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La vida de un niño asmático

Tener asma es complicado, hace la infancia más difícil, sobre todo los primeros años, cuando cuesta controlar la enfermedad.

El asma es la enfermedad crónica más frecuente en niños. Se produce por la inflamación de los bronquios, lo que hace que la vía aérea se estreche, impidiendo el paso correcto del aire. En las crisis de asma, se produce disnea (dificultad para respirar), sibilancias (pitos que se oyen con la inspiración) y tos irritativa y los pacientes refieren sensación de ahogo. Además, en casos graves, puede estar acompañada de movimientos respiratorios con músculos accesorios, disminución de la saturación de oxígeno y cianosis (coloración azulada de labios y piel por la falta de oxígeno).

Hay varias situaciones que pueden desencadenar una crisis asmática: infecciones respiratorias, sobre todo en niños más pequeños, alergias ambientales (ácaros del polvo, epitelios de animales, pólenes, hongos…), humo de tabaco, frío, contaminación. También el ejercicio físico puede desencadenar una crisis.

El tratamiento está orientado al alivio de los síntomas en las crisis. Pero también a la prevención de las mismas. Para aliviar las crisis asmáticas se utilizan broncodilatadores de acción rápida, que abren los bronquios para permitir la entrada de aire. Cuando los síntomas aparecen con frecuencia, se añade medicación, como corticoides inhalados, que actúan sobre el bronquio como antiinflamatorios, medicación oral e incluso medicación subcutánea.

Como enfermera, y como madre de un niño asmático, quiero hacer hincapié en el uso correcto de los inhaladores. Es increíble la cantidad de pacientes que realizan una técnica incorrecta. Usar de forma inadecuada un inhalador hace que el tratamiento no sea efectivo, que se utilicen dosis más altas de las necesarias y aumenta el riesgo de nuevas crisis.

Tipos de inhaladores

  • Aerosol en cartucho presurizado – Al presionar el inhalador, se libera una dosis medida de medicación, que debe ser inhalada por el paciente. Este es el inhalador con el que más problemas he encontrado en mi día a día. Para un uso correcto, hay que seguir unas indicaciones:cartucho presurizado

o   Retirar la tapa del cartucho.

o   Agitar el inhalador varias veces para que el vehículo propulsor se mezcle correctamente con el medicamento.

o   La cabeza debe estar recta o ligeramente inclinada hacia atrás, nunca hacia delante, pues se cerraría la vía aérea.

o   Sostener el cartucho presurizado de forma correcta, cerca de la boca, y en posición vertical.

o   Exhalar todo el aire de los pulmones.

o   Introducir el cartucho en la boca, sellando bien los labios alrededor de la boquilla y vigilando que apunte hacia el fondo de la boca.

o   Presionar el inhalador para liberar la dosis y comenzar a hacer una inhalación lenta y profunda, hasta llenar completamente los pulmones.

o   Mantener la respiración unos 10 segundos, para dar tiempo a que el medicamento se reparta por el árbol bronquial.

o   Si necesita repetir las dosis, esperar 30 segundos y volver a empezar.

El problema en los cartuchos presurizados es que muchos pacientes no hacen un buen sellado con los labios, escapándose la medicación al exterior, colocan mal el cartucho y lo dirigen hacia la lengua o el paladar, con lo que la medicación se queda alojada allí y no llega a los pulmones o no coordinan el momento de exhalar, pulsar, inhalar.

  • Cámara espaciadora – Se usan con los cartuchos presurizados, mejorando así el manejo de los mismos, haciendo su uso más simple y mejorando su eficiencia. Es imprescindible su uso en niños, ancianos y personas con discapacidad, aunque la Sociedad Española de Alergología y la AEPED recomienda su uso siempre, sin importar la edad del paciente.camara espaciadora

o   Las cámaras tienen distintos tamaños, en pediatría es importante elegir una de pequeño volumen, para que el medicamento pueda ser inhalado en su totalidad.

o   Hasta los 3-4 años, la cámara se usará con mascarilla, que debe adaptarse correctamente a la cara del niño. Una vez que el niño colabore, es mejor usarla con la boquilla.

o   Agitar el inhalador varias veces antes de su uso.

o   Colocar el inhalador en el extremo de la cámara y la boquilla en la boca del paciente, con los labios bien cerrados. Si se usa con mascarilla, colocarla correctamente sobre la boca y la nariz del niño.

o   Liberar una única dosis del inhalador, con la cámara en posición horizontal. Inhalar lenta y profundamente, si se puede, aguantar la respiración unos 10 segundos, exhalar nuevamente dentro de la cámara y volver a repetir la inspiración. En los niños, es necesario realizar un ciclo completo inspiración/espiración unas 6 veces.

o   Retirar la mascarilla, esperar unos 30 segundos y volver a administrar otra dosis si es necesario.

o   Las dosis se realizan de una en una, nunca liberando varias pulsaciones del medicamento a la vez.

