que yo había leído, y al menos cinco veces más que algunos de los programas de alimentación más estrictos que había visto

Sobre  los cuatro meses, cuando una gran cantidad de madres urbanas comienzan a introducir los alimentos sólidos como recomiendan algunas guías de alimentación para bebés,  mi hija volvió a su estilo de lactancia de bebé recién nacido, mamando cada hora, lo cual fue un shock total. En los últimos cuatro meses, el tiempo entre una toma y había comenzado a espaciarse lentamente. Incluso había comenzado a tratar a pacientes sin que mis senos gotearan  o la niñera de mi hija interrumpiera la sesión para hacerme saber que mi hija necesitaba mamar.

La mayoría de las madres de mi grupo de mamás y bebés había empezado a introducir arroz para bebés (para alargar las tomas) y todos los profesionales involucrados en la vida de nuestros hijos, pediatras, incluso doulas, decían que era correcto. Decían que las madres necesitaban descansar también, que lo habíamos hecho increíblemente bien por haber amamantado en exclusiva durante cuatro meses, y nos aseguraron que nuestros bebés estarían bien. Algo no me sonaba real e incluso cuando trataba, con poco entusiasmo, de mezclar un poco de papaya (la comida tradicional de destete en Kenya), con leche extraída y ofrecérsela a mi hija, ella no tomaba nada.

Así que llamé mi abuela. Ella se rio y me preguntó si había estado leyendo libros de nuevo. Con mucho cuidado, me  explicó cómo la lactancia materna era cualquier cosa menos lineal. » Ella te dirá cuando esté lista para comer, y su cuerpo también lo hará. » 

«¿Qué voy a hacer hasta entonces?” Estaba ansiosa por saberlo

«Haz lo que hacías antes, Nyonyo, tienes que ser regular»

Así que mi vida que mi vida se desaceleró a lo que parecía un punto muerto otra vez. Mientras muchas de las madres de mi grupo se maravillaban de cómo sus hijos dormían durante más tiempo ahora que habían introducido el arroz para bebés, e incluso se aventuraban con otros alimentos, yo me despertaba cada una o dos horas con mi hija, y tenía que decirle a mis pacientes que la vuelta al trabajo no iba a ser como lo había planeado. 

Pronto me di cuenta de que, inconscientemente, me estaba convirtiendo en un servicio de apoyo informal para otras madres. Mi número de teléfono pasaba de mano en mano y muchas veces, mientras daba de mamar a mi bebé, podía oírme a mí misma diciendo: «Sí, sólo tienes que seguir amamantándola. Sí, incluso aunque acabes de darle de mamar. Sí, posiblemente no seas capaz ni de quitarte el pijama en todo el día. Sí, todavía necesitas comer y beber como un caballo… No, ahora puede que no sea el momento de volver a trabajar si puedes permitírtelo. «Y, por último, le aseguraba a las madres: » Va a ser más fácil a partir de ahora.» Yo misma tuve que creerme esto último, aunque para mí, todavía no se había vuelto más fácil.

Aproximadamente una semana antes de que mi hija cumpliera cinco meses, viajamos  a Reino Unido para una boda y para que conociera a la familia y amigos. Como tenía muy pocas exigencias, podía mantener fácilmente su horario de alimentación. A pesar de las miradas desconcertadas de muchos extraños cuando alimentaba a mi hija en diferentes lugares públicos (la mayoría de las designadas salas de lactancia estaban en baños que yo no habría utilizado para mí misma), nosotras seguimos adelante.

En la boda, la gente de la mesa donde nos sentamos señalaba: «Ella es como un bebé tranquilo, aunque se alimenta mucho». Yo guardaba silencio. Otra mujer comentó, “Leí en algún sitio que los bebés africanos no lloran mucho”. No pude evitar reírme.

 

La sabiduría de mi abuela:

1-    Ofrece el pecho a cada momento que tu bebé se sienta mal, incluso si ya lo has alimentado.

