No hay mejor lugar que los brazos de mamá

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Descanso navideño

Estos días que se acercan van a ser un poco complicados para mí. Por una parte, son unas fechas bastante tristes. La Navidad nunca ha sido una de mis fiestas favoritas, pero desde hace un año, lo son aún menos. Las navidades pasadas fueron las primeras que pasé sin Jose y me resultaron muy duras, estos días tan familiares, de tantos compromisos y pensar que él no estaba con nosotros. Y este año no va a ser menos, ya llevo unos días notando más su ausencia si cabe, pensando en él, en lo que haríamos, en lo que pensaría, en lo que disfrutaría con Sara.

Por otro lado, las vacaciones navideñas están llenas de tiempo para hacer cosas junto a los niños, ya tengo unas cuantas cosas planeadas, así que no me dejarán mucho tiempo para escribir en el blog, por lo menos no con la asiduidad con la que lo vengo haciendo hasta ahora.

Pero no voy a desaparecer quince días, pues tengo algunas cosas pendientes. En estos días encontraré tiempo para contarte una nueva experiencia en el circo, sí, has oído bien, el circo. Después de la mala opinión que me forjé hace un par de semanas en el horroroso Circo Mundial, desde el Teatro Circo Price se pusieron en contacto conmigo para invitarme a vivir una tarde mágica con ellos y quitarme ese mal sabor de boca que me había dejado mi anterior experiencia. Me aseguraron que no usaban animales salvajes en su espectáculo, ellos creen que un circo respetuoso con los animales sí es posible. Así que mañana vamos a ver si espectáculo. También tengo pendiente una nueva review de otra copa menstrual, que en esta ocasión viene con sorteo. Te contaré cómo es trabajar una Nochevieja en el hospital y tomarse las uvas sin mis hijos. Y un breve resumen de los 3 años de andadura que lleva ya mi blog.

Así que no me voy del todo. Es sólo un periodo vacacional más relajado. ¡Espero que estés ahí para leer lo que tengo que contarte!

No me gusta el circo

No recuerdo la última vez que fui a un circo de esos de carpa, desde luego era pequeña y lo único que recuerdo es que no me gustaba. Así que nunca más volví. Cuando Lucas era pequeño, mis padres le llevaron una vez a uno de esos que ponen cada año donde vivimos, yo no quise ir.

Y entonces llegó la cita anual con el circo en el Teatro Price. Cada año, el Colegio de Enfermería de Madrid invita a sus colegiados a una fiesta navideña y siempre lo hacían en el Price. A ese circo sí me gustaba ir. Era diferente a lo que yo recordaba, una puesta en escena muy cuidada, unas actuaciones estupendas y aunque siempre hay cosas que gustan más y otras que gustan menos, por lo general la valoración era positiva. He llevado a Lucas muchos años y a Sara la llevé por primera vez con 1 año y 9 meses; no se movió del sitio, la música, las luces, las personas volando por los aires atraían su atención.

En cambio este año ha sido decepcionante. El Colegio de Enfermería ha cambiado su costumbre y nos han invitado al Circo Mundial, uno de esos de carpa que ponen cada año en Madrid. Reconozco que la idea no me hacía mucha gracia, pero por los niños, hemos ido. Y he salido asqueada y decepcionada.

El circo, después de tantos años, no ha cambiado, sigue siendo ese lugar bajo una carpa roja donde maltratan a los animales.

circo leones

Este era el domador y en esta foto hay pocos leones…

La primera de las actuaciones fue la de un “famoso” domador de leones. Saco a la pista a más de 25 leones y un par de tigres. ¿Puedes imaginar tantos animales juntos en una pista de circo? No tenían espacio para moverse. Los pobres animales tenían cara de pena, de verdad. Cada vez que el domador daba con el látigo en el suelo, cerraban los ojos y escondían la cabeza, asustados. Se me estaba poniendo mal cuerpo, pensando en qué condiciones vivirían todo el año esos pobres animales, confinados en espacios muy reducidos, transportados de un lado a otro continuamente de cualquier forma, seguro que encadenados, castigados de manera sistemática para “aprender a obedecer al amo”. Y que no me intente convencer nadie que los animales de circo viven bien, porque es imposible. Si vas al zoo y tienen dos leones en un espacio que me parece pequeño… ¿imaginas el espacio que necesitarán 25 leones para poder andar, no digamos para correr? Imposible hacer eso en un circo.

Un rato después sacaron a un enorme elefante africano, sólo para que lo niños se subiesen a hacerse fotos por el módico precio de 10€. Un animal tan enorme necesita un espacio enorme para vivir, espacio que tampoco le ofrecen en un circo ambulante, está claro. Espero al menos que el dinero que sacaban de las fotos lo invirtieran en comida para el animal.

Ya estaba bastante revuelta y nerviosa, Lucas no estaba disfrutando del espectáculo y Sara, al contrario que otros años, no paraba quieta, se aburría durante las actuaciones…cuando llegó la hora de los perros. Un espectáculo imitando a los “101 dálmatas”. Imagina mi cara cuando vi que había unos cuantos dálmatas, pero también había dos o tres perros pintados de blanco y con lunares negros. ¿Es la pintura segura para la piel del perro? ¿Los perros serán como Sara, que les encanta que les maquillen, o por el contrario será una tortura para ellos? Muchísimos perros entrenados haciendo monadas en la pista. Sacaron a un chihuahua (pintado de lunares) de un barril en el cuello de un San Bernardo. Vale que esos perros son pequeños, pero tanto como para estar ahí metido… Y después, de un piano, empezaron a salir perros y más perros. ¿Cómo estaban todos esos perros ahí metidos? En ese momento, decidí que el circo había llegado a su fin para nosotros y nos marchamos. Los niños no pusieron ni una pega, Sara estaba agotada y aburrida y Lucas, como yo, alucinado de lo que hacían los animales.

Después de esta nefasta experiencia tengo muy claro que no vuelvo al circo. Si las próximas navidades vuelven a invitarnos a este tipo de espectáculo, desde luego que conmigo no cuenten.

Y tú, ¿qué opinas del circo?

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