Las ventajas de usar la cámara son varias, empezando porque no necesitan coordinación entre pulsación/inhalación. Si la cámara es de plástico, lavar una vez a la semana con un detergente suave y dejar secar al aire, para evitar que se deposite ninguna partícula en el interior de la misma. Es mejor hacer la inhalación cuando el niño está tranquilo, si está llorando, disminuye el depósito pulmonar.

  • Inhaladores en polvo secoEl medicamento se encuentra en forma de polvo seco, que se libera en la dosis exacta tras la inhalación del paciente. Este tipo de dispositivo se recomienda a partir de los 6 años, pero es necesaria la colaboración del niño. Mientras no sepa realizarlo de forma correcta, es mejor seguir usando el inhalador en cartucho con cámara.polvo seco

o   Destapar el inhalador y cargar la dosis según las indicaciones del fabricante.

o   Expulsar todo el aire, con cuidado de no hacerlo dentro del dispositivo. La humedad podría hacer que la medicación se quedase pegada.

o   Ajustar la boquilla entre los labios y realizar una inspiración lenta y profunda durante unos segundos.

o   Sacar el inhalador de la boca y aguantar la respiración durante unos 10 segundos.

o   Si se precisa una nueva dosis, esperar 30 segundos y volver a repetir los pasos, cargando una nueva dosis de medicamento.

Como ventaja con los dispositivos de polvo seco, estos no necesitan coordinación entre pulsación/inhalación. Son de tamaño pequeño, por lo que se puede llevar a cualquier parte. La carga de la dosis debe realizarse justo en el momento de hacer la inhalación.

  • Nebulizaciones – Se utilizan cuando el paciente tiene una crisis tan aguda que es incapaz de inhalar con eficacia él mismo. Los medicamentos se transforman en pequeñas partículas de vapor, que el paciente inhala a través de una máscara o de una boquilla. En el hospital se usan conectados a una toma de oxígeno, aunque también se pueden usar en casa, con un equipo para nebulización.nebulizaciones

o   El paciente debe estar sentado o lo más erguido posible.

o   Conectar el equipo a la toma de corriente, preparar la medicación que se va a administrar. Es importante conocer la dosis de medicación que se necesita, el modo de preparación y por supuesto, el funcionamiento del equipo.

o   Durante el tiempo que dure la nebulización, el paciente debe permanecer callado y respirar de forma normal.

El problema de las nebulizaciones es que no se conoce con exactitud la dosis inhalada, además de necesitar más tiempo para la administración del mismo, inconveniente añadido con niños muy pequeños que se cansan rápido. Además, suelen ser máquinas bastante ruidosas, además de caras. Como ventaja, el paciente no tiene que realizar ningún tipo de esfuerzo para inhalar el fármaco y en casos muy graves, es el único modo de que llegue la medicación al árbol bronquial. Así mismo, humidifica la vía aérea, mejorando por tanto la mucosidad añadida.

Cuando tenemos un hijo asmático, las crisis asustan, y mucho. Más aún cuanto más pequeños son nuestros hijos. Nosotros llevamos 14 años conviviendo con esta enfermedad, que, por suerte, ha pasado de ser un asma grave a ser asma leve intermitente.

Durante los primeros años de vida de Lucas, nos pasábamos la vida en el hospital. Las crisis asmáticas eran frecuentes, agravadas sobre todo en invierno, por los virus respiratorios. Días en urgencias, noches en vela con ataques de tos interminables, innumerables ingresos… Los inviernos eran muy duros, enganchados a la medicación y con miedo a que cogiese ningún resfriado. Por suerte, es cierto que, al crecer y tener unos bronquios más desarrollados, las crisis dejaron de ser tan frecuentes y tan graves. Pero a día de hoy, el asma no ha desaparecido. Antes del ejercicio físico necesita una dosis de rescate del broncodilatador. Y en cuanto empieza el frío y algún virus entra por casa, volvemos a los corticoides inhalados durante todo el invierno. Los pólenes, los epitelios de algunos animales, le hacen tener un nuevo episodio de asma.

