No hay mejor lugar que los brazos de mamá

Esta semana he estado muy liada y claro, llega el sábado y no tengo nada escrito para publicar.

Menos mal que tengo dos cosas sin las que ya no sabría apañarme: un móvil con conexión a internet y una bandolera.

Mientras duermo a la princesa, que hoy no parece tener muchas ganas de siesta, voy escribiendo algo en el móvil.

Hoy no se queda relajada con la teta, como otros días, así que estoy paseo arriba y abajo por la habitación. Y aquí agradezco muchísimo a la bandolera. Porque la peque pesa cerca de 11 kilos, que para pasearlos en brazos, ¡tela marinera! Y con la bandolera la tengo tumbada, enganchada a la teta, con el peso bien repartido por mi hombro, mi espalda y mi cintura, mientras tengo las manos libres para escribir un poco.

Si es que, cuanto más lo pienso, más ventajas le veo a los portabebés.

Y ahora que parece que ya ha cerrado los ojos, el movimiento relaja que no veas, voy a intentar siestear yo también, que me lo he ganado….

¿Queréis conocer los portabebés de primera mano? Ver todos los tipos, las diferencias, probarlos……..

He pensado hacer un taller básico, para acercaros al mundo del porteo, para resolver vuestras dudas en directo.

La idea es conocer los beneficios de la crianza en brazos, conocer los portabebés y sus formas de uso. Pero también, si alguna tiene ya un portabebé y no se apaña, verlo tranquilamente y salir porteando.

Y como ya hace buen tiempo, ¿que mejor que juntarnos unas cuantas mamás al aire libre? Pasaremos un rato agradable.

Va a ser en la zona sur de Madrid, posiblemente en Alcorcón, Móstoles o Fuenlabrada, según me vayáis diciendo.

Y la semana después del puente de Mayo, para que estemos todas.

¿Quien se apunta? Así vamos concretando lugar y fecha.

Corre la voz……..

Que deciros de esta canción, que me da una alegría y una energía…Cada vez que la pongo en el coche, me pongo a cantarla bien alta, me encanta. Que positividad me transmite.

Marvin Gaye tiene una voz que me gusta muchísimo. Y un montón de canciones que seguro que habéis oído antes.

Disfrutad los dos minutos y poco que dura y a empezar bien el viernes.

http://www.youtube.com/watch?v=Xz-UvQYAmbg

Pues ahora le toca la segunda parte al tema del colecho, la de mi propia experiencia.

Mi primer hijo nació hace 11 años. Lo primero que hice fue poner la cuna en mi habitación, en mi lado de la cama. Cada vez que lo soltaba………buahhh, a llorar. Metía la mano por los barrotes y le acariciaba, le decía palabras tranquilizadoras, pero nada, no había manera. Así me pasaba las noches en vela, entre darle la teta y luego intentar que se quedara dormido en su cuna yo no conseguía pegar ojo. Una noche, sentada en la cama apoyada en la almohada mientras le daba de mamar, casi me quedo dormida y me asusté pensando que se me podía haber caído de los brazos. Así que empecé a darle la teta tumbada y como así estaba más relajada, me quedaba dormida, y él también, claro. Nos despertábamos, a veces le intentaba pasar a su cuna, pero quería teta otra vez, así que a tumbarse y dormir. Y sin nadie que me dijera nada ni ningún libro para informarme, pensé que era la manera más cómoda para darle la teta y poder descansar, que durmiera pegadito a mí. Él también dormía mejor, porque no lloraba, ya que me tenía cerca.