2-   Colecha (duerme con tu bebé). Muchas veces puedes alimentar a tu bebé antes de que esté completamente despierto, lo que os permitirá volver a dormir más fácilmente  y descansar mejor.

3-    Lleva siempre una botella de agua templada a la cama, lo que te permitirá hidratarte y hacer que la leche fluya.

4-   Aliméntate correctamente (sobre todo durante el periodo de crecimiento) y que toda la gente a tu alrededor te ayude en todo lo que pueda. Hay muy pocas cosas que no pueden esperar.

5-   Lee a tu bebé, no leas libros. La lactancia maternal no es lineal, va arriba y abajo, e incluso en círculos. Tú eres la única experta en lo que tu bebé necesita.

Hoy os dejo una canción de película, de mi película favorita durante mi adolescencia.

Dirty dancing fue estrenada en  España en el verano del 88. Aún recuerdo cuando la vi por primera vez. Y «the time of my life» era la canción final de la película, cantada por Bill Medley y Jennifer Warnes.

Pero recuerdo mucho más la cantidad de veces que la vi después, en el salón de mi casa, con mi hermana, poniendo la cinta de vhs una y otra vez. Le teníamos un cariño increble a esa película. Incluso imitábamos en el salón alguno de los pasos de baile, vaya dos bobas.

Pues aunque parezca mentira, aún está esa cinta en su estuche y todo en una de las estanterías de casa de mis padres.

¡Feliz viernes!



Esto es lo que se pregunta mi amiga Una Mamá muy feliz

Chicas ¿qué tal andáis de tiempo? Y no me refiero a que no tengo tiempo de ir a la peluquería porque voy al gimnasio, o a que no puedo ir de compras porque he quedado para tomar café, noooo, ¡ese tiempo pasó a la historia!

El tiempo al que me refiero es el básico, el vital…el tiempo para ir a hacer pis antes de tener que cruzar el pasillo que te separa del baño con las piernas cruzadas, rezando para que no se te escape el chorrillo.

Tiempo para completar el programa de mi cepillo de dientes eléctrico que dura 2minutos… ¡una eternidad! Bueeeeeno, lo compensamos con el enjuague bucal que me deja las manos libres…ja, ja, pues tampoco, porque no puedo enjuagarme y cantar para entretener al pequeño; he optado por comprar el enjuague del color de las toallas, que al menos adorna.

Tiempo para poder ducharme sin que luego me arranque trozos de la cabeza, rascándome por no aclararme bien, porque no se si os pasa, pero da igual a quién deje al cuidado del bebé que siempre acaba llamando a la puerta del baño cuando estoy enjabonada diciendo:

-mamáaaaaaaa, que se quiere ir contigo- cachis en los mengues, si te estoy oyendo venir por el pasillo diciendo, “vamos a ver lo q hace mamá”.

Tiempo para que tras ducharme, pueda arreglarme el pelo y echarme crema sin tener que elegir entre una cosa u otra, y al final ninguna; y ya podemos hincharnos de comer fibra, porque se acabaron las visitas al baño para leer… se acabaron para leer, pero no para cantar, porque lo harás a grito “pelao”, para que tu bebé en el salón no llore porque lo has abandonado un minuto… un minuto si tomas fibra, porque si no la tomas, lo llevas claro, tendrás que esperar a dejarlo al cuidado de alguien, que llamará a la puerta del baño y te dirá ….¡¡¡come fibra!!! Voy a empezar a llevarme al niño colgado en la bandolera para estos menesteres….

Hablando de duchas, con los adelantos que hay hoy en día, ¡no sé cómo no han inventado un gel que limpie en seco! qué placer poder ducharnos mientras… jajaja, iba a decir mientras vemos una peli, jajaja.

Y lo de poner la lavadora parece un “deja vu”, me levanto, la pongo y al día siguiente la pongo, y al otro día y al otro…y lo peor es que es la misma lavadora, que no me da tiempo a tenderla y claro ya las arrugas en la ropa… ¡¡vamos ni con un lifting!!