La adolescencia no juega un buen papel en todo esto. Al contrario, a pesar de llevar toda la vida sufriendo crisis asmática, al llegar a la adolescencia, la mayoría de los chicos se vuelven bastante irresponsables, olvidan tomar su medicación, olvidan llevar los inhaladores encima e incluso refieren encontrarse bien en revisiones de rutina, a pesar de escucharse ruidos respiratorios en la auscultación y disminución del flujo respiratorio en un espirometría. Yo tengo una lucha diaria con mi hijo por este tema. Y me altero cuando le oigo “pitar” y tengo que ser yo la que le recuerde que necesita su medicación. Y cuando le veo hacer mal la técnica de inhalación, uf, cada día enseñando a los pacientes a usar bien los inhaladores y mi propio hijo lo hace mal por prisa o vaguería. ;-(

Uno de los principales problemas al que nos enfrentamos todos los padres de niños asmáticos es el tabaco. El tabaco es un toxico, que inflama los bronquios y disminuye el rendimiento deportivo, además de todos los peligros potenciales que encierra. Pero no sólo si el paciente asmático fuma, también si está en un ambiente con humo se puede desencadenar una crisis. La educación sobre este tema es importantísima, recordarles las crisis anteriores y lo mal que lo han pasado, para que sean conscientes del peligro al que se exponen si fuman.

Con el tratamiento y el cuidado de los pacientes asmáticos, lo que se pretende conseguir es que hagan una vida completamente normal. Disminuir los síntomas, que no falten a sus actividades diarias, conseguir un buen descanso nocturno.

Para mantener sano el sistema respiratorio, hay que seguir una serie de recomendaciones, que sirven tanto para asmáticos como para el resto de la población:

  • Evitar el tabaco y el humo del tabaco
  • Evitar las infecciones respiratorias, con una correcta higiene de manos, ventilando la casa, cubriéndose la boca al toser/estornudar y administrándose vacunas si el médico así lo aconseja.
  • Evitar el contacto con sustancias irritantes
  • Practicar una actividad física de manera regular

Si eres padre de un niño asmático y quieres conocer más sobre esta enfermedad y sobre todo, quieres que tu hijo también sea consciente de ello y de que puede llevar una vida completamente normal, desde la Sociedad de Neumología Pediátrica nos recomiendan el cuento Busca a Guille.

La vida de un niño alérgico a alimentos

La alergia es una reacción exagerada del organismo a una sustancia. En una alergia alimentaria, el organismo reacciona ante las proteínas de un alimento, por contacto, ingestión e incluso inhalación. Tener una alergia alimentaria no es ninguna tontería. Una alergia de este tipo, si está mediada por Inmunoglobulinas, pone en riesgo la vida del que la padece.

A los 9 meses descubrí que Lucas era alérgico al pescado. Estábamos los dos solos en casa, cenando. Se comió un trozo de gallo a la plancha y enseguida lo escupió llorando (no era la primera vez que lo comía). Pensé que se había quemado así que el siguiente trozo lo soplé bien, pero de nuevo la misma reacción. No insistí más, de lo que me alegro infinito. Me giré un momento para prepararle otra cosa de comer y al momento allí estaba mi pequeño, con los ojos medio cerrados, los labios hinchados, el cuello lleno de habones. El susto fue mayúsculo y el camino hasta el hospital terrible, conducir mientras sabes que tu hijo está fatal y no puedes verle. Desde entonces, hemos tenido muchos sustos.

Muchas alergias diagnosticadas en la infancia suelen resolverse a los largo de los años, por suerte para el paciente. La alergia al pescado, por el contrario, es de difícil curación y muchos niños alérgicos seguirán siéndolo en la edad adulta.

Con Lucas el peregrinaje por la alergia ha sido duro y complicado. Con 14 años sigue siendo un niño muy alérgico.