Cuando el príncipe tenía 6 meses, me divorcié  y me tuve que ir a vivir a casa de mis padres.  Todo el mundo me decía que el niño dormía muy mal, que se despertaba mucho, que tenía que enseñarle a dormir, bla, bla, bla, y yo, sensible como estaba con la separación, pues les dejaba hablar. Alguien me prestó un libro que no quiero recordar (si, ese tan horrible en el que todos estáis pensando) para enseñarle a dormir, y yo, tonta de mí, guiada por presiones, lo intenté. Varias noches dejando llorar a la criatura, se me partía el corazón. Por suerte para todos, mi abuela vino a vivir también a casa de mis padres y el príncipe y yo tuvimos que volver a compartir habitación, así que dejarle llorar no tenía sentido, porque estiraba el brazo y me tocaba. Y volvió a dormir bien, porque tenía a mami al lado. Con los meses, compramos una cama supletoria, que juntábamos todas las noches para hacer una cama gigante y allí, juntitos, dormíamos los dos. Y como no nos quedaba otra, nadie no podía criticar ni decir eso de “se va a acostumbrar, luego no va a querer dormir solo…”

Cuando tenía casi 3 años, por fin pudimos irnos a nuestra propia casa los dos solos. Y allí, con una habitación nueva para él solito, no hubo mayor problema en que durmiera en su cama y en su habitación. Ahora, con 11 años, es un niño muy sensible y cariñoso, tiene un corazón enorme, es empático, ayuda a todo el que lo necesita…. No sé si tendrá algo que ver el haber compartido cama conmigo durante esos primeros años. Pero no se acostumbró a nada malo, al contrario.

Y llegamos a la princesa, que ahora tiene 13 meses. Con ella sí que leí, sí que me informé, pregunté, busqué, comparé información…..y con ella sí tenía claro que quería que durmiera en la cama con nosotros. Por todos los beneficios que le aporta, que ya comenté en el post anterior. Y por la comodidad.

Tenemos la cuna sin barrotes pegada al mi lado de la cama. Los primeros días, fueron un poco más incómodos, porque ella era muy chiquitina y dormíamos con el miedo a aplastarla. Es increíble cómo te acuestas sabiendo que ella está allí, y ni te mueves, oye. Al principio, a veces adoptábamos alguna postura rara y por la mañana nos dolía todo, pero enseguida, aprendes a colocarte y a dormir bien.

Y cómo me alegro de haber dormido con ella desde el primer día. Porque nos pegamos un susto enorme, y creo que gracias a dormir así, juntas, no pasó nada malo. Ella tenía sólo 4 o 5 días y llevaba todo el día con una especie de arcada, que le pasaba de vez en cuando. Algo se le removía, le subía a la boca y al fin, vomitaba un poquito y se quedaba tranquila. Pero esa noche, le volvió a pasar, sólo que no salía. Y nos despertamos, más que con el ruido que hacía de las arcadas, con los movimientos. ¡Y estaba azul, morada, no podía respirar! No consigo quitarme de la cabeza esa imagen, mi chiquitina, tan pequeña, con un tono nada saludable, con ojos de pánico, me miraba desesperada, con arcadas que no iban a ningún sitio y no la dejaban respirar (uf, se me han saltado las lágrimas de recordarlo), intentaba llorar pero no podía, daba manotazos al aire y movía las piernas descontroladamente. Rápidamente, la puse boca abajo, apoyada en mi antebrazo, con la cabeza bastante más abajo que el culete y le di unos golpecitos en la espalda y de su boca salió una bola amarilla y pegajosa, espesa, moco, mezclado con líquido amniótico y calostro (supongo). Ahí rompió a llorar desconsoladamente y ya recuperó su color natural. Por cierto, os recomiendo hacer un curso de primeros auxilios, o por lo menos tener unas nociones básicas, ya haré un post al respecto. Yo actué muy bien pero el padre de la princesa daba vueltas por la habitación, con las manos en la cabeza diciendo, “hay dios mío, hay dios mío”. Después de ese día, tuvimos más claro todavía que queríamos dormir con la niña.

A parte de este incidente horrible, y que creo que solucionamos a tiempo por estar durmiendo juntos, el colecho nos ha traído muchos beneficios, y alguna que otra molestia, todo hay que decirlo.