¿Y que me decís de la hora de salir a dar un paseo? El bebé ya está listo, lo dejo en un lugar seguro… y ahora comienza la maratón antes de que se emberrinche… En el tiempo que antes me pintaba la raya del ojo, ahora me visto, me peino, me calzo, preparo la silleta, el bolso, pañales, muda extra, biberón con agua, cojo los abrigos, cierro las ventanas, me aseguro que no dejo nada encendido, todo esto cantando a grito “pelao” para que no se sienta abandonado, y por fin… a la calle… arggg ¿¿y la raya del ojo?? ¡¡No me ha dado tiempo!! Ahhh y sin quejarme, voy un pelín despeinada, sofocada y taquicárdica, pero ¡hoy tampoco me ha dado el infarto!

Aishhhh, claro que me falta tiempo, ¿cómo no me va a faltar? Si el que tengo es poco para dedicárselo a mi tesoro y aun teniendo todo el tiempo del mundo no sería suficiente para disfrutar de él. Es mi bebé quién me hace ser Una mamá muy feliz.

Y ahora me pregunto, ¿tendréis tiempo de leer esto? A mí me ha costado lo mío escribirlo….

Miércoles Mudo

El hermano mayor porteando a la pequeña

El hermano mayor porteando a la pequeña



Después de los primeros días de lactancia, donde tenía los pezones hipersensibles de la succión continua de la princesa y hasta el agua de la ducha me escocía, la lactancia ha sido un camino de rosas.

Hasta que la princesa cumplió 9 meses y sus dos primeros dientes hicieron aparición. Eran los dientes de abajo y como la lengua se interponía entre el pezón y ellos, no hubo mucho problema. Algún día, quiso probar cómo funcionaban y los apretó contra el pezón, pero bastó con decirle varias veces que eso no se hacía, con la voz un poco seria, para que ella lo entendiera a la perfección.

Y así, siguió nuestra feliz lactancia.

¡¡Y de pronto, los 4 dientes de arriba decidieron aparecer a la vez!!

Y ahora no se interpone la lengua entre ellos y mi pezón….

Morderme queriendo, pues lo ha hecho un par de veces, imagino que de nuevo, para probar esas cosas nuevas que tiene en la boca. Pero, como la otra vez, ha bastado con retirarla del pezón, decirle que no y en seguida se ha dado cuenta de que no se muerde (ni el pezón ni a nadie, que eso también hay que saberlo). Por cierto, es muy importante no gritar ni asustarse cuando te muerden, y es fácil decirlo pero difícil hacerlo………. Poco estás tan relajada, con tu pequeña mamando, y de pronto y sin previo aviso, zas!, mordisco al canto. El susto que te pegas y el dolor que sientes te provocan dar un grito. Pero, es lo peor que puedes hacer, porque la peque se lleva un susto también que no veas, y se pone a llorar desconsolada. Así que, mejor aguantarse las ganas de chillar y pasar directamente a la parte de explicarle las cosas. Con todo, durante unos días, la lactancia es un poco como una peli de miedo, porque estás esperando que llegue el mordisco y no eres capaz de relajarte.

Y una vez superada la fase esa en la que te muerde y tú le enseñas a no hacerlo, pues vuelve a ser una lactancia placentera……….o no. Porque aún me queda una parte.

La parte del sueño. Por la noche, cuando se está durmiendo o cuando se medio despierta para su toma nocturna, hay veces que de pronto, aprieta la mandíbula cual perro de presa. Y eso sí que lo hace sin querer. ¡Ay que dolor! Yo que me estaba quedando dormida y siento como unos dientes se clavan en mi pezón. Y lo malo es que no es cuestión de un mini segundo y ya, noooo, tengo que meter un dedo por el lateral de su boquita para que me suelte. Uffff, esa parte sí que la llevo mal. Y no sé cómo hacer para evitarlo. Porque ella está dormida profundamente.

