No hay mejor lugar que los brazos de mamá

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¿Por qué las salas de espera son tan pequeñas?

Mi querida amiga Una mamá muy feliz, me deja esta reflexión:

Que digo yo, ¿¿por qué hacen las salas de espera de los pediatras tan pequeñas?? ¡¡¡Como si los bebés fueran solos a consulta!!! El bebé, la madre del bebé, la abuela del bebé…y el cochecito, que de “ito” tienen poco.

Hay una chica en mi pueblo que se ha comprado un cochecito ¡¡¡que es un carro de combate!!! cuando la veo venir de frente… me tiro a la carretera de cabeza, va ocupando toda la acera y como va detrás del tanque no ve por donde va. Habrá pensado eso de “burro grande ande o no ande”, desde luego tiene ahí coche hasta que el niño se vaya a la universidad, eso es amortizar una compra…

Bueno, a lo que iba, llegas a la consulta, abriéndote paso entre la multitud, que esa es otra, ¿por qué están sentados más cerca de la puerta de la consulta los que tienen la cita más tarde? Aferrados a su asiento, como si se tratara una butaca de la opera de Viena que cuesta un ojo de la cara, mirándote con cara de asesinos y preguntas, “¿por qué hora va?” y nadie te contesta. Pensarán “¿se lo digo o no?. Señora, esto no es lo sabe/no lo sabe, voy a pasar de todas formas cuando me toque…

A esto, tu bebé empieza a llorar, normal, llegamos de la calle a 0ºC y nos metemos en un horno con gorro, bufanda, saco del carrito; Por cierto, la chica del carro de combate le pondrá un nórdico de cama grande al capazo… ¿Por qué pondrán la calefacción tan alta? ¡¡¡Si con la amplitud que tiene la sala de espera nos damos calor humano!!! Tienes que coger al bebé en brazos…en un portabebé por supuesto…y tienes que sentarte en las típicas sillitas que hay en todos los pediatras, se supone que son para los niños, pero, oye, que al final se sientan los mayores, porque los bebés son muy pequeños para sentarse y los grandes pasan de estar ahí sentados.

Hablando de niños grandes, ¿hasta q edad se tiene pediatra? El otro día había allí un chico ¡¡con un bigotón!!… que en lugar de con su madre,  podía haber ido con su novia. Bueno, por fin te sientas, con las rodillas en la garganta, el bebé en brazos muy feliz, y tu madre, cual moscón, diciendo: “si ya te toca, vete para la puerta, pues hasta que lleguemos a la consulta…deberíamos acercarnos”. La miras con cara de asesina, que debe ser algo intrínseco a las salas de espera y… en ese momento te llama el pediatra, y hasta que llegas a la consulta, vas espachurrando con el carrito los pies de todos los allí sentados… nada y ¡¡que no se cantean!! Pues señora, si le atropello el juanete se aguanta. Y más si lleva el cochecito la abuela, que para ella las ruedas giratorias son alta tecnología y no controla, no…yo le digo, “mamá, tu pa’lante, si esto es todo terreno, cuando llegues a la puerta apuntas para entrar sin llevarte el marco”.

¡Qué estrés!

¡¡¡¡¡¡Pero al fin estamos dentro!!!!!!!!!

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