Como beneficio principal, el descanso. Dormimos juntas, por lo que ella casi nunca se despierta del todo, si quiere mamar, hace ruiditos, la pongo a la teta y sigue durmiendo, sin llegar a despertarse. Y yo sigo durmiendo también. Me imagino si tuviera que sentarme, darle la teta y esperar a que estuviera dormida del todo para volver a soltarla, la de horas de sueño que habría perdido. Y no quiero ni pensar en los niños a los que sacan de la habitación con pocos meses, la de paseos que se deben de dar las mamis por la casa a oscuras, y en invierno……..nosotras, tan calentitas en la cama.

¡Despertarse por las mañanas con su sonrisa, sus grandes ojos mirándome, sus manitas tocándome, no tiene precio!

Al principio, hablar de dormir con ella en la cama, no despertaba muchos comentarios, porque era muy pequeña y la gente entendía que nos ayudaba en la lactancia nocturna. Pero ahora que tiene l13 meses, ya empiezan a hacerme comentarios de que debería sacarla de mi cama y de la habitación. Y evidentemente, hago oídos sordos. Antes intentaba explicar a la gente porque lo había, ahora ya paso, simplemente, asiento con la cabeza, o mejor aún, ya no comento este tema con nadie. Cuando me preguntan qué tal duerme la niña, siempre digo que muy bien y cambio de tema (tampoco suelen entender que los niños de teta se despiertan varias veces a mamar y que es totalmente normal).

Y como inconveniente, tengo que decir que de vez en cuando se mueve mucho, así que a veces me despierta un pie en la cara o directamente, ella se tumba encima de mí.

Os dejo esta ilustración, de las formas de dormir que hemos tenido, creo que las hemos probado casi todas, jejeje.

 Colecho

Esta semana, un mamá muy feliz está un poco revolucionada, hormonalmente hablando. Ya podéis leer que le pasa.

Aishh, hoy me he levantado un poco ploff, ¡deben ser las hormonas! No se vosotras, pero desde hace dos años para acá, las hormonas tienen la culpa de todo, mi tesoro ya tiene un año y estas malvadas siguen amargándome la vida.

Bueno, tampoco voy a ser injusta con ellas, reconozco que cuando estaba embarazada, esos cambios hormonales jugaban a mi favor. Estuve semanas esperando el ansiado vómito señal de que todo iba bien, ¡¡pero nunca llegó!! A cambio, mi sistema hormonal me regalaba cada mañana sangrados de nariz, era lo primero que hacía al levantarme, sonarme los mocos…Había mañanas en que la sangre se resistía a salir, y yo erre que erre, a veces no sé a que se debía el sangrado, daba igual, cuando aparecía…¡¡qué felicidad…si es que estoy embarazada!!

También tuve boqueras, me salieron antes de saber mi estado, ¡¡argg eran asquerosas!! no se me quitaban con nada, no podía abrir la boca, pero en cuanto supe a que se debían, se convirtieron en dos preciosas manchas rositas a cada lado de mis labios…¡incluso me favorecían, me hacían la boca más grande!

En cuanto al nombre de Alba nunca había significado nada para mí, hasta que un día mi jefa me dijo que se había hecho la depilación definitiva en la línea alba…¡pelos en la barriga! no le di importancia, total era su barriga y no la mía…los tendrán todas las jefas, yo que se…Ya embarazada, justo en el centro de mi panza se empezó a oscurecer una línea desde debajo del pecho, que en esos momentos era un punto accesible y localizado visualmente hablando, no como ahora, que debajo del pecho es algún punto perdido entre debajo de la axila y el ombligo…¡ay que me voy de tema! Como iba diciendo, dejé de asociar el nombre “línea alba” a la cara, o mejor dicho, a la barriga de mi jefa, y pasó a ser una obra de arte en mi barriga, con ese color tostadito y perfectamente alineada hasta el pubis… ¡si es que estoy embarazada! Aish pero tras dar a luz… ¿quién le pondría un nombre tan bonito a una raya en la barriga, en ocasiones cubierta de pelos que es de lo más feo?