Si es a la hora de llevarla a la cama, ya he encontrado la solución, cuando veo que se ha quedado dormida, en vez de seguir un rato más con el pezón en la boca, se lo saco despacito y así no me arriesgo.

Pero el problema es en mitad de la noche, porque como las dos estamos tan cansadas, normalmente, mientras mama, yo me quedo dormida con ella (bendito colecho), pero claro, así ya no puedo controlar lo de sacarle el pezón de la boca… Algunas noches me he quedado despierta para hacerlo, pero la mayoría de las veces no lo consigo y me duermo. Y por suerte, la mayoría de las veces no lo hace, no me muerde. Pero las ocasiones en las que sí lo hace…… me despierto con un dolor. Que por las mañanas, tengo la marca de los dientecitos alrededor de mi pezón.

¿Alguien sabe cómo evitar esos mordiscos nocturnos?

Las mochilas de marcas comerciales, aquellas que venden en la mayoría de las tiendas de productos para bebés, esas que no son ergonómicas, suelen mostrar fotografías de la mochila con el bebé mirando hacia afuera. Ponen esas fotos para vender más, vendiendo la posibilidad de llevar al bebé mirando hacia el exterior, como una ventaja.

Pero no nos dejemos engañar. Llevar al bebé mirando hacia afuera, no tiene ninguna ventaja y sí inconvenientes.

Al llevar a tu bebé mirando hacia el exterior, no se consigue la posición ergonómica deseada, como explicamos aquí.

Si nos fijamos en las fotografías de dos mochilas no ergonómicas y que ofrecen la posibilidad de llevar al bebé cara al mundo, podemos ver la posición del bebé.

colgona 2

mochila colgona

 

 

 

 

 

 

 

 

Veamos las desventajas de llevar a tu bebé mirando al frente:

  • Las piernas están colgando, totalmente estiradas hacia abajo. Como ya hemos visto, esta no es la posición fisiológica natural para las piernas de los bebés, de este modo, la cabeza del fémur no está correctamente encajada en la cadera. También vemos que le bebé va muy “tieso”.
  • La espalda, que debería estar curvada en forma de “C” hacia adentro, está completamente recta e incluso, en hiperextensión, todo lo contrario a su forma anatómica natural.
  • La cabeza no tiene sostén. En un portabebé ergonómico, nuestros bebés tienen nuestro pecho para apoyar su cabeza, bien porque estén cansados, bien porque quieran contacto o bien porque se han dormido. Llevando al bebé mirando al frente, no hay esa posibilidad. No me quiero imaginar si un pobre bebé consiguiera dormirse estando así, que le pasaría a la cabecita…. ¿la llevaría colgando, caída hacia delante? Ehhh, lástima me da sólo de pensarlo. Además de cerrar mucho la vía aérea del pequeño, dificultando su respiración, con los peligros que ello conlleva.
  • Y el bebé no va sentado, sino que todo el peso de su cuerpo recae sobre sus genitales. He visto con mis propios ojos a un bebé que iba en esa postura durante mucho rato, sacarlo porque no dejaba de llorar y tenía las piernecitas moradas, de toda la presión de su cuerpo sobre esa zona.
  • En caso de colisión involuntaria, accidente, choque, el bebé recibiría la peor parte, sobre todo su cara y su cuello, que de esta manera están totalmente expuestos.
  • Los bebés que van pegaditos a sus padres, pueden refugiarse en el pecho en caso de que algo no les guste o les asuste. Si van mirando hacia delante, esa sensación de protección se pierde, por lo que estarán más asustados-
  • Tampoco pueden ver la cara de mamá. Al ir mirando hacia afuera, no ven las expresiones faciales ni pueden conectar visualmente. No sabrán si algo es bueno o malo al ver la cara de mamá.
  • Para el que lleva al bebé mirando hacia el exterior, tampoco es una postura cómoda. El bebé va más bajo de lo que debería, a la vez que tira hacia afuera. Y el portador, para compensar ese peso extra, sin darse cuenta, arqueará su espalda su poco hacia atrás, para compensar ese peso.

