No hay mejor lugar que los brazos de mamá

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Nuestro verano con familias singles

Llegó el verano y la hora de pensar en las vacaciones. Como en años anteriores, no me atraía la idea de irme sola con los niños a un hotel, donde el mayor haría amigos rápidamente y la pequeña y yo estaríamos prácticamente solas todo el día, sin entablar conversación con adultos. Después de mis Vacaciones con un grupo de familias monoparentales en Semana Santa y lo contentos que vinimos todos, no dudé ni un momento. Este año, las vacaciones de verano serían con un grupo de estos.

Así que desde el momento en el que supe cuándo tendría vacaciones, me puse a buscar destino. Investigando por la red, cada vez hay más empresas que se dedican a este tipo de viajes, es obvio que es un mercado cada vez mayor y hay un buen mercado. Para mí, lo fundamental antes de contratar el viaje era pensar que mis hijos lo pasarían bien. Al haber 10 años de diferencia, encontrar algo que encajase con los dos no era fácil. Pero en la web Viaja Con Tu Hijo me lo pusieron fácil. Esta empresa se dedica única y exclusivamente a los viajes de familias monoparentales, no hacen otro tipo de viaje. Tienen una amplia experiencia y opiniones muy positivas. Además, la variedad de viajes y destinos era muy amplia, por lo que decidir me costó un poco. Teniendo claras las fechas en las que podía viajar, contacté directamente con ellos, pidiendo algo que se adaptase a la edad de los dos niños.VCTH

De entre toda la variedad, el destino que más se adaptaba era el Especial Verano en el Mar Menor, ya que había niños apuntados desde los 4 hasta los 14 años, justo el rango de edad de los míos. Y de ahí hemos regresado hace sólo unos días.

A diferencia del viaje anterior, en VCTH están muy especializados en niños y entienden que los padres, además de querer disfrutar de las vacaciones con nuestros hijos, también necesitamos algún momento de relax. Así que me sorprendió muchísimo que muchos días, además de las actividades que teníamos, había un rato de actividades para los niños con los monitores. Y Sara, que yo pensaba que no querría separarse de mí en ningún momento, se iba encantada con los monitores y volvía más encantada todavía.

En esta semana de vacaciones, hemos tenido tiempo de todo, aunque poco tiempo para descansar. El viaje está pensado para que no te aburras ni un momento. Hemos hecho un montón de excursiones, disfrutado de la playa y de la piscina. Y lo mejor de todo hemos hecho un montón de amigos. Que es lo que importa en viajes como este.

En total éramos más de 20 padres y madres con sus respectivos hijos. El primer día, nos invitaron a todos a un mojito de presentación en el bar del hotel, mientras los monitores hacían juegos con los niños en la playa. De ese modo, todos sentados en una larga mesa, empezamos a interactuar con el resto de los adultos y a forjar amistades.VCTH

¡Qué decir! ¡Que volver ha sido una pena! Han sido unos días maravillosos, en compañía de unas personas encantadoras. Lucas ha hecho muchos amigos y lo ha pasado genial, y Sara se llevaba bien con todo el mundo, normalmente con niños y niñas un poco más mayores, con los que ha jugado hasta la saciedad. Yo he tenido la oportunidad de conocer a gente de esa que no te esperas que exista, personas que llegan en un momento a tu vida y parece que conocieras desde siempre. Los monitores, muy atentos siempre, tanto de los más pequeños (confieso que cada vez que se llevaban a los peques fuera del hotel durante hora y media, estaba angustiada porque Sara era de las más pequeñas, pero me tranquilizaban porque estaban muy pendientes de ella), como intentando que los adultos pasáramos momentos divertidos.

Han sido unas vacaciones inolvidables para los 3. Y después de este verano, tengo claro que no volveré a viajar sola con los niños sabiendo que hay posibilidad de pasarlo así de bien en compañía de más gente.

Vacaciones con un grupo de familias monoparentales

Ser familia monoparental tiene muchas desventajas. Además de sumarse el hecho (en mi caso) del dolor por la muerte de un ser querido, te sientes muy sola la mayoría de las veces.

Adoro a mis hijos, los amo más que a nada en el mundo. Estoy con ellos cada día, las 24 horas del día, los 365 días del año, sin ayuda, yo sola. Y eso a veces abruma mucho. Intentar tener vida social es complicado, tus amigos tienen familias propias, además de otras obligaciones. A veces tenemos suerte y coincidimos con amigos para ir a cenar o a pasar el día a algún sitio chulo, así, mientras los niños se divierten, los mayores podemos charlar. Pero la mayoría de las veces estamos solos. Yo salgo muchísimo con ellos, hago muchas actividades, pero como digo, sola con los niños, sin poder interactuar con otros adultos.