Chicas, ¿alguna de vosotras sigue teniendo pelusilla (iba a poner pelillos, pero aún con el “illos” hiere mi sensibilidad) en la barriga? A ver, la barriga que os estáis imaginando no es la mía… ¡es la de mi jefa! Yo tengo 4 o 5 pelacos largos, negros e indomables justo debajo del ombligo, que supongo que irán desapareciendo, había pensado en tintármelos, pero ¡¡¡ni echándome andina con una pala los cubriría!!!

Otra cosa, a ver como lo pregunto, porque entre unas cosas y otras os vais a pensar que he sufrido una mutación o que me puedo ir directamente al circo. Intentaré suavizarlo diciendo que mi bigote ha desaparecido acomplejado por una pelusilla incipiente que ha aparecido en el mentón…¡sin paños calientes! ¿Qué hago con 5 pelos que me han salido en la barbilla? Seguro que vuestra imaginación vuela, solo cinco, ¡eh! no más, que los tengo censados. Tengo que buscar una solución antes de que se reproduzcan…y me tenga que ir al circo.

Y no puedo olvidar la increíble melena que lucía en el embarazo; con un brillazo y suave como la seda. Tras nacer mi tesoro, mi pelo adquiere aún más protagonismo, pero por su ausencia; por su ausencia en la cabeza y su presencia por todas partes, ¡hasta en un pañal me he encontrado yo pelos!, no quiero ni imaginarme como han llegado ahí. Cuando me quitaba la coleta, me la quitaba literalmente, todo el pelo se quedaba en la goma y la hora de ducharme era un suplicio para mí y aun peor para el que se duchara después.

Mamás embarazadas, ¡¡no temáis!! Esta es mi experiencia, no tiene por qué pasaros a vosotras. Disfrutad de lo que el embarazo y sus hormonas os están ofreciendo porque todo tiene su fin. Llegado el momento recomiendo; mucha paciencia, pinzas de gran precisión, prohibido espejos de aumento, ya sabéis “ojos que no ven…”, un potente desatascador y un marido no escrupuloso para usarlo.

Las que ya somos mamás, sabemos que ni esto ni nada enturbia la felicidad que nuestros tesoros nos brindan. Aunque algunas zonas de mi cuerpo no están como me gustarían por las dichosas hormonas, yo me veo estupenda y soy feliz, Una mamá muy feliz.

Hoy voy a hablar del colecho. De la parte teórica, pero también, de mi experiencia, que creo que además de la teoría, siempre viene bien un punto de vista personal. Como me pasa cada vez que me pongo a escribir, me lío y me lío y al final me queda muy largo, así que lo voy a dividir en dos parte, primero la teoría y mañana la experiencia. 🙂

Últimamente, mucho se habla sobre esta práctica, o no tanto, porque en muchos casos, es una práctica “oculta”. Muchas familias duermen con sus hijos, pero no lo dicen, por miedo a las críticas. Como en todos los temas relacionados con la maternidad, parece que todo el mundo tiene derecho a opinar. Y si dices que duermes con tus hijos, te espera una crítica segura; que si le vas a aplastar; que si le estás mal acostumbrando; que si luego no lo sacas nunca de tu cama….

El colecho es dormir con los hijos. Para ello, se puede dormir en la misma cama o adosar una cuna u otra cama a la cama familiar, dependiendo del tamaño de la habitación, de la edad y del número de los hijos. Esta es una práctica normal en muchas partes de mundo, pero no en nuestra sociedad. Y a lo largo de la historia, el colecho también ha sido una práctica habitual, donde las casas eran pequeñas y tenían un solo cuarto en el que dormían todos juntos. Es en la época moderna, cuando las casas empiezan a tener más habitaciones, cuando se empieza a separar a los hijos a otros cuartos.

El colecho tiene bastantes ventajas. Y también algún pequeño inconveniente. Y hay, como en todo, firmes defensores y multitud de opositores. Si buscamos información sobre el tema, podemos encontrar de todo. Como yo digo siempre, la información es poder, así que creo que todo el mundo debería tener la opción de conocer todas las informaciones y después, decidir en función de sus gustos u opiniones.