Muchos padres comentan que cuando llevan a su hijo en un portabebé, pegadito a ellos, el bebé se “aburre” porque no ve nada. Pero para que el bebé tenga más campo de visión, hay otras posturas que se pueden adoptar, siempre respetando la posición fisiológica y sin llevarlos mirando hacia delante.

Usando portabebés ergonómicos, podemos llevar al bebé a la cadera y a la espalda, donde su visión del mundo se verá transformada.

Cuando tenemos un bebé, a veces resulta complicado realizar las tareas domésticas. Pero resulta, que tenemos que hacer la comida y nuestro pequeño no quiere estar ni un minuto solo (normal!!!).

Si el bebé es muy pequeño, podemos dejarlo en la cuna o moises, pero como los bebés tienen un radar de alejamiento incorporado, en cuanto intentemos salir de la habitación, seguro que se despierta y se pone a llorar.

Si el bebé es más grande, a lo mejor se entretiene un rato jugando en el parque, pero seguro que salimos para ir a la cocina y ya no quiere estar allí.

En niños más grandes, podríamos dejarlos jugando cerca nuestra, pero resulta que la cocina es el lugar más peligroso de la casa.

Solución: llevamos al bebé en el portabebé y todos felices. Ellos están contentos porque están con mamá, que es lo que realmente quieren, y nosotros podemos entrar a la cocina y preparar esa rica comida que teníamos planeada. He aquí otra de laa innumerables ventajas que nos ofrece el uso de un portabebé.

Como todas las cosas, hay que hacerlas usando el portabebé correctamente y con cabeza. En la cocina, es mejor llevar el bebé a la espalda, nos deja las manos libres y no hay riesgo para ellos. Pero hay que ser conscientes de que estamos porteando, lo normal es moverse con cuidado, no dar nunca la espalda a los fogones ni a la encimera, por riesgos de salpicaduras a nuestros pequeños.

Yo nunca manejo el horno con la niña, el horno sólo para cuando hay alguien en casa que puede estar pendiente. Por lo demás, el resto de las comidas las hago perfectamente con ella a la espalda, está protegida con mi cuerpo ante una eventual salpicadura, aunque es cierto que las cosas que considero más peligrosas, también las dejo para otro momento.

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Hasta la próxima ventaja.

En una casita verde vivían Luk y sus padres. Querían tener otro hijo, pero no se quedaba embarazada.

Después de mucho tiempo de espera,  y tras meses de investigación, descubrieron el problema. Hacía falta un tratamiento, sería difícil, pero no perdían la esperanza… Y lo consiguió, se quedó embarazada.

Pasaron los meses y Luk estaba muy emocionado, pronto iba a tener una hermana, Maya.

Una mañana, mamá empezó con contracciones. Luk se puso muy nervioso. Mamá le dijo que tenía que ir con los abuelos. Él se puso triste, quería estar con mamá. Mamá le explicó que todos tenían que ser muy valientes y esperar un poco.

Poco rato después, sonó el teléfono. ¡Su hermana ya había nacido! Ya era hermano y tenía mucha  prisa por llegar al hospital. Cuando llegaron y la vio en la teta, se enamoró y supo que ser hermano mayor era lo mejor del mundo.



Cuando nuestros hijos están a punto de empezar a gatear, es el momento de pararnos a pensar en la seguridad de nuestra casa. Aunque a simple vista no lo veamos, los bebés pueden estar expuestos a infinidad de peligros. Para verlos, lo ideal es agacharse y ponerse a la altura del gateo e inspeccionar la casa por todos los lados. Toda precaución es poca.

Lamentablemente, cada año suceden en España multitud de accidentes domésticos y las estadísticas revelan que los niños son el colectivo más afectado.

