La lactancia y los dientes
Después de los primeros días de lactancia, donde tenía los pezones hipersensibles de la succión continua de la princesa y hasta el agua de la ducha me escocía, la lactancia ha sido un camino de rosas.
Hasta que la princesa cumplió 9 meses y sus dos primeros dientes hicieron aparición. Eran los dientes de abajo y como la lengua se interponía entre el pezón y ellos, no hubo mucho problema. Algún día, quiso probar cómo funcionaban y los apretó contra el pezón, pero bastó con decirle varias veces que eso no se hacía, con la voz un poco seria, para que ella lo entendiera a la perfección.
Y así, siguió nuestra feliz lactancia.
¡¡Y de pronto, los 4 dientes de arriba decidieron aparecer a la vez!!
Y ahora no se interpone la lengua entre ellos y mi pezón….
Morderme queriendo, pues lo ha hecho un par de veces, imagino que de nuevo, para probar esas cosas nuevas que tiene en la boca. Pero, como la otra vez, ha bastado con retirarla del pezón, decirle que no y en seguida se ha dado cuenta de que no se muerde (ni el pezón ni a nadie, que eso también hay que saberlo). Por cierto, es muy importante no gritar ni asustarse cuando te muerden, y es fácil decirlo pero difícil hacerlo………. Poco estás tan relajada, con tu pequeña mamando, y de pronto y sin previo aviso, zas!, mordisco al canto. El susto que te pegas y el dolor que sientes te provocan dar un grito. Pero, es lo peor que puedes hacer, porque la peque se lleva un susto también que no veas, y se pone a llorar desconsolada. Así que, mejor aguantarse las ganas de chillar y pasar directamente a la parte de explicarle las cosas. Con todo, durante unos días, la lactancia es un poco como una peli de miedo, porque estás esperando que llegue el mordisco y no eres capaz de relajarte.
Y una vez superada la fase esa en la que te muerde y tú le enseñas a no hacerlo, pues vuelve a ser una lactancia placentera……….o no. Porque aún me queda una parte.
La parte del sueño. Por la noche, cuando se está durmiendo o cuando se medio despierta para su toma nocturna, hay veces que de pronto, aprieta la mandíbula cual perro de presa. Y eso sí que lo hace sin querer. ¡Ay que dolor! Yo que me estaba quedando dormida y siento como unos dientes se clavan en mi pezón. Y lo malo es que no es cuestión de un mini segundo y ya, noooo, tengo que meter un dedo por el lateral de su boquita para que me suelte. Uffff, esa parte sí que la llevo mal. Y no sé cómo hacer para evitarlo. Porque ella está dormida profundamente.
Si es a la hora de llevarla a la cama, ya he encontrado la solución, cuando veo que se ha quedado dormida, en vez de seguir un rato más con el pezón en la boca, se lo saco despacito y así no me arriesgo.
Pero el problema es en mitad de la noche, porque como las dos estamos tan cansadas, normalmente, mientras mama, yo me quedo dormida con ella (bendito colecho), pero claro, así ya no puedo controlar lo de sacarle el pezón de la boca… Algunas noches me he quedado despierta para hacerlo, pero la mayoría de las veces no lo consigo y me duermo. Y por suerte, la mayoría de las veces no lo hace, no me muerde. Pero las ocasiones en las que sí lo hace…… me despierto con un dolor. Que por las mañanas, tengo la marca de los dientecitos alrededor de mi pezón.
¿Alguien sabe cómo evitar esos mordiscos nocturnos?