En el colegio tuvimos bastantes problemas. Es cierto que cada vez hay más niños alérgicos y que los colegios están cada vez más preparados para este tipo de situaciones. Pero la realidad es bien distinta. Si eres madre/padre de un niño alérgico sabrás de lo que hablo. Evitar un alimento parece sencillo, pero no siempre lo es. Es fácil que el niño no coma merluza. Pero ¿qué ocurre cuando la comida lleva el alérgeno oculto? La familia de un niño alérgico se vuelve experta en leer etiquetas, cosa que no siempre ocurre en los comedores escolares. Fríen empanadillas de atún y ahí van, en el plato de tu hijo y al rato te están llamando para que vayas corriendo. O una rica paella….a la que han puesto como ingrediente estrella, caldo de pescado. Cada mes, la circular del comedor era estudiada exhaustivamente, para ver todo lo que podía causar alergia al niño. Aun así, a pesar de que en el comedor aprendieron a evitar esos alimentos, seguimos teniendo sustos: comidas cocinadas con aceite de haber frito pescado; niños de poca edad comiendo unos al lado de otros y salpicando accidentalmente comida al plato de mi hijo… Después de unos años y varios sustos que nos hicieron acudir a urgencias, terminé quitándole del comedor.

No solo en los comedores escolares hay problemas. Comer fuera de casa a veces es una misión de riesgo. Un verano antes de nacer Sara, nos fuimos de un restaurante. El niño quería croquetas que evidentemente, freían en la misma freidora que todos los fritos y no querían hacérselas en una sartén. También se negaron a hacerle patatas fritas en aceite limpio exclusivo para él. Así que muy ofendida, me levanté y nos largamos. Por suerte, en la mayoría de los sitios, en seguida se ofrecen a hacer comida especial para Lucas y no hay problema. Otra vez en otro bar, Lucas pidió un sándwich mixto, ¡un sándwich mixto! Pan de molde, jamón y queso, ¿qué problema podría haber? A los pocos bocados empezaron a picarle los labios, a hincharse, a tener urticaria…Interrogamos al cocinero y resultó que había tostado el pan en la misma plancha en la que hacía el pescado. ¡Alucinante! Podría contarte cientos de anécdotas y de sustos.

Y de pronto tu pequeño alérgico se hace mayor y quiere irse de campamento de verano con sus amigos. Y tú vives una semana con el corazón en un puño, deseando que no te llame nadie a la hora de la comida. Por supuesto, él va cargado con la adrenalina autoinyectable y los monitores te han asegurado que controlan de alergias, pero hasta que vuelve sano y salvo, el susto no te lo quita nadie. Este verano…va a irse 11 días de campamento en Julio, a ver cómo lo llevo.

A pesar de todos los controles, de estar pendiente de todo, hay veces que algo se tuerce. Y así nos pasó el viernes, que pasamos la tarde en urgencias. Y lo peor de todo es que fue culpa mía. Un despiste y mi hijo tuvo una reacción alérgica moderada. Al recoger a Sara del colegio fuimos a los precocinados a por un pollo asado. Allí Sara decidió que quería un San Jacobo y se lo compré. Sólo para ella, pues tengo claro que Lucas no puede comer ningún frito fuera de casa. Ya en casa, Sara sólo se comió la mitad y dejó el resto en el plato. Yo esa noche trabajaba y estaba deseando irme a dormir un rato para aguantar toda la noche despierta, así que dejé el plato en la mesa. Cuando Lucas llegó del instituto, además del pollo, vio el San Jacobo en el plato…y se lo comió. Media hora después me despertó con un fuerte dolor abdominal, diarrea y varios vómitos, además de tener la tensión baja, estar pálido y mareado. Pensé que sería una gastroenteritis. El pobre, hecho polvo como estaba se tumbó en el sofá y se quedó dormido. Un rato después, estaba lleno de habones. Las orejas y los labios se le habían hinchado, tenía sibilancias al respirar, los ojos rojos, el cuello, las axilas y todos los pliegues estaban llenos de urticaria. Cuando caí en los restos de San Jacobo que habrían frito en el mismo aceite que el pescado de los precocinados, se me cayó el alma a los pies. Tanto control, tanta educación sanitaria y se había puesto así por mi culpa. Le di medicación, tomó broncodilatadores y nos fuimos a urgencias donde acabaron de curarle. Por suerte la cosa quedó en un susto, una reacción alérgica moderada con afectación respiratoria, gastrointestinal, urticaria y angioedema y a las 9 de la noche toda la alergia había revertido y Lucas se encontraba bien. Y eso sólo por comer algo que se había cocinado en aceite contaminado con proteínas de pescado. No quiero pensar qué habría pasado si hubiese comido pescado.urticaria

La alergia alimentaria en una cosa muy seria. No podemos bajar la guardia ni un momento. Los accidentes existen y hay que estar preparados para ello. Ojalá sea el último accidente en mucho tiempo.

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