Turnos en el trabajo: así afectan a mi maternidad
Desde que decidí ser enfermera, hace más de 20 años (empiezo a parecerme a Rose, de Las Chicas de Oro, recordando viejos tiempos) supe que esta profesión estaba ligada a diferentes turnos y claro, en aquella época de juventud, no me importaba nada. Ahora que soy madre no lo veo así.
Los años pasan y los turnos pesan. Y aunque no puedo quejarme sobre el tema de la conciliación como sí le pasa a mucha gente, el trabajo no es tan fantástico como debería ser. Es cierto que tener la jornada continua ayuda muchísimo. No te puedes ni imaginar lo agradecida que estoy por trabajar por la mañana de 8 a 15 y tener toda la tarde libre para hacer cosas con mis hijos. Pero cuando llegan los fines de semana y me toca trabajar ya no estoy tan agradecida. Y cuando tengo que trabajar por las noches…eso sí que me afecta como madre.
Trabajar por las noches cada vez me cuesta más. Hacer un turno de noche me afecta como persona y esto afecta a mi maternidad en mayor o menor medida.
Cuando trabajo de noche, esa misma tarde intento dormir un par de horas de siesta, para poder aguantar toda la noche despierta. Eso implica dos horas de tarde que pierdo para estar con mis hijos. Muchas tardes lo de dormir se vuelve complicado, ruidos en la calle y de los vecinos, la pequeña que no quiere echarse la siesta conmigo o la pequeña que quiere algo de mí y entra a despertarme… Me levanto, me preparo algo de cena para el trabajo y llevo a los niños a casa de los abuelos a dormir. Me voy a trabajar 10 horitas de nada y…la cosa no termina ahí. Porque aunque salga de trabajar, sigo perdiendo partes de mi maternidad. Al mayor no le veo pues cuando llego a casa de los abuelos ya se ha ido al instituto. A la peque sí me da tiempo a darle unos besitos antes de llevarla al colegio. Me acuesto un rato, 4 horas que me saben a muy poco, pues prefiero despertarme pronto para recoger a Sara del cole.

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Y llega la tarde después de la noche. La tarde en la que estoy muy afectada. La falta de sueño me altera bastante y estoy de mal humor toda la tarde. Después de comer intento dormitar un poco en el sofá pero resulta complicado, así que no duermo y no me aguanto ni yo. Soy como Sara cuando no duerme la siesta, estoy torcida. Me da mucha rabia porque esas tardes me enfado mucho con los niños, por cosas que normalmente no haría. Estoy deseando que pasen las horas para que se vayan a dormir y me dejen tranquila. Y me siento mal por eso.
Si consigo acostarme temprano, día superado, al día siguiente todo vuelve a la normalidad. Pero cuando tengo que trabajar dos noches seguidas, imagina esta situación duplicada. Además de pasar una tarde de mal humor por la falta de sueño, estoy de mal humor por pensar que me vuelve a tocar otra noche sin dormir. Una nueva mañana de sólo 4 horas de descanso y una nueva tarde de discusiones sin sentido con los niños.
Hay muchísimos trabajos en los que los trabajadores tienen que hacer distintos turnos y trabajar por las noches. Es necesario, lógicamente ni un hospital puede cerrarse por las noches ni la seguridad de una ciudad puede parar. Hay transporte, fábricas y muchos otros trabajos que se realizan las 24 horas del día. Pero eso no quiere decir que trabajar en ese horario sea bueno. Hay estudios que indican que trabajar en el turno de noche afecta a la persona en muchos aspectos de su vida, tanto en la salud como en la personalidad. Yo con los años cada vez lo llevo peor. Y lo peor es que en mi trabajo, hacer turnos de noche es obligatorio hasta los 55 años, momento en el que puedes decidir no hacerlo. Vamos, que una está mayor pero hasta los 55 todavía me queda mucho.
La nocturnidad afecta a mi maternidad. Y no me gusta nada la madre en que me convierte. ¿Trabajas de noche? ¿Cuáles son tus trucos para llevarlo con buen humor y no dejar que te afecte?