Aquí, lo que plasmo es mi propia opinión y mi propia experiencia, que es totalmente a favor del colecho.

Primero, vamos con las desventajas, o más bien, con los inconvenientes:

Una desventaja es el peligro de aplastar o ahogar al bebé con nuestro cuerpo. El peligro existe, es cierto, aunque pensándolo bien, es bastante difícil que esto ocurra. Por lo general, una vez dormidos, no nos caemos de la cama, y del mismo modo, sería casi imposible que nos moviéramos y aplastáramos a nuestro bebé. Pero siempre hay que tener en cuenta que esto es en condiciones normales. En caso de haber ingerido drogas, alcohol o somníferos, sí que sería mejor, por precaución, no compartir la cama con un bebé. También recomiendan no colechar si se está muy obeso. En el resto de los casos, no hay mayor peligro de aplastar al bebé.

Hay que tener en cuenta una serie de normas para que el colecho sea seguro:

• No ingerir drogas, alcohol ni somníferos. • Dormir en una superficie firme, sin almohadas, sin huecos entre la pared y el colchón donde pueda meterse el bebé. • No fumar en la habitación. Los padres no deberían fumar, las primeras semanas de vida, los riesgos de síndrome de muerte súbita aumentan en caso de padres fumadores, por lo que en este caso, no se debería compartir la cama. • El bebé siempre debe dormir boca arriba. • No abrigar demasiado al bebé ni tener la habitación demasiado caliente. • La decisión de dormir con el bebé debe ser respetada por ambos padres, y ambos tienen que respetar las mismas normas de seguridad. • Los primeros días, es mejor que el bebé duerme entre la madre y la pared o la cuna, hasta que el padre sea consciente de la presencia del bebé. • Poner barreras en la cama cuando el bebé empiece a moverse, para evitar caídas fortuitas.

Como ventajas encontramos: • Dormir con el bebé, ayuda a la lactancia materna. Los bebés tienen acceso más fácilmente al pecho materno, lo que ayuda a un buen establecimiento de la lactancia. Los bebés que duermen con la madre maman muchas más veces y durante más tiempo que lo que duermen en otra habitación. • Dormir con los padres ayuda a regular la respiración de los bebés, la respiración se sincroniza con la de la madre. Hay estudios que defienden que el colecho previene la muerte súbita del lactante, porque dormir de cara a la madre, hace que el dióxido de carbono que exhala la madre en cada respiración, estimule la respiración del bebé. (James Mckenna) • También hay estudios que indican que el colecho mejora el ritmo cardíaco y la presión sanguínea. (James McKenna) • El colecho refuerza el vínculo padres-hijos. • El colecho, ayuda a atender las necesidades del bebé más rápidamente. El niño no necesita llorar para avisar a su madre de que necesita algo. Esto hace que los bebés sean más seguros. • En caso de algún peligro o problema, como vómitos, fiebre, mal estar, dormir con el bebé hace que los padres se den cuenta mucho antes de estos problemas que si el bebé durmiera en otra habitación. • Para los padres, es mucho menos cansado dormir con los bebés, porque no hay que levantarse para atenderlos, con lo que se descansa mejor.

«¡Por supuesto que los niños no quieren dormir solos! No quieren, ni deben. Los bebés recién nacidos no están preparados para un salto a la nada: a una cuna sin movimiento, sin olor, sin sonido, sin sensación de vida. Esta separación del cuerpo de la madre causa más sufrimientos de lo que podemos imaginar y establece un sinsentido en el vínculo madre-niño.» Laura Gutman

Y mañana, mi propia experiencia con mis dos hijos.

porteo espalda



Ahora que se acerca el verano, el tonga es un portabebé magnífico, cabe en un bolsillo, se puede usar para meternos al agua en la playa o en la piscina porque seca muy rápido y es muy fácil de usar.