Mi psicóloga me recomendó que buscase un grupo de padres con similares inquietudes para relacionarme. Así que un día me apunté a una actividad con otras familias monoparentales: fuimos al parque de atracciones. Pero no salió bien. La mayoría de los padres se conocían de antes, hicieron grupos con hijos de edades similares y yo me quedé un poco descolgada; si iba con los mayores, Sara se aburría y lo mismo sucedía con Lucas si iba a la zona infantil. Total, un día en el parque como los otros muchos que voy yo sola con mis hijos. Decidí no volver a repetir.

Las vacaciones de una madre sola con sus hijos son bastante durillas. Todos los veranos hemos salido de viaje, sobre todo por los niños, pero para mí ha sido muy duro. Una semana de hotel prácticamente sola. Todo el hotel rodeado de familias y yo no podía hablar con ningún adulto. Mis hijos disfrutaban de sus vacaciones, pero yo me sentía más sola aún.

Y de este modo llega mi experiencia de Semana Santa con un viaje en grupo de familias monoparentales. Por casualidad me llegó publicidad de un viaje a Peñíscola de una web especializada en viajes para singles, además de otras actividades. La web se llama Gruppit y vi que organizaban un viaje de 4 días para familias monoparentales. Estuve dando muchas vueltas, no sabía qué hacer. Por una parte, me apetecía probar, pero por otra, tenía miedo de que luego cada uno fuese por su sitio y volver a sentirme sola. Vi que había varios adolescentes, así que Lucas iba a estar a gusto. Y con un poco de miedo, decidí apuntarme y allí nos presentamos el jueves santo.Peñíscola

Han sido unos días geniales, de verdad. Hacía tiempo que no me reía tanto y que no lo pasaba tan bien. Al ser un viaje organizado, todos los padres íbamos más o menos perdidos, pero teníamos dos coordinadores, Emilio y Blas, que han hecho que todo fluya. Desde el principio intentaron que todos los adultos nos conociéramos, haciendo juegos de presentación y comiendo todos juntos. En total éramos unos 45 adultos, todos con sus hijos. Este viaje me ha dado la oportunidad de conocer a gente fantástica, madres y padres con las mismas inquietudes y los mismos problemas. Poder hablar con un papá con una hija de 14 años y ver que todas las dificultades que estoy pasando con Lucas las estaba pasando él de la misma manera con su hija, te hace respirar un poco más tranquila y saber que la adolescencia es así, no importa el sexo o el lugar de procedencia.Peñíscola

Hemos cantado, bailado, hecho castillos de arena y concursos deportivos. He corrido por la playa y me he bañado en el spa. Mis hijos lo han pasado maravillosamente; Lucas hizo amigos enseguida y casi no le he visto el pelo. Sara se ha relacionado con niños de su edad, niños más mayores y con padres supercariñosos. Y aunque no ha querido separarse de mí y quedarse en el miniclub, ella jugaba a mi lado con otros niños mientras yo compartía y charlaba con adultos.

Lógicamente, en un grupo tan grande y variado de gente, hay personas con las que sientes más afinidad que con otras. Por suerte para mí, he conocido personas increíbles, padrazos y madrazas que han hecho que estos días sean especiales. Me vengo con un buen sabor de boca y con grandes recuerdos. Gente que ha dejado huella en mi corazón y ojalá tenga la oportunidad de poder volver a ver. Lo único malo de este viaje ha sido la distancia que nos separa a todos, si estuviéramos más cerca seguro que ya estábamos organizando actividades con niños para el próximo fin de semana.

Por mi parte, traigo la maleta llena de recuerdos y el móvil cargado de números de teléfono. Muchas gracias a esos padres maravillosos con los que he compartido estos días. Y gracias a Emilio y Blas que me han hecho cantar y bailar y reírme un montón. Espero que este verano pueda repetir vacaciones con alguna de las personas que he conocido. Y si no se puede, desde luego que me apunto a otro viaje de familias monoparentales sin dudarlo.

Madre soltera de dos hijos con mucho estrés

La maternidad es preciosa, mis hijos son lo que más quiero en el mundo, pero a veces me supera, me agota, me siento cansada.madre soltera

Vivir con un adolescente de 14 años que sólo piensa en sí mismo es complicado. Cada día es una especie de lucha de poder. Si por él fuera, se vida consistiría en pasarse el día en el sofá enganchado al móvil y en salir con los amigos. Pero hay mucha vida aparte de eso.

