Es la hora de dormir. Hoy se nos ha hecho un poco más tarde de los normal, porque hemos tenido visita. Pero, el ritual es el mismo, sea la hora que sea. Hace unas noches que no hace falta dar paseos para que se quede tranquila.
Simplemente, me siento en la cama, apoyada en dos cojines y la abrazo. Ella busca el pezón, con la mano que le queda por debajo, busca la tela del pijama y la sujeta fuerte. Y la mano de arriba me acaricia. Posa suavemente su manita en mi pecho y la mueve, me hace cosquillas suaves, hace círculos. Y canta. Hace ruiditos mientas mama, pienso que es su canción para dormir. Desde que nació, siempre le canto la misma canción por la noches, Pimpón. Y ahora, ella también la canta, a su manera, me acompaña.
Todo a la vez. La mano que sujeta la el pijama, la mano que me acaricia, su canción y sus grandes ojos, que me miran fijos. Y mientras yo voy cantando bajito y acariciándole el pelo, ella va cerrando sus preciosos ojos.
Ya se ha dormido, respira lenta y profundamente, hace un rato que dejó de cantar y su mano reposa quieta en mi pecho. Sus labios siguen rodeando mi pezón. Pero me quedo aquí un rato más. Este momento tan tierno que vivimos cada noche.
Sigo aquí, sentada, esperando hasta que esté profundamente dormida. Ahora aprovecho para escribir, contestar mails, y organizar en mi cabeza lo que vamos a hacer mañana. En un ratito la soltaré en la cama. Siempre abre los ojos cuando la suelto, me mira, ve que todo está correcto y los vuelve a cerrar.
Y así seguirá dormida, hasta dentro de unas horas (a veces dos, a veces cinco), en que busque de nuevo mi pezón. Pero en esos momentos, ya no necesitamos canciones, solo con la teta, nos quedamos las dos dormidas en un tierno abrazo.
Que tengáis dulces sueños.
Comentarios en: "Ritual nocturno" (3)
Que bonito, Diana.
Yo me traigo a Hugo del baño y mientras le pongo el pañal limpio y el pijama dejo la luz de la mesilla de noche encendida. Después me acuesto con él y le doy el pecho acostada, le voy acariciando la carita y el canturrea, hasta que se le va quedando el ojillo en blanco. Sé que está profundamente dormido cuando me suelta el pezón y se queda con la boquita abierta. La mayoría de las veces me quedo dormida antes que él… y nos quedamos ahí los dos, abrazaditos, calentitos, hasta la siguiete toma, en la que no me hace falta sacarme el pecho, porque ya me habré quedado dormida con la teta fuera 🙂
Un besito, guapas
Jajaja, Rebeca, entiendo lo de dormir con la teta fuera.¡¡ Quien me ha visto y quién me ve!! Yo soy súper friolera y en invierno siempre he ido con jerséis de cuello vuelto y en casa más tapada que una monja. Pues ahora, siempre ando escotada por la calle y en casa, compré pijamas de botones y siempre voy desabrochada. ¡Libre acceso a la teta totalmente! Duermo con la teta fuera. Y el resto del día, casi, casi, porque Sara ya se acerca y me abre la ropa para servirse ella misma.
Besitos
Que bonito!!!! La verdad es que yo no tengo muchas oportunidades de dormir a la pequeña, siempre quiere dormirse con mamá (totalmente comprensible), pero hay veces que puedo disfrutar del placer de dormirla. Alguna vez cuando me levanto con ella por la mañana y al rato le entra sueño (a ver cuando entiende que los domingos no hay que levantarse a las 8 jejeje), alguna otra vez que mamá está muy cansada o tiene cosas que hacer y una vez que mamá no estaba en casa (Oh Dios Mío!!!!!!!). Y la verdad es que es maravilloso tenerla entre los brazos, como te mira y te acaricia, ver como se le van cerrando los ojillos, notar como se le relajan los brazos cuando se va quedando profundamente dormida, cuando apoya su cabecita en tu pecho y lo relajada y tranquila que se queda entre tus brazos. Es algo que todo el mundo debería experimentar en su vida. Te quiero Sara!!!!!