Daños en el hogar según forma de ocurrencia (de 0 a 5 años de edad)

Caídas en altura- 40%
Otras caídas- 37%
Objetos punzantes- 6%
Daños por calor- 5%
Productos químicos- 1%
Fuente: Informe IDB 2009.

Para evitar accidentes, lo más importante es la prevención. Para ello, existen unas normas de seguridad que todos deberíamos conocer y seguir.

  • Caídas y golpes
    • No dejar al niño solo en ningún sitio alto, cambiador, cama, silla, sofá.
    • Las barandillas de la cuna deben estar levantadas y a una altura adecuada.
    • Abrochar siempre el cinturón de la trona y de la silla de paseo.
    • Colocar barras de seguridad en las escaleras.
    • Proteger las esquinas de las mesas y muebles con esquineras de plástico.
    • Asegurarse de que el niño no puede abrir las ventanas y quitar cosas que se puedan utilizar como escalón.
    • Colocar protectores en las puertas para que no se pillen los dedos.
    • Evitar el uso de andadores.
    • Cuidar que los suelos no resbalen, que el calzado sea antideslizante, que no haya cosas por el suelo con lo que puedan tropezar.
  • Atragantamientos
    • Evitar juguetes no aptos para su edad, con piezas y partes pequeñas que puedan ser ingeridas.
    • No dejar objetos pequeños al alcance de los niños.
    • No dar a los niños menores de 5 años frutos secos, aceitunas ni caramelos.
    • Cuando un niño tiene comida en la boca, no debe jugar, reírse, llorar ni saltar, por el riesgo de aspiración.
  • Quemaduras
    • Comprobar la temperatura del agua antes de bañar al bebé.
    • Comprobar la temperatura de la comida antes de ofrecérsela al bebé.
    • Evitar que los mangos de sartenes y cazos sobresalgan de la encimera. Procurar que los niños no jueguen en la cocina.
    • No dejar líquidos ni comidas calientes cerca del borde de la mesa.
    • No fumar ni beber líquidos calientes cerca del niño.
    • Mantener fuera del alcance del niño cerillas, mecheros y aparatos eléctricos.
    • Mantener la plancha fuera del alcance del niño.
    • Proteger con rejillas chimeneas, calefactores y radiadores.
  • Electrocución
    • Poner protectores en todos los enchufes, para evitar que el bebé pueda meter los dedos.
    • No sobrecargar los enchufes ni dejar cables a la vista y sin protección.
    • No permitir que los niños jueguen con aparatos eléctricos.
    • Desenchufar los aparatos eléctricos cuando no se utilicen.
  • Intoxicaciones
    • Colocar todos los productos tóxicos (productos de limpieza, medicamentos, abono, insecticidas) fuera del alcance de los niños, con su correspondiente envase. Deben colocarse en armarios altos y cerrados.
    • No guardar productos de limpieza en envases de alimentos.
    • No colocar plantas en lugares accesibles al niño.
    • Tener a mano el teléfono del Instituto Nacional de Toxicología –91 562 04 20
  • Heridas
    • Dejar fuera del alcance de los niños objetos que presenten superficies o aristas vivas (cuchillos, tijeras, hojas de afeitar…)
    • Colocar los objetos cortantes en cajones con cierres especiales.
    • Los juguetes no deben tener bordes cortantes.
    • No jugar con objetos largos y puntiagudos.

 

Este video empezó a emitirse a principios de 1984. Tenía yo por entonces 10 añitos (jesú, que mayor soy,) y recuerdo que me impactó e impresionó por igual. En aquella época, vi este video un montón de veces. Y aún ahora, he visto el video y escuchado la canción junto con mi hijo mayor, al que, por cierto, también le encanta.

Para mí es una canción que marcó mi infancia. Y que por supuesto, no necesita presentación.

https://www.youtube.com/watch?v=5-405Vvn3OU