Premio Best Blog

Best blog

Las chicas de cuestión de madres han vuelto a pensar en mí, si es que son de saladas…….. Mira que me encanta lo que escriben. Y han decidido acordarse de mí, y darme el premio “best blog”, así que estoy que no quepo en mi de gozo, jejeje. Gracias chicas.

Ahora tengo que contestar unas preguntillas, así que allá voy.

¿Te arrepientes de algo? A veces me arrepiento de la relación que tuve con el padre del príncipe, pero luego me acuerdo, que aunque lo pasé fatal, gracias a él tengo a mi tesoro, mi niño bonito que me tiene loca, así que, sólo me arrepiento de cuando él se ha portado mal y no he podido evitar ver sufrir a mi hijo. Por suerte, esa época ya pasó.

¿Si pudieras volver al pasado, a qué época volverías? Los años en el instituto, a mí me marcaron, fueron unos años de conocer a mucha gente importante en mi vida.

¿Cuándo lloraste por última vez? Por desgracia, ayer mismo. Estamos pasando unos días durillos, snif.

¿Qué te gusta hacer cuando estás sol@? Tumbarme en el sofá a leer, es que casi no tengo tiempo.

¿A quién echas de menos? A las personas que se fueron demasiado pronto

Tienes un billete de avión en blanco, ¿dónde te irías? A Disney World, con mis dos tesoros. No sé quién lo pasaría mejor.

¿Perro o gato? Perro, los gatos no me llaman la atención. Pero, el príncipe es súper alérgico al pelo de los animales, así que…

¿Practicas algún deporte? Cero patatero, no tengo tiempo casi de lavarme los dientes, como para hacer deporte. Bueno, la espalda la tengo súper fuerte, todos los días, desde hace más de 1 año, porteo a la pequeña, así que eso cuenta como entrenamiento.

 Último libro leído 22/11/1963, de Stephen King, me encanta este hombre

Última película vista en cine – Madre mía, que mala memoria, no me acuerdo, estaba embarazada, eso es lo único que tengo claro. A veces, tengo memoria de pez.

¿Qué vas a hacer hoy? Pues en cuanto se despierte la pequeña, salir a la calle y desayunar con una buena amiga y su bebé. Me encantan estas mañanas.

Y ahora, lo más difícil, me toca nominar a 10 blogs, es que me gustaría nombrar a muchos más, pero hay que escoger. Cuestión de madres, no os doy el premio porque lo tenéis reciente de hace unos días, pero no será por falta de ganas….

Una mamá muy feliz, que aunque no tiene blog propio y me hace el favor de escribir los jueves cosas para el mío, debería tener este premio por lo mucho que me hace reír, disfrutando de la maternidad.

A Gabi, de Aprendiendo a ser padres, que ya le quedan muy poquitas semanas para conocer a su segundo príncipe.

A Marta, de Diario de algo especial

A Raquel, de El horno de mami

Diario de una madre

A Elena, de Mamirami

Planeando ser padres, que se os acumulan!!!

Mamá y maestra, que también conocerás es tu peque en unas pocas semanas

A Fina, de Diario de una endorfina

A ira, de Mà a mà, pell a pell, cor amb cor

En el huerto del abuelo había un cerezo. El niño iba todos los años a visitar a los abuelos, pero nunca se había fijado en el árbol.

Ese año, fue diferente.

Mientras exploraba el jardín, llegó al árbol y lo encontró ¡lleno de cerezas! ¡Que bonitas eran! ¡Que rojas! Se sentó bajo el árbol, a contemplarlas y así pasó varias horas.

Al día siguiente, volvió al mismo lugar. De pronto, se fijó que una cereza temblaba. El niño pensó un rato y tuvo una idea. «Ahora vengo», dijo, y salió corriendo.

La cereza temblaba aún más. Temblaba de miedo a ser comida, pensó que sus días habían terminado.

El niño regresó con una enorme sonrisa, cubrió a la cereza con un paño de punto y le dijo que él cuidaría de que no tuviese frío, ya podía dejar de temblar.