En primer lugar están los estudios. Siempre ha sido un niño inteligente y capaz pero de hace un par de años hasta ahora, los estudios y el saber han pasado a segundo plano. El instituto mola sólo por estar con los amigos en el patio. Todos los profesores son un rollo que además, no les dejan hacer nada y encima, les ponen deberes. La próxima semana la tiene llena de exámenes pero de él no sale ponerse a estudiar. Tengo que estar encima, poniendo horarios, haciendo planes de estudio, pactando tiempos y aun así, a veces entro a ver cómo va y me lo encuentro leyendo o jugando con algo que esconde rápidamente. ¡Problema a la vista!

Hace algún tiempo que decidí que los castigos no servían para nada. Pasé a las consecuencias. Si haces una cosa buena, obtienes algo que quieres. Si no lo haces, no lo obtienes. Así de simple. En realidad, él lo sigue viendo como premio y castigo, aunque le insisto que el resultado final es siempre consecuencia de sus actos. ¿Quieres el móvil? Ponte a estudiar. ¿No estás estudiando? No hay móvil. Pero no lo entiende, se enfada, le parece injusto, chilla, grita y acabamos una vez más enfadados.

Otro gran problema son las responsabilidades en casa. Le molesta muchísimo tener que hacer tareas domésticas, ¡pero si ya tiene 14 años! ¿No pretenderá que le esté haciendo las cosas toda la vida? Desde bien pequeño empezó a ayudar con pequeñas cosas, igual que empieza a hacer Sara. Los días de diario le pido poco: quitar la ropa sucia del baño después de la ducha, poner y quitar la mesa en las comidas, tirar la basura, no dejar cosas tiradas por medio y hacer las cosas de clase. Pero raro es el día que no acabamos discutiendo de nuevo por lo mismo. La ropa se queda en el suelo del baño, quita las cosas de la mesa después de cenar pero lo deja todo “tirado” en la cocina, protesta cada vez que tiene que bajar la basura porque “no le parece justo”, vacía los restos de comida en el fregadero por no sacar el cubo de la basura…

Y los fines de semana….a veces son una tortura, muchas horas y mucho tiempo libre. Todos los fines de semana por la mañana las tareas domésticas son un poco mayores; una lavadora que tender, un lavavajillas que vaciar, unas sábanas que cambiar…y todos, absolutamente todos los fines de semana, tiene que protestar, que quejarse, que intentar no hacerlo. Si lo hace en un tiempo prudencial y sin enfados, tiene tiempo libre para estar con el móvil; si no lo hace, no hay móvil. ¡Qué batalla!

Luego está su hermana, esa pequeña terremoto a punto de cumplir los 4 años. Le gusta compararse con ella, pelearse con ella y bajarse a la altura de la niña. Se adoran y pasan mucho tiempo juntos compartiendo buenos momentos. Pero también se pelean muchísimo, la hace rabiar, la regaña, y acaba metiéndome a mí en medio de sus peleas absurdas. Todos los hermanos se enfadan entre ellos, es algo normal. Pero yo a veces que lo llevo fatal, sobre todo cuando es por alguna chiquillada absurda.familia

No todas las cosas de mi adolescente son malas, claro está.

Es un niño muy cariñoso, que te demuestra lo mucho que te quiere a la menor ocasión, le encanta dar besos y abrazos y dejarme notas de cariño por algún rincón escondidas.

Es muy atento y educado con el resto. Siempre que esta con otra gente pide permiso, da las gracias, ayuda a los demás, sujeta puertas. Los adultos siempre me dicen lo buen educado que es. Pregunta antes de comerse la última croqueta del plato, ofrece lo suyo a los demás.

Tiene mucha confianza conmigo. Me cuenta cosas que a veces me sorprenden y me dejan un poco descolocada, cosas de sus relaciones con el resto de la gente, historias con los amigos…aunque reconozco que a veces lo que me cuenta no me gusta, me gusta el hecho de que confíe en mí para contármelo.

Es buena persona, de verdad que lo es. Sé que las hormonas que recorren su cuerpo a veces le nublan, le hacen cambiar de humor y de personalidad, lo mismo está enfadado por algo, que está triste al momento siguiente y al instante, está contento y haciendo las paces. Está en una época de mucho cambio. Además, por desgracia, mi hijo ha tenido en su vida una serie de acontecimientos que le han marcado. Vivir sabiendo que tu padre te abandonó y que pasa de ti no debe ser nada fácil. Perder al hombre que te ha criado como padre y te ha dado esa visión masculina de un día para otro ha sido muy duro para todos. Ser hijo único durante 10 años y de pronto sentirte destronado por una niña pequeña necesita un tiempo de adaptación.

Yo entiendo estas situaciones. Pero muchas veces me desbordan. Son muchas horas al día de soledad, de no poder hablar con un adulto, de tener que sobrellevar las rabietas de la pequeña con las peleas del mayor yo sola, sin nadie que pueda mediar en la disputa. Siempre soy la mala y la buena de la película. A veces me gustaría escapar, meterme en una burbuja donde nada ni nadie pudiese molestarme. Luego me siento mal por eso, por querer salir corriendo. No soy mala madre, sólo soy una madre que está sola y que necesita ayuda. Una madre que querría salir a cenar sin niños en alguna ocasión, una madre que necesita media hora para tumbarse en el sofá a leer  un buen libro, una madre que necesita un baño de espuma y un relajante masaje, aunque sé, que media hora después del masaje ya estaría de nuevo contracturada por el estrés de la vida diaria.

Madre soltera y familia monoparental: No es lo mismo

Muchas veces he visto que la gente confunde las dos cosas, ser madre soltera con ser familia monoparental. Pero NO es lo mismo. Ambas condiciones pueden coexistir, de hecho, muchas veces lo hacen, pero necesariamente, ser una cosa no implica ser la otra. Vamos a verlo detalladamente.

Por una parte está el estado civil de cada persona. Esto está regulado por el ministerio de justicia y puede ser:

  • Soltero – no ha habido vínculo matrimonial
  • Casado– con vínculo matrimonial
  • Divorciado/separado – el matrimonio se ha disuelto
  • Viudo – uno de los cónyuges ha fallecido

Por otro lado está el tipo de familia:

  • Tradicional – formada por dos progenitores y/o uno o dos hijos
  • Monoparental – formada por un solo progenitor con uno o más hijos
  • Numerosa – en general es la formada por 3 hijos, aunque hay más casos para ser familia numerosa, como tener dos hijos, uno de ellos con minusvalía.

Con estas premisas, podemos ver unos ejemplos. Voy a hablar de mujeres, porque en mi caso es lo que soy, pero lo mismo se puede trasladar a los hombres.

  • Una mujer puede ser soltera, porque no se haya casado, pero tener una pareja con la que convive y con hijos en común. En este caso sería madre soltera pero NO sería familia monoparental.
  • Una mujer puede haberse casado y después haberse divorciado, ostentando la custodia de los hijos y constando como única adulta en el domicilio familiar. En este caso SÍ sería familia monoparental, aunque no fuese soltera, sería divorciada.
  • Una mujer tiene un hijo sin contar con una pareja, en el registro el hijo no tiene padre reconocido, en este caso sería madre soltera Y familia monoparental.can-stock-photo_csp12799812

Según datos del censo del año 2013, en España hay 11.456.500 parejas en España. De estas parejas, 6.362.800 tienen hijos, sin especificar el estado civil. En total hay 9.889.100 parejas casadas frente a 1.567.400 parejas de hecho, aunque no se especifica si tienen o no tienen hijos. Y hay 1.707.700 hogares monoparentales (un adulto con hijos). Es decir, de los 6 millones y pico de familias con hijos, más o menos un 10-15% serán madres solteras, pero NO familias monoparentales. Todos los datos del censo del 2013 los podéis leer aquí.

Creo que más o menos ha quedado el asunto aclarado. Y ahora os preguntaréis porqué escribo esto. Hace unos meses, cuando escribí el engaño de las parejas de hecho mucha gente me dejó comentarios hirientes, que evidentemente no aprobé. En esos comentarios mucha gente me acusaba de no haberme casado para obtener ventajas por ser madre soltera. En mi caso, al hacernos pareja de hecho, mi estado civil seguía siendo soltera, aunque mi familia era una familia tradicional, no monoparental. La gente confunde a menudo los términos y creen que por no estar casados, tenemos alguna ventaja sobre ayudas y becas que puedan dar a las familias monoparentales, pero no es así.

Esta misma confusión la he visto muchísimas veces, personas que creen que por no estar casadas tienen algún derecho o alguna ventaja a la hora de solicitar ayudas sobre las que sí la están. De nuevo, hace unos días he visto que vuelve a surgir la confusión. El gobierno amplió el pasado día 9 una ayuda de 1200€ para familias monoparentales, que desde Enero se concedía a familias numerosas o con familiar discapacitado a cargo (toda la información se puede leer aquí) No voy a entrar en si está bien o no o en a qué personas deberían darle la ayuda, paso de polémicas de política. Pero a raíz de esta ayuda, he vuelto a leer comentarios en varias redes sociales de madres que se preguntaban por qué a ellas que estaban casadas no les daban ayudas y a las familias monoparentales sí. Mujeres que decían que como no estaban casadas iban a pedirla, a pesar de vivir en pareja, pues siguen confundiendo madre soltera con familia monoparental.

Así que aquí va mi granito de arena, para ver si la gente termina de aclararse de la diferencia entre ser madre soltera y ser familia